Rosario, como toda ciudad dinámica, atravesó constantes modificaciones arquitectónicas al compás de los cambios de hábitos y actividades de sus habitantes. Pero guarda, como anclaje de tanta transformación, resquicios, pequeñas huellas cada vez más aisladas, que le permiten exponer a la vista su historia. Un ejemplo es lo que hoy se conoce como el Pasaje Pan y la Galería del Pasaje, lindera al este por calle Córdoba. Esa edificación que atraviesa la manzana para dar a otra salida por calle Santa Fe conserva, a través de sus diferentes usos y estilos, parte de un encanto que la acerca a lo mítico y mágico.
El hotel Universal funcionó hasta fines de la segunda década del siglo XX en Córdoba 104 (hoy 940) y fue demolido en 1973
La escritora, maestra y periodista Carlota Garrido de la Peña relata por los años 30, en uno de sus libros, los primeros momentos del lote que pertenecía a sus familiares. Ella y su colega, además de prima, Elvira Aldao de Díaz, cuentan sobre el Hotel Universal que edificó el padre de la segunda, Camilo Aldao, el primero de tres pisos en la ciudad. Funcionó hasta fines de la segunda década del siglo XX en Córdoba 104 (actual Córdoba 940) y fue demolido en 1973.
Es el terreno donde hoy se levantan el Pasaje Pan y la Galería que, originalmente, pertenecía a la familia Esquivel. Bastante después, lo compró Fermín Lejarza. Ya estaba edificada la casa de varios salones y otros tantos patios que atravesaba la manzana.
Ana María Ferrini, licenciada en Letras y fundadora del grupo de Facebook Basta de Demoliciones, recordó ante El Ciudadano. Prefirió remitirse a la descripción de Carlota Garrrido de la Peña en el libro Reminiscencias.
“El solar de mis antepasados señala el sitio más florido de la urbe, hoy se abre allí el Pasaje Pan en un solo lote con el antiguo Hotel Universal, primera casa de tres pisos que se construyó en la ciudad como avanzada de los rascacielos rosarinos. Todavía en 1934 se conserva tal cual se levantó no poco humillado de los progresos arquitectónicos que lo rodea. La casa modesta de mis abuelas Cierna Esquivel estaba cimentada hasta 1871 cuando Joaquín Lejarza edificó la morada de los suyos considerada una mansión señorial”, escribió Carlota y relee Ferrini. “Al transitar por esa vereda y deslizar la mirada en el pasaje gruñido de mosaicos evoco a mi madre y tías Esquivel en las tardecitas de verano. La propiedad deslindaba con cercos de madreselva para llevar abreviando caminos hasta calle Santa Fe”.
Fue el primer hotel de tres pisos, construido por Camilo Aldao en 1869
Carlota Garrido de la Peña dejó fijada en papel sus impresiones de la casa de sus tías: Laureleana y Magdalena, troncos después de las familias Venegas y Grandoli. “En medio siglo y un lustro transcurrido, esa casona de ancho portal y escalera de madera que lleva el número 888 de calle Santa Fe se prolonga hasta calle Maipú. No se modificó. Es social e histórica porque allí vivió y murió la primera presidenta de la Sociedad de Beneficencia de Rosario“, escribió.
También se remitió a un libro de su prima Elvira: “Narra con afinidad hechos nimios para las engreídas (generaciones) modernas que no quieren saber nada con lo antiguo, preocupadas de vivir en el presente”. Y siguió Carlota con su elogio: “Elvira ha tenido la valentía de contar minucias a las contemporáneas”.
Ferrini elige otro pasaje de Carlota: “Mi madre vendió su hijuela –partición que se da a cada uno de los herederos– paterna al señor Camilo Aldao, que en el mismo sitio, animado de su espíritu de progreso, hizo edificar años después la gran casa para instalar el primer gran hotel rosarino”.
Hotel Universal
Fue el primer hotel de tres pisos construido por Camilo Aldao en 1869. Tenía habitaciones sobre galerías abiertas, con uno o dos cuartos de baño por piso, superpuestas con balcones de hierro y que daban a grandes patios. El más amplio y central tenía el piso de mármol blanco. Estaba ubicado en Córdoba 104, hoy 940, entre San Martín y Maipú, y en él se alojaron figuras de la época, especialmente del ámbito político.
Leandro Alem, uno de sus habitués, se reunió en La Universal para organizar la revolución radical de 1893
Elvira Aldao de Díaz, prima de Carlota, evoca los momentos de su niñez que vivió allí.
Inaugurado en enero de 1871, exactamente cuatro años después fue habilitado como hotel, uso que mantuvo por más de cuatro décadas. En 1933, ya eliminada la planta superior, fue sede del Club Universitario hasta que esta entidad deportiva se instaló en su propio espacio. La demolición llegó en 1973.
Federico Dunger, miembro del grupo de Facebook Fotografías y Estampas del Rosario Antiguo, posteó que el Universal fue testigo de grandes bodas y aniversarios. Su comedor era uno de los más prestigiosos de la ciudad. El vino de su bodega privada era lo más solicitado. Tuvo el privilegio de ser uno de los primeros de la ciudad en contar con un teléfono particular: estaba en conexión directa con el Club Social, que se encontraba enfrente.
La decadencia de su prestigio de elite fue sellada con el mote de «Hotel de los chacareros»
Los clientes ministros, legisladores y diplomáticos hicieron que el hotel fuera señalado como espacio singular del intercambio político. Tanto que Leandro Alem, uno de sus habitués, se reunió allí para organizar la revolución radical de 1893. También de allí partieron sus seguidores para tomar la Jefatura Política de calle Buenos Aires y Córdoba.
Junto al hotel, y aprovechando la «elegante» clientela que lo visitaba, se instaló la Peluquería de Nachez, a la que su dueño atendida bajo el afrancesado «Monsieur Nachez» con el que le gustaba que lo nombraran. Era la más distinguida y lujosa de la ciudad.
La instalación en Rosario de hoteles más modernos fue el principio del fin para el Universal. Perdió su señorial prestigio hacia fines del siglo XIX al compás del descenso de encumbramiento social de su clientela. Ya por entonces era común que alojara a gente del campo, ajena a la elite. Y le rebajaron la estirpe al nombrarlo como el «Hotel de los chacareros».
Carlota Garrido de la Peña
Nació en Mendoza el 2 de agosto de 1870 y murió en Coronda el 19 de julio de 1958. Fue escritora, maestra y la primera periodista mujer en Santa Fe. Ana María Ferrini recuerda que enviudó muy joven, cerca de los 26 años, y que tenía cuatro hijos. Se empleó en el Ministerio de Educación y era la encargada de llevar el dinero de recaudación de las escuelas, tarea que realizaba con temor a ser asaltada según ella misma admitía.
El 15 de junio de 1895, fundó la revista El Pensamiento. Como periodista, solía escribir artículos para diarios como el cordobés Los Principios, el santafesino La Nueva Época, el salteño El Cívico o La Acción y La Capital de Rosario. También, para las revistas del Consejo Nacional de Mujeres o la de Derecho, Historia y Letras de Buenos Aires.
Escribió varios libros y novelas. Trabajo para Semana Gráfica, una revista semanal que se publicó entre 1922 y 1924. Allí compartía espacio con artículos de Gabriela Mistral y Alfonsina Storni en la sección “Temas de la sociedad (Entre nosotras)”, luego mutada a “Temas femeninos (entre nosotras)”, un apartado con claro sesgo de género.
La Escuela Estatal N° 844 de Coronda fue nombrada Carlota Garrido de la Peña en su honor.