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Crónicas veraces de la lúdica deportiva que mueve al mundo

“Juego, luego existo”, del periodista Ezequiel Fernández Moores es una recopilación de artículos y extractos de textos publicados en distintos medios, una pasión que tomó forma de libro y que el autor espera “que sirva para algo”

“Cuando escribís una historia, por lo general, te enfocás en un punto definido, en un aspecto del fenómeno. Es tan importante la precisión del relato como tener en claro como está el bosque”, dispara Ezequiel Fernández Moores.

Con él hablamos a propósito de la reciente aparición de su último libro Juego, luego existo. Y la referencia vale, porque el texto es una recopilación de más de 50 artículos y otros tantos extractos de textos publicados en distintos medios gráficos a lo largo de sus más de 40 años de profesión. Es decir una pasión que tomó forma de libro y que repasa su práctica periodística.

La esencia del fenómeno

Es que Fernández Moores es tal vez el mejor exponente de una rica trayectoria de la prensa argentina en materia de periodismo deportivo, con lo cual el producto hecho libro es tan contundente como necesario.

Recorrer sus páginas es, sin que sea esa la pretensión excluyente del que lo aborda, una lección de historia con mayúscula y un entramado de historias de sujetos en relación con su contexto social, donde desde el deporte se pone el foco en un conjunto de aspectos que se alejan del vulgar entretenimiento para posar su mirada en la esencia del fenómeno y así aproximarse a entender por qué suceden las cosas de determinadas y distintas maneras.

Y esas historias tienen la contundencia del dato preciso e incuestionable. “El aporte de la información dura la aprendí en mi trabajo de agencia, siempre me preocupó ser riguroso. Me aterra cometer un error por la injusticia que genera”, afirma Moores en una clara definición de aquello que todavía mantiene a salvo ciertas expresiones del periodismo, el de preocuparse por la verificación de la data dura que hace verificable la información o noticia que se desarrrolla.

Ejercicio lúdico

Pero además, hay en el relato una estética literaria que encaja sin fisuras con la contundencia del recorte empírico. Así, forma y contenido no sólo están equilibrados, sino que dan paso a una construcción discursiva que es casi imposible separar. Sin embargo, el texto se podría abordar desde las dos perspectivas: como material de consulta sobre hechos deportivos o relacionados con el deporte, muchos de ellos desconocidos, no sólo para el gran público sino para profesionales de la comunicación; y también por el ejercicio lúdico de la lectura literaria.

Casualidad o no, por forma y contenido, buena parte del libro nos recuerda al medular texto de la década del 70 de Eduardo Galeano, Las Venas abiertas de América Latina.

A los que crean que la afirmación es un tanto exagerada, los invito a realizar el ejercicio:, el resultado será pura ganancia y un placer infinito. El libro, que recorre con sus crónicas más de 40 años de periodismo deportivo nos deja también cruciales enseñanzas de la práctica profesional.

En efecto, es altamente recomendable la reflexión sobre “las fuentes de información” (página 158) que en pocas líneas, en la posdata del capítulo tres, nos regala una “lección” básica que ningún periodista debería ignorar. O el prólogo del capítulo dos, “Los artistas”, una pintura acertada de nuestra idiosincrasia.

Pensar con la cabeza propia

Además Moores nos contagia el respeto por los colegas, pero sobretodo, al pensarse como un trabajador de la comunicación,  padece lo mismo que muchísimos compañeros de distintos medios con la brutal precarización laboral de los trabajadores de prensa.

Es el mismo tipo que dice que “que es imperdonable copiar, hay que pensar con cabeza propia”. Y agrega: “La verdad, no sé para quién escribo. Me preocupo por no subestimar ni sobreestimar a nadie. Sólo espero que sirva para algo lo que digo”.

En relación a la “biblioteca del deporte más grande del mundo” que dice tener, aclara que es una “humorada incomprobable”, pero, como al pasar, nos cuenta que lee en inglés, italiano y portugués y “me defiendo en francés”. Tal vez como afirma Fernández Moores, sea chiste lo de la biblioteca, lo que parece más cercano a la realidad son las desmesuradas lecturas de todos los deportes. En este libro pueden leerse artículos y notas de prácticas deportivas diferentes y muy heterogéneas; imperdibles son aquellas que, por ejemplo, mencionan leyendas del fútbol, como un pasaje de la vida de  Garrincha, cuando estando en Roma, se relaciona con Chico Buarque, el músico brasileño que se encontraba exiliado. Ese relato surge del mismo compositor y cantante carioca muchos años después, de primera mano y a oídos del autor de Juego luego existo.

Espíritu crítico

“Tengo mucho respeto por los libros de los colegas porque  implica años de trabajo, y respeto mucho el trabajo que desarrollan”. Para algunos, este libro puede ser un texto incómodo; es que la abundancia de información expone a muchos actores diferentes y probablemente, como se sabe, todo lector tiene su corazoncito. Pero también para ellos es recomendable su lectura. Un tema para valorar es la selección de textos hecha por el también periodista deportivo Alejandro Wall y sobretodo los extractos (buena parte de los materiales son más extensos), que representan con una precisión asombrosa el espíritu completo del texto. En este sentido, es de destacar el capítulo 11, titulado “Hora de cierre” y dentro de él la ponencia de Fernández Moores en la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación (Colpin) en 2012, en donde interpela a sus pares, a las empresas y fundamentalmente pone de manifiesto el vital espíritu crítico para comprender fenómenos en apariencia menores pero que constituyen microclimas de las relaciones de poder. Juego, luego existo es un muy buen libro. De inevitable consulta. Pero lo más importante es que es un texto tan necesario como imprescindible.

Una trayectoria con mucho peso específico

Ezequiel Fernández Moores (Buenos Aires, 1957) comenzó a trabajar como periodista con la Copa Mundial de Fútbol en 1978 para Noticias Argentinas (NA), el mismo año en que egresó del Círculo de la Prensa. Siempre trabajó en agencias de noticias: Diarios y Noticias (DyN), de1982 a 1989, y Ansa de 1989 a hoy. Colaboró con las revistas El Periodista, Playboy, Tres Puntos, TXT, El Observador, Mística y Un Caño, y en los diarios Página/12 y Olé, además de El País (España), entre otros. Desde 2007 escribe para La Nación y también para The New York Times (en español), La Gaceta (Tucumán) y El Día (La Plata). Trabajó en numerosas radios, actualmente en AM 750 y en Radio de la Ciudad. Fue guionista de documentales de TV y escribió dos libros: Díganme Ringo y Una breve historia del deporte argentino. En 1999 TEA lo distinguió como uno de los diez periodistas de esa década, y en 2017 ganó el Konex de platino al mejor periodista deportivo de los últimos diez años. Fue docente y expositor en conferencias en la Argentina y en ciudades como Berlín, Copenhague y Reikiavik.

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