El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de La Plata condenó a Javier «La Hiena» Quiroga y absolvió a Osvaldo «Karateca» Martínez, los dos acusados por el cuádruple crimen de tres mujeres adultas y una niña, quienes fueron asesinadas a golpes y cuchilladas en una vivienda de La Plata en 2011.
La decisión de los jueces Ernesto Domenech, Andrés Vitali y Santiago Paolini fue recibida con abucheos y gritos por parte de los familiares de las víctimas, quienes acusaron a los magistrados de «corruptos», lo que provocó que se desalojara la sala.
La resolución completa se dará a conocer mañana viernes a las 17, aunque ya se dictó veredicto condenatorio para el albañil formoseño Quiroga (35) como autor de los crímenes de Bárbara Santos (29); su hija, Micaela Galle (11); su madre, Susana De Barttole (63), y una amiga de ésta, Marisol Pereyra (35).
El fiscal del caso, Alvaro Garganta, había solicitado para ambos imputados una condena de reclusión perpetua, al considerarlos «coautores» de los delitos de «homicidio simple en concurso real y triple homicidio criminis causae», pero el tribunal solo halló responsable a Quiroga por argumentos que se conocerán mañana y le impondrá la pena de perpetua, la única prevista para esta figura.
«El fiscal enfocó la causa para culparme a mi, incurrió en innumerables errores. Siempre supe que el asesino era Quiroga, por eso le grité cagón, cuando se estaba dando a conocer el veredicto. Sin embargo, los familiares de las víctimas me gritaban asesino a mi cuando a mi me mataron mi novia (por Bárbara)», dijo Martínez, tras conocer el fallo de su absolución.
Por su parte, Daniel Galle, padre de Micaela, expresó que «no hay dudas de que Martínez estuvo en el lugar del hecho, lo que pasa es que esta Justicia es corrupta» y adelantó que apelará el fallo al Tribunal de Casación «porque esto no va a quedar así».
El veredicto fue dado a conocer a las 12.30 y ambos imputados, sentados uno al lado del otro, acompañados por sus respectivos abogados defensores, escucharon el fallo mientras los familiares de las víctimas irrumpían en llanto y acusaban a Martínez, gritándole «asesino, asesino».
Cuando se leyó la resolución, los allegados a Martínez estallaron en júbilo, mientras en las escalinatas de Tribunales, medio centenar de manifestantes protestaba con pancartas bajo la consigna «Justicia corrupta, basta de femicidios».
El juicio se inició el 6 de mayo, a raíz de la masacre descubierta el 27 de noviembre de 2011 en el departamento 5 de la calle 28 al 467, de La Plata, donde las mujeres fueron asesinadas a golpes y cuchilladas.
Los policías que ingresaron al lugar alertados por un vecino que vio sangre que corría por el pasillo hallaron en el living el cadáver de Santos, quien estaba desnuda, ya que había sido sorprendida por su asesino cuando se duchaba y tenía 32 puñaladas.
En tanto, su hija Micaela fue hallada en un dormitorio, también asesinada a golpes y cuchilladas. En la cocina, en tanto, fueron encontrados los cuerpos de De Bárttole y de Pereyra, quien había llegado poco antes del hecho a visitarlas.
Al día siguiente, fue detenido Martínez en base a las primeras pruebas recolectadas, pero tras estar encarcelado, fue puesto en libertad, mientras que Quiroga, luego de investigaciones, fue detenido, ya que 18 muestras de su ADN se encontraron en la casa, cabello y uñas de las víctimas.
Durante el juicio declararon más de 150 testigos, y uno de ellos fue el remisero Marcelo Tagliaferro, que afirmó que la noche de los crímenes llevó a Marisol a la casa donde fue asesinada y la persona que recibió a la chica fue Martínez.
Pese a la reconstrucción de ese momento, los jueces al parecer no dieron por acreditada la versión de Tagliaferro, a quien en un principio el abogado defensor de Martínez, Julio Beley, denunció por «falso testimonio».
En tanto, el defensor oficial de Quiroga, Ricardo Fuentes, había considerado que no se encontraba acreditada la coautoría de su defendido y que la escena «fue urdida por Martínez», en referencia a que supuestamente fue éste último quien mató a las mujeres y lo hizo presenciar la secuencia y tocar diversos elementos de forma tal que pudiera incriminarlo.