En enero de 1819 el pueblo de Rosario, denominado y conocido en la época como Capilla del Rosario, fue incendiado por el ejército porteño del general Juan Ramón Balcarce. Esta acción, según se ha referido en las primeras historias escritas de Santa Fe y de Rosario, era la consecuencia de una serie de Instrucciones que había recibido Balcarce de parte del Directorio. La noticia la dio a conocer quien por entonces era el gobernador de la provincia de Santa Fe, Estanislao López, una figura muy importante en la región del Litoral y fundamental en la historia política del país en la primera mitad del siglo XIX. El propio caudillo de Santa Fe, al año siguiente, fue quien solicitó al cura Pascual Silva Braga y a don Constantino Carbonell la confección de un inventario de las casas incendiadas por Balcarce el año anterior.
Esta es la historia que cuenta el historiador y docente Camilo Scaglia en el segundo capítulo de su podcast sobre la historia de la ciudad: “Cuando Buenos Aires incendió a Rosario”.
Scaglia narra: “Según el informe, 164 casas habían sido destruidas o sufrido algún tipo de daño», y de inmediato agrega: “Este hecho que hace a la historia y la identidad de Rosario, y que aparece mencionado en las primeras crónicas e historias locales y provinciales, no es tan conocido en la actualidad. Se podría decir que recién en 2019, año del bicentenario del acontecimiento, hubo un mayor interés de algunos actores del campo de la política o la cultura por rememorarlo, pero en general es llamativo que exista cierto silencio, desinterés o hasta desconocimiento en la sociedad respecto de su significado”.
¿Por qué un podcast de historia y sobre Rosario?
Porque Rosario se merece algo así. La nuestra es una ciudad con una historia muy rica. Particular, distinta a todas. Ni mejor ni peor, diferente. Por empezar no tiene fecha de fundación. Nace como el Pago de los Arroyos, pasa por la Villa del Rosario, con fuerte impronta por la Virgen del Rosario. Una ciudad que se arma sin planificación alguna. Que tiene relación directa con las distintas colectividades, Pichincha, los conventillos, el puerto, nuestro río, la costa defendida por Manuel Belgrano y su primera bandera. Sus clubes, los de barrio y los de fútbol. Populares como pocos en nuestro país. Creo que nos debíamos algo así.
¿Cuánto conocen los rosarinos sobre la ciudad?
Con esta propuesta intentamos llevar nuestra rosarinidad a otro nivel. Creo que los rosarinos estamos orgullosos de nuestro lugar. Que defendemos nuestras calles, nuestro bar de la esquina, el barrio, los amigos, nuestro sentir popular. Ni hablar de nuestra cultura, nuestros músicos, escritores, artistas. Pero buscamos una manera distinta de contar el porqué. Cómo fue que llegamos hasta acá. Los tropiezos, los sinsabores, los obstáculos que debimos afrontar y las peleas que dimos y aún seguimos dando ante el centralismo porteño. Queremos que nuestro sentido de pertenencia siga más vivo que nunca y comprender el proceso histórico para poder pensar en lo que viene.
Creo que no muchos tienen noción de lo importante que fue nuestra ciudad para la Revolución. También me animo a decir que son pocos los que saben que esta ciudad fue prendida fuego por Balcarce. Bueno, esa es a la idea. Poder contar, desde nuestro lugar, el surgimiento de Rosario, su crecimiento y sus momentos más valiosos.
¿Con qué nos vamos a encontrar, cuál es el recorrido de esta nueva propuesta?
Partimos desde su origen que, aunque suene contradictorio, no lo tiene definido (risas). Básicamente no tenemos una fecha de fundación. Esto lo vuelve más que atractivo.
Pero más allá de este punto particular, hacemos un repaso rápido, por momentos hasta divertido. A diferencia de resto del país e incluso del resto de Latinoamérica. No tenemos fecha de fundación ni un fundador. Todo lo que pasaba aquí estaba definido por un delegado que estaba en Santa Fe. El gobernador tomaba decisiones en nombre del Rey. Ahí surge el Pago de los Arroyos a nuestro primer poblador. Y se lo denomina así por la delimitación de los arroyos Ludueña y Saladillo. Era un hombre que iba a hacer la explotación agrícola de la zona. Para poner en el tiempo, estamos hablando de cien años antes a lo que luego se denominó la Villa del Rosario.
¿Qué capítulos entendés que son los más interesantes?
Te diría que cada uno de ellos tiene su atractivo. Porque con cada corte los invitamos a recorrer momentos centrales de nuestra vida en la ciudad. Ahora se me viene a la memoria, cómo la ciudad se manejó ante la llegada de las primeras pestes, la fiebre amarilla, su impacto en la sociedad y las primeras políticas públicas que nacen en función de una pandemia.
También el nacimiento de la vida social ente etapas de crecimientos poblacionales muy marcados que tuvo la ciudad. Los clubes, Central y Newell’s. La nocturnidad, Pichincha, los conventillos, la mafia local, sus conexiones. Las primeras protestas y marchas populares. Rosario, una ciudad de resistencia y el nacimiento de los primeros partidos políticos. Hay mucho por contar y entendemos que está todo resumido en esta nueva propuesta que estamos presentando en sociedad.
Pero este que estamos lanzando, el segundo de nuestro recorrido, es uno de los más atractivos. La ciudad prendida fuego por ni más ni menos que Buenos Aires. La disputa entre nuestra ciudad y Capital Federal puede remontarse hasta esos tiempos.
¿Por qué Rosario? ¿En qué contexto histórico se produjo el incendio?
Es que responder estas preguntas nos permiten darle al acontecimiento un sentido histórico, porque tampoco se trató de un hecho aislado, sino que se produjo en un marco de enfrentamientos políticos que llevaban ya casi una década. Se debe tener en cuenta, además, que los incendios y saqueos eran prácticas que durante las guerras civiles llevaban a cabo los ejércitos de la época contra lo que consideraban el territorio enemigo o rebelde.
Repasemos: el 25 de mayo de 1810 se había instalado en Buenos Aires la Junta Gubernativa Provisoria, conocida luego como Primera Junta y cuando llegó la noticia a Santa Fe, el Cabildo de la ciudad adhirió al gobierno revolucionario. Sin embargo, pronto empezaron los conflictos: el gobierno central establecido en Buenos Aires envió en lo sucesivo gobernadores militares a fin de asegurar la subordinación de Santa Fe, lo que provocó la reacción de los llamados vecinos (personas distinguidas por su condición social, es decir, propiedad, pertenencia familiar y capacidad de participar de los asuntos públicos, según el sistema excluyente del período colonial).
En 1815 Santa Fe dio un paso importante en la conquista de su autonomía ya que los vecinos eligieron a Francisco Antonio Candioti como gobernador, desconociendo las disposiciones del Directorio. En adelante, la guerra entre Santa Fe y Buenos Aires en el Litoral se profundizó y encontró su punto álgido en el crítico año 1820.
Si entre los vecinos de Santa Fe las opiniones políticas con respecto al apoyo o el levantamiento contra los porteños eran divididas, lo mismo ocurría en el Pueblo de Rosario. Sobre todo luego de que Estanislao López se hiciera del poder provincial en 1818, las opiniones en la Capilla se dividieron entre los vecinos que apoyaron o no al caudillo.
En el incendio de inicios de 1819 provocado por Balcarce, los vecinos de Rosario en su totalidad -sin distinción entre aquellos que apoyaban la causa por la autonomía provincial y el federalismo, representada por López, de los que apoyaban al propio Balcarce y al gobierno porteño- fueron víctimas de una guerra que era dirigida por los gobiernos de Buenos Aires y Santa Fe. Es decir, el incendio fue una acción del porteñismo centralista contra López, pero Rosario fue víctima sobre todo por la posición que ocupaba su territorio en esta frontera conflictiva y de guerra.