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Cuando el “corre, ve y dile” se instala en el noticiero y se convierte en moneda corriente

Fue a comienzos de la década del 90 cuando comenzaron a borrarse los límites entre la vida pública y privada. Los dichos sobre el cuerpo de Florencia Kirchner dejaron al descubierto un corrimiento del formato de los programas de chimentos hacia los programas de actualidad

Laura Haimovichi

Fue en los años noventa cuando se borró la frontera entre la vida privada y la vida pública de los políticos, los artistas y los más comunes de los mortales. Lo que antes era una excepción, se convirtió en moneda corriente.

Los estudios de las audiencias por parte de sociólogos, politólogos, psicólogos y otros científicos sociales de las agencias de marketing y publicidad fueron taxativos: la intimidad vende. Y en una sociedad donde todo se consume a ritmo vertiginoso como si fuera mercadería, ¡incluso las personas!, la producción no debe parar.

Esa desaparición de los límites se fue incorporando al inconsciente colectivo. Como si los aspectos más frágiles de las personas, su vida amorosa, sus relaciones familiares, sus consumos, su salud y su cuerpo, se hubieran convertido en propiedad de todos. Tu vida me pertenece, parece ser la frase que sintetiza esa tiranía generada en la curiosidad y el morbo de las masas, e incentivada por los medios.

Un show de la vida interior, los trapitos al sol en la era del espectáculo.

Ese fenómeno de poner en el centro del interés general los aspectos personales de la humanidad llegó para quedarse, aunque cada vez son más las voces que lo critican. Justamente los medios audiovisuales estuvieron a la vanguardia de esta nueva modalidad que destaca la imagen y el efecto emocional que los personajes notorios producen en la gente, más que las propuestas programáticas de los dirigentes que aspiran a llegar al poder o de los aportes estéticos de los artistas contemporáneos. Un show de la vida interior, los trapitos al sol en la era del espectáculo.

Primero, florecieron los programas de chismes, sobre todo en la tevé abierta, pero luego, casi sin que nos diéramos cuenta, hubo un desplazamiento de ese estilo corre-ve y dile a los programas de información general y de actualidad.

Ese es el antecedente, la genealogía, de esa mezcla discepoliana de biblia y calefón en que se convirtieron los dichos de la periodista Laura Di Marco quien, en diálogo con la animadora Viviana Canosa, dijo: “Esas personas que son corruptas, que le robaron a su gente y que llegaron con malas artes como llegaron Néstor y Cristina tienen vidas muy lastimosas, hijos adictos, suicidios.

No me quiero meter en un tema tan delicado, pero la hija de Cristina me da mucha pena. Florencia tiene una anorexia nerviosa galopante que, para quienes estudian la enfermedad, es falta de madre, de nutrición materna”. Fue el pasado 6 de abril en el programa + Viviana del canal LN+.

Más allá de las simpatías o antipatías personales y políticas, no es función de una comunicadora realizar un diagnóstico médico o psicológico ni analizar las causas de la supuesta patología ni cómo determinada persona ejerce su rol materno. E incluso, si el que emitiera la supuesta información fuera un profesional matriculado, el estado de salud de cualquier persona es confidencial, debe preservarse su identidad e intimidad.

Es muy obvio que esas declaraciones están destinadas a bajarle puntos a la funcionaria, estigmatizan a Florencia Kirchner y no surgen de la “pena” que manifestó la periodista.

Las opiniones “ignorantes y maltratadoras” de Di Marco

Las expresiones de Di Marco no solo fueron cuestionadas en las redes sociales, sino que recibieron el rechazo de la Asociación Argentina de Salud Mental, que emitió un comunicado en el que señaló “el más enérgico repudio” por las expresiones vertidas por la periodista Laura Di Marco, en relación con la supuesta enfermedad que, según ella, padece la hija de la vicepresidenta de la Nación.

Por otra parte, la institución llamó a tratar con seriedad los temas de salud y pidió sancionar estas “actitudes miserables”.

“No sólo se dirigió en forma ofensiva, violenta, inadecuada y desafortunada con relación al estado de salud de una persona, sino que realizó por televisión un diagnóstico en forma ilegal”, prosiguió la AASM.

Por otra parte, el escrito señaló que Di Marco “describió con conceptos falsos, incoherentes y absurdos la supuesta causa de ese padecimiento”.  Finalmente, la entidad médica expresó su solidaridad “con todas las personas y las familias que están atravesando esta gravísima problemática” y exigió al periodismo a “tratar con seriedad los temas de salud y a las autoridades a tomar las medidas necesarias para sancionar esta miserable actitud”.

El Colegio de Psicoanalistas advirtió sobre la “peligrosidad y ligereza” con la que se realizaron las afirmaciones sobre la salud de Florencia Kirchner, mientras que el Ente Nacional de Comunicaciones, Enacom, informó que inició un sumario a LN+ “ante la presunta violación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual donde se habrían difundido enunciados estigmatizantes y discriminatorios sobre la vicepresidenta de la Nación y su hija”.

Mientras se espera el análisis de la responsabilidad y eventual sanción que le cabe al canal televisivo por este acto de violencia simbólica, otros organismos oficiales se pronunciaron contra las opiniones “ignorantes y maltratadoras” de Di Marco.