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Cuando los memes construyen memoria

Desterrando la idea de que los memes son tan sólo piezas graciosas, que funcionan como chiste y que portan una estructura simple, el semiólogo francés Francois Jost despliega en su libro "Dígalo con memes" un ensayo hilarante y reflexivo sobre el rol político y social que tiene su circulación
Josefina Marcuzzi
Desterrando la idea de que los memes son tan sólo piezas graciosas, que funcionan como chiste y que portan una estructura simple, el semiólogo francés Francois Jost despliega en su libro Dígalo con memes un ensayo hilarante y reflexivo sobre el rol político y social que tiene la circulación de memes y las múltiples funciones que adquieren en cada nueva versión. “A partir del momento en que entendemos un meme es porque pertenecemos a algún tipo de comunidad”, sostiene Jost.

Si decimos “Distracted boyfriend” (novio distraído), probablemente muchos lectores e internautas puedan automáticamente ver la imagen, tantas veces difundida en redes, representada en su cabeza: se trata de uno de los memes más compartidos a nivel mundial, en donde un hombre camina con su novia de la mano y se da vuelta para mirar a otra chica.

“Novio distraído” es el meme preferido de Francois Jost, e incluso lo utiliza en el prólogo de la versión argentina de su libro, originalmente publicado en Francia. Se trata de una imagen concreta que luego adopta formas vinculadas a la sociología, la historia y la política. “Es un meme que concentra tantas ideas que se pueden analizar de un montón de maneras”, sostiene, porque en cada apropiación se vuelve cada vez más surrealista.

En el interior del libro hay memes para elegir: hay varias versiones de “La última cena”, también aparecen los más taquilleros durante la pandemia covid-19 e incluso algunos referidos al mito de las cavernas. Para la tapa eligió otro que fue boom, dejó de circular y volvió otras tantas veces reversionado: el Travolta confundido.

Según la definición de Jost, el meme es un objeto visual cuyo autor o “memeur” no es relevante, un objeto que no tiene pretensiones artísticas pero cuyo sentido es múltiple: está compuesto de elementos lúdicos pero también serios. “Dígalo con memes”, publicado por el sello La Crujía y traducido por Ariel Gurevich, es un viaje por el mundo meme que propone información técnica, memes ilustrados, chistes del autor y reflexiones políticas que lo vuelven una pieza única para comprender la cultura pop contemporánea.

La formación académica de Jost es más bien clásica: es semiólogo y profesor emérito en la Sorbona de París, y ha escrito y coordinado más de treinta libros sobre cine, televisión y medios digitales. Desde sus comienzos estudió la semiología para entender cómo el público popular puede interesarse por las imágenes, tanto cinematográficas como televisivas, y ahora por los memes.

Jost desarma todo el imaginario que hay en torno al uso de los memes como pieza únicamente humorística. Podremos reírnos y divertirnos, evidentemente, pero detrás de cada uno hay ideas, toma de posición frente a ciertos temas y mensajes para una comunidad.

Dígalo con memes plantea que los memes tienen una combinación de lo satírico, lo lúdico, lo irónico y lo serio. ¿Cómo un mismo meme puede equilibrar todo eso y cómo ese balance incide en el éxito?

La parte esencial del meme es la parodia

Jost apunta: «La parte más esencial de un meme es la parodia. Después, lo que hay son muchas maneras de hacer esa parodia. Para construir la parodia utilizamos muchos procedimientos: el doblado, el etiquetado, el trabajo con imágenes de historieta. La dificultad para el lector o para quien recibe es tener algunos conocimientos. Respecto a los memes que se basan en cuadros, si uno ve el repertorio son más o menos siempre los mismos cuadros los que son tomados para hacer memes. El lector tiene que tener ciertos conocimientos de las obras de arte para entenderlos: esto cuestiona la idea de que los memes son piezas simples que todo el mundo comprende y que no tiene ninguna complejidad. Los más utilizados son El grito de Munch, La última cena, la Gioconda, la Joven de la Perla. Son una suerte de cultura mínima mundial y por eso son las fuentes de los que llamamos “memes pandémicos”. La diferencia principal es que en las operaciones paródicas de los memes vemos la obra parodiada. En cambio, en las parodias pictóricas la imagen no está presente, es una figura “en ausencia” mientras que el meme es una parodia «en presencia»».

Podríamos decir hoy que la generación centennial y la generación alfa hacen un uso de los memes en donde el carácter viral es fundamental: cuánto más viral es un meme, más exitoso lo vuelve. Sin embargo, el autor plantea que existen más memes que no son virales, de los que sí lo son. “Esto quiere decir que la viralidad no es una condición necesaria para que un meme funcione o sea exitoso”, agrega.

«Las parodias, en general, llevan firmas. Participan de museos, de galerías de arte y tienen como fin desviar el arte. Funcionan dentro de ese campo. El meme, desde el punto de vista de la intención, no tiene para nada este objetivo. Cuando utiliza una obra de arte, lo que hace el meme es una especie de guiño con la actualidad. Dicho esto, los que hacen memes no se piensan como pertenecientes al campo del arte. Sin duda hay una jerarquía, porque socialmente el universo de la pintura se considera como «noble» en relación a las imágenes que son memes. Pero esto está cambiando, evoluciona incluso a la manera de Duchamp, que sostuvo un gesto muy provocador pero que después a lo largo del siglo XX se volvió cada vez más frecuente en los museos y galerías de arte. Incluso hoy existen museos de memes, en Hong Kong por ejemplo. Hay un fenómeno que denomino la «artealización» de los memes, esta idea de que los memes se van volviendo parte del campo del arte».

En 2021, el “K11 Art Mall” de Hong Kong se asoció con 9GAG, la famosa plataforma para compartir memes, para lanzar una exposición dedicada exclusivamente a los memes. Con el fin de conectar el mundo online con el mundo real, el “Meme museum” presenta siete instalaciones inmersivas que inmortalizan imágenes virales de memes a lo largo de la historia de Internet.

Hay una idea muy interesante en Dígalo con memes que plantea que los memes son “fábrica de comunidades”. Sobre cómo se arman esas comunidades y cómo funcionan, el semiólogo opina: «A partir del momento en que entendemos un meme es porque pertenecemos a algún tipo de comunidad. Inversamente, si no pertenecemos a esa comunidad, es muy difícil comprender ese meme. Uno de los propósitos o sentidos de la semiología es pensar y analizar cómo las imágenes construyen los espectadores. Por ejemplo, si uno ve las propagandas islámicas del “Islamogram”, y uno comprende esos repertorios visuales, es porque puede formar parte de esos grupos. Obviamente, se pueden comprender las imágenes sin compartir los valores. Hay memes que tienen como una especie de clave de lectura, y esa clave la da la pertenencia a la comunidad. Sobre un mismo meme incluso se pueden superponer diferentes comunidades: una puede ser la que comparte el sistema de valores, y otra puede ser la que comprende los repertorios visuales.

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