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Cuando nació el Mago de Maranello

Por Rubén Alejandro Fraga.
Ilustración: Facundo Vitiello.
Ilustración: Facundo Vitiello.

“Es un error decir que soy un triunfador. En la vida lo perdí todo; Laura, mi mujer, mi hijo Dino, la primera fábrica, la juventud, la buena vista, la pasión por las mujeres, muchas carreras y muchos autos”. La cita es de Enzo Ferrari, el fundador de la legendaria escudería italiana de Fórmula Uno, de cuyo nacimiento se cumplen hoy 114 años.

Enzo Anselmo Ferrari vino al mundo el viernes 18 de febrero de 1898 en Módena, en la región italiana de Emilia-Romaña. Era hijo de Alfredo Ferrari y Adalgisa Bisbini, y tuvo un hermano dos años mayor, Alfredino, a quien llamaban Dino. De pequeño, Enzo decía que quería ser periodista o bien cantante de ópera. Sin embargo, en 1908, Alfredo Ferrari llevó a sus dos hijos a ver una carrera de autos cerca de Módena. Allí, Enzo tuvo la oportunidad de ver correr a Vincenzo Lancia y desde ese momento su vida quedaría ligada para siempre con las carreras. A tal punto fue así que comenzó a desafiar a sus amigos de la infancia a correr carreras sobre un pequeño autito de madera montado sobre rulemanes lanzado colina abajo. Aquel pequeño auto de juguete fue el primero firmado con su apellido: Ferrari.

Al estallar en 1914 la Primera Guerra Mundial su hermano mayor, Dino, fue reclutado y murió en el frente de fiebre tifoidea. Luego, en 1917, también Enzo fue convocado por el ejército. Con 20 años y estando bajo bandera recibió la triste noticia de la muerte de su padre.

Al finalizar la guerra fracasó en su intento de entrar en la firma Fiat, pero igual se quedó en Turín, capital automovilística italiana. En enero de 1919 Enzo obtuvo su primer empleo como mecánico en el taller Giovannoni. Además, un amigo lo introdujo como piloto de pruebas en Turín. De allí saldría a trabajar como piloto oficial para la pequeña escudería CMN (Construzioni Meccaniche Nazionali) en Milán. Acababa de comprarse un CMN 15/20 cuando se reiniciaron las carreras de autos tras la guerra y se inscribió en la Parma-Poggio de Berceto, en octubre de 1919, llevando como copiloto a Nino Beretta. Largó en el 29º puesto y llegó cuarto en su categoría; el ganador absoluto fue Antonio Ascari. Enzo Ferrari tenía 21 años y se había convertido en piloto.

En 1920 compró un Alfa Romeo usado para correr, lo que hizo que directivos de esa marca lo invitaran a trabajar para ellos y competir con sus autos oficiales. Ferrari aceptó la propuesta de Alfa Romeo, marca con la que seguiría ligado durante casi 20 años, trabajando como piloto de pruebas, piloto de carreras, asistente de ventas y director de competencias.

Enzo siguió participando con relativo éxito hasta 1921, año en el que consiguió el tercer puesto en la Parma-Poggio de Berceto, y compartió el oro por empate en la Copa de los Alpes. Fue primero en Ravenna en 1923 y 1924. Este año consiguió la Copa Acerbo de Pescara con un Alfa Romeo RL, venciendo a los poderosos Mercedes Benz. Mientras, trabajando como vendedor de Alfa Romeo, conoció a Laura Dominica Garello, con quien se casó en 1923.

Alfa Romeo tenía pensado competir con un auto llamado P1 en el Gran Premio de Italia en el circuito de Monza. Ferrari, junto con varios mecánicos, llegó a Monza un día antes de la carrera. Ugo Sivocci era el piloto elegido, pero en la vuelta de reconocimiento se salió del circuito y murió. Enzo sufrió una fuerte crisis.

Con todo, se sobrepuso y rediseñó el P1 con ayuda del ingeniero Antonio Jano, un genio de la mecánica que le arrebató a Fiat. El nuevo auto, denominado P2 y conducido por Antonio Ascari –padre del mítico Alberto– ganó el Gran Premio de Monza con récord de vuelta.

En diciembre de 1929 Enzo fundó en Módena la Scuderia Ferrari, que después pasaría a ser la división de carreras e ingeniería de Alfa Romeo, logrando la confianza de pilotos como Giuseppe Campari, Baconin Borzacchini, Aquiles Varzi, o Tazio Nuvolari. Este último logró tres victorias en un mes en la escudería, que cerró la temporada con ocho victorias.

En su primer año, Ferrari pudo presumir de tener 50 pilotos en su Scuderia, el equipo más grande formado hasta entonces. Estos pilotos no cobraban un sueldo, sino una prima por los éxitos en las carreras. En enero de 1932 Ferrari dejó de competir ante el nacimiento de su primer hijo Dino, el mismo año en que sus autos comenzaron a lucir el emblema del cavallino rampante. Pero el niño nació con atrofia muscular progresiva, una enfermedad degenerativa e incurable. Esto, sumado a la oposición de la madre de Enzo a su relación hizo que su mujer, Laura, perdiese la salud mental. Esto significó otro duro golpe para Ferrari.

En 1935 vio la luz el primer auto fabricado íntegramente en Módena, el Bimotore, con motor de 16 cilindros capaz de superar los 320 km/h. La Alfa Romeo, gestionada por Benito Mussolini, absorbió la Ferrari, pagando una cuantiosa cifra por sus proyectos y prototipos, pero obligó a firmar un contrato a Enzo Ferrari por el cual no podía dedicarse a las carreras, ni a los automóviles de competición, durante cinco años. La Alfa Romeo, bajo la supervisión de Enzo, desarrolló el proyecto del 158 (el legendario Alfetta), concebido por él.

En septiembre de 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial y la Italia de Mussolini con la Alemania nazi de Adolf Hitler se lanzaron a la invasión de Europa. Alfa Romeo rompió lazos con la escudería de Enzo, por lo que éste se vio obligado a trabajar con el gobierno fascista, para sobrevivir financieramente tanto él como su Scuderia, que pasó a ser una empresa independiente: la Auto Avio Construzioni Ferrari. Sentía que le habían robado el 158; quizá su desquite sería fabricar el Auto Avio 815. En tanto, con Italia en guerra, Ferrari se dedicó a fabricar motores para la aeronáutica militar.

En 1943 la fábrica Ferrari se trasladó a Maranello por orden del gobierno para protegerla de los bombardeos aliados. En 1946, comenzó el proceso de diseño y construcción del primer auto Ferrari. El 12 de marzo de 1947 se presentó el 125S con 12 cilindros en V a 60º, 1,5 litros de cilindrada y 100 caballos de potencia a 7.000 revoluciones por minuto.

En el Gran Premio de Inglaterra de Fórmula Uno de 1951 se produjo el primer triunfo de Ferrari: llegó bajo la conducción del argentino José Froilán González. Años después, en 1956, otro argentino, Juan Manuel Fangio, ganó con una Ferrari el Campeonato Mundial de Fórmula Uno –el cuarto título de los cinco que conquistó el Chueco–. Entre 1976 y 1978 también el santafesino Carlos Alberto Reutemann corrió para don Enzo, llegando en 1978 a ser el primer piloto de la marca. Gracias a las victorias en los Grandes Premios, los autos de Ferrari adquirieron prestigio internacional.

Mientras la fábrica de Maranello se engrandecía, Ferrari se encerraba cada vez más en sí mismo. No asistía ya a las carreras –decía que no podía soportar la imagen de uno de sus coches derrotado–; desdeñaba las ayudas políticas y discutía frecuentemente. En 1957, al desconsuelo todavía vivo por la muerte de su hijo Dino (fallecido un año antes con tan sólo 24 años) se sumó el provocado por la trágica muerte del joven y prometedor piloto español Alfonso de Portago en las Mil Millas. Ferrari fue acusado de homicidio sin premeditación por el accidente en el que además del piloto murieron otras 15 personas del público, y recién cuatro años después se le retiraron los cargos.

En 1961 Ford decidió competir con Ferrari, obteniendo resultados diversos. Con todo, hacia 1967 la Scuderia Ferrari estaba al borde de la quiebra y se acercó al grupo Fiat por ayuda económica. El acuerdo con Fiat contemplaba que Enzo se encargaría de la división de autos de carrera y Fiat fabricaría los turismos de Ferrari. Desde 1969 cada parte tuvo el 50 por ciento de las acciones de Ferrari, hasta que en 1988 el Grupo Fiat se convirtió en el accionista mayoritario. Il Commendatore, como se lo conocía entre los fanáticos de la Scuderia, padecía una grave enfermedad renal desde 1978. El 14 de agosto de 1988 cerca de la 1 de la tarde, Enzo Ferrari murió en su cama rodeado de su familia. Más de 5.000 victorias, nueve campeonatos del mundo de Fórmula Uno, múltiples campeonatos de la categoría Sport y una demostración de que el espíritu creativo italiano podía con todo, fue el balance de la obra que don Enzo Ferrari se llevó consigo al partir de este mundo.

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