Un día como hoy, hace 77 años, finalizaba la Larga Marcha, el sorprendente viaje a través del interior de China que siguieron, entre 1934 y 1935, las tropas del Ejército Rojo chino –brazo armado del Partido Comunista de ese país– huyendo del Ejército de la República de China.
El final de la Larga Marcha, que sólo completaron unos 8.000 hombres de los casi 100.000 que la habían comenzado un año antes, supuso la consolidación del liderazgo de Mao Tse Tung, el controversial “padre de la nueva China”, bajo cuyo liderazgo el coloso asiático fue protagonista del mayor cambio de su historia al pasar de semicolonia despojada a potencia mundial, y de autarquía milenaria a Estado socialista.
Estadista, presidente del Partido Comunista de China (PCC), fundador de la República Popular China y su máximo dirigente desde su creación en 1949 hasta su muerte, Mao fue venerado en su país, denostado por muchos en el exterior, y estudiado en el Tercer Mundo.
Se presentaba a sí mismo como aliado de los campesinos y trabajadores y enemigo de los terratenientes, de los ricos y de las potencias occidentales. Estaba convencido de que el socialismo era la única salida para China porque las potencias occidentales, y en especial Estados Unidos, no permitirían que su país avanzara bajo un régimen capitalista.
Y aunque la República Popular China es hoy una potencia capitalista muy distinta de aquel Estado que Mao pergeñó en los fragores de la Revolución Cultural, la imagen del Gran Timonel aún genera amores y odios. Rodeada por un halo de silencio oficial, es recordado con afecto en su ciudad natal, Shaoshan, y en varias regiones chinas, aunque en otras y en gran parte del mundo se lo señala como el dictador sanguinario responsable de la muerte de millones de personas y de las purgas de la Revolución Cultural.
Sus seguidores destacan éxitos notables. Antes de 1949 el índice de analfabetismo en China era del 80 por ciento y el promedio de vida de la población apenas llegaba a los 35 años. A su muerte, el índice de analfabetismo había caído al 6 por ciento y el promedio de vida se había duplicado a 70 años. La población de China durante el período de Mao aumentó en un 57 por ciento, llegando a 700 millones, comparado con los 400 millones que habían permanecido constantes entre las Guerras del Opio y la Guerra Civil China. Los seguidores de Mao también sostienen que bajo su gobierno China se industrializó y se deshizo de un siglo de humillaciones a las que la sometieron las potencias occidentales y surgió como gran potencia mundial.
Hijo de un campesino pobre que logró alcanzar gran prosperidad gracias a su esfuerzo, Mao Tse Tung nació el 26 de diciembre de 1893 en Shaoshan, provincia de Hunan. Fue ayudante en la biblioteca de la Universidad de Pekín. Participó en la fundación del PCC en 1921. Tras la ruptura con el Kuomintang (Partido Nacional del Pueblo) en 1927, Mao dirigió una revolución de base campesina, organizó el Ejército Rojo y estableció un gobierno revolucionario en la región de Hunan.
Derrotado por las fuerzas nacionalistas del general Chiang Kai Shek, líder del Kuomintang, el ejército comunista inició la Larga Marcha, entre octubre de 1934 y octubre de 1935, hasta la provincia de Shanxi.
En la que es considerada la marcha más sorprendente de la historia, unos 100.000 comunistas cercados por los nacionalistas abandonaron Kiangsi Fukien en China meridional y se movilizaron cargados con sus pertrechos militares y el variado instrumental de su gobierno disidente: prensas de imprenta, lingotes de oro, propaganda y documentos.
Primero se dirigieron hacia el oeste y luego al norte hasta refugiarse, después de un año, en la remota provincia noroccidental de Shanxi. Habían caminado más de diez mil kilómetros a través de 11 provincias, cruzando parajes accidentados con ríos, montañas y pantanos y en lucha sin tregua contra los nacionalistas, contra huestes de caudillos independientes y contra tribus hostiles. Sólo uno de cada 13 hombres sobrevivió al duro año de calamidades. La asombrosa epopeya transformaría la imagen de la China contemporánea. Durante ese duro período Mao se consolidó en la dirección del PCC, que no dejó hasta su muerte en 1976.
Tras una tregua con el Kuomintang para enfrentarse conjuntamente con los invasores japoneses (1937-1945), Mao dirigió al Ejército Rojo a la victoria en la guerra civil contra los nacionalistas de Chiang Kai Shek. El 1º de octubre de 1949 se proclamó la República Popular China. Mao fue titular del Consejo de Ministros y desde 1954 presidente de la República.
Algunos hitos de su gobierno fueron la alianza y posterior ruptura con la Unión Soviética, el fracaso del Gran Salto Adelante (1957-1961) –un intento de sustituir el Estado burocrático por un sistema celular de comunas locales autónomas–, la Revolución Cultural proletaria –desde 1966 hasta 1976– y un espectacular acercamiento a Estados Unidos simbolizado en la visita del presidente Richard Nixon a Pekín en 1972.