La Defensoría del Pueblo de la provincia de Santa Fe presentó el primer estudio de estimación de su huella de carbono institucional que produce la ciudad de Rosario. Fue elaborado por la empresa Sux Solar y el resultado es preocupante: en el último año, la ciudad produjo el equivalente a 35,24 toneladas de dióxido de carbono (tn CO₂). Esa contaminación, promotora del efecto invernadero, son consecuencia de las actividades locales y la movilidad con motores de combustión.
La medición constituye un paso fundamental en el compromiso asumido por la Defensoría con la sostenibilidad ambiental. Más Para neutralizar completamente esta huella, el informe indica que sería necesario plantar 588 árboles, reciclar 5.500 kg de residuos o bien generar 50 kWp de energía solar.
“Reconociendo la urgencia de la década de la acción ambiental y en ejercicio de nuestra función, asumimos el compromiso de minimizar nuestro impacto. La huella de carbono es una herramienta esencial para comprender y gestionar nuestra contribución al cambio climático, y alinear nuestras acciones con un plan de sostenibilidad integral”, expresaron desde la Defensoría.
Actividades humanas y daño ambiental
El uso de combustibles fósiles y la deforestación provocan un aumento de la concentración atmosférica de CO2 cercana al 43% desde el comienzo de la era de la industrialización. Otras actividades humanas, como la quema de biomasa y la producción de cemento también producen CO2. La naturaleza lo mismo, pero mucho menos: los volcanes emiten entre 0,2 y 0,3 mil millones de toneladas de CO2 por año. En comparación, las actividades humanas emiten 29 mil millones de toneladas por año.
El CO2 es un gas de efecto invernadero. Absorbe radiación infrarroja (calor) del Sol y la emite en una frecuencia diferente que no puede escapar de la atmósfera, por lo que aumenta la temperatura en la superficie del planeta y en su cobertura gaseosa inferior y se enfría la atmósfera superior.
Compromiso de la Defensoría
El estudio se enmarca en la resolución 102 de la institución, mediante la cual se adhirió al Protocolo Marco para la Actuación de Defensorías del Pueblo en Empresas y Derechos Humanos, impulsado por las Defensorías de Argentina en conjunto con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH).
El compromiso es en el marco del Proyecto CERALC, y obliga a las defensorías a contribuir al cumplimiento de los 31 Principios Rectores de la ONU sobre Empresas y DDHH, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.
Además de la medición, la Defensoría viene implementando desde hace tiempo una serie de prácticas sostenibles en su sede de Rosario: separación y compostaje de residuos orgánicos, eliminación de descartables, uso responsable del agua, forestación comunitaria, capacitaciones internas y campañas de concienciación ambiental.
“Como institución defensora de derechos, entendemos que el ambiente sano es un derecho fundamental. Por eso, no solo adoptamos prácticas responsables dentro de la organización, sino que también impulsamos políticas públicas y acciones colectivas que promuevan el respeto y el cuidado del ambiente”, concluyeron desde el organismo.