Nueve meses después de un ataque a tiros que dejó a tres pibes heridos en una esquina de zona norte, Emanuel José “Ema” Sandoval fue imputado por el hecho. Su hermano corrió la misma suerte un mes antes. La familia de una de las víctimas se encuentra con custodia por temor a represalias. Por su parte, Ema se despegó, dijo que estuvo con amigos hasta las 4 o 5 de la mañana en su departamento, viendo películas y jugando a las cartas. Esa versión fue corroborada por 4 amigos que declararon en un estudio jurídico al día siguiente y su defensa dio a conocer el material en la audiencia. También algunas declaraciones de personas que vieron parcialmente el hecho y dijeron que no eran los Sandoval. Para la jueza Paula Álvarez, la evidencia que acercó la fiscalía alcanza para considerar la posibilidad de actuación de los hermanos en la balacera. Las víctimas lo sindican y hubo un intento de soborno y amedrentamiento, según denunció la madre de uno de ellos. La magistrada dispuso la prisión preventiva por 45 días a la espera de la presentación de la acusación por Fiscalía.
La madrugada del 28 de junio de 2017 Marcos, Juan y Ricardo fueron baleados en la esquina de Gallardo y Cavia. Según el fiscal Adrián Spelta, cerca de la 1.30 los muchachos, dos de ellos primos, fueron a un búnker de Cavia al 1400 –cuya presunta propiedad es de los hermanos Sandoval, según Fiscalía– a comprar drogas. Pero hubo un entredicho en cuanto a la calidad del producto. Siguieron insultos, amenazas y la advertencia de que irían a buscar a Ema y Lucas.
Los pibes se fueron y se ubicaron en la esquina de Gallardo y Cavia. Según la imputación, cerca de las 2.30 fueron baleados desde un Peugeot 307 y una moto tipo Tornado. Señalaron a Ema como el conductor del auto y a su hermano Lucas como uno de los que transitaba en la motocicleta. El que se llevó la peor parte fue Marcos: recibió un tiro en el tórax, fue hospitalizado e intervenido quirúrgicamente. Mientras, el balazo que recibió Juan le quebró el radio y le afectó la muñeca. El tercero fue baleado en el pie.
Los dos primeros fueron trasladados por la policía al Hospital Eva Perón y el tercero llegó por sus propios medios al hospital Alberdi. La fiscalía recabó los testimonios de las víctimas, que tuvieron algunas variaciones. Recién en la sede del Ministerio Público de la Acusación dijeron que habían ido a comprar drogas. Aunque desde un principio sindicaron a Ema como el conductor del auto y a Lucas como el ocupante de la moto.
Las víctimas dijeron que los agresores pasaron dos veces, la primera uno de ellos no estaba, pues se había ido a buscar una campera. Los vehículos pasaron, bajaron el vidrio del auto y vieron a Ema reírse. Siguieron la marcha, los heridos pensaron que ya no volverían, pero lo hicieron al rato y dispararon. En el lugar se encontraron 4 vainas servidas calibre 9 milímetros, la pericia determinó que fueron disparadas con la misma arma.
Por su parte, la madre de una de las víctimas declaró que se enteró por dos chicos que su hijo y sobrino estaban heridos, y tras el hecho Lucas se presentó en su casa y le ofreció 50 mil pesos para retirar la denuncia. La mujer se negó y fue apuntada con un arma. El visitante le aseguró que se atenga las consecuencias. Esta secuencia fue vista por su hijo y su primo que salieron al escuchar hablar a la mujer, según declararon.
Lucas cayó a principios de febrero y fue imputado de homicidio agravado por el uso de arma y portación. Este lunes le tocó el turno a Ema, tras su detención en una casa en Fray Luis Beltrán. Para la fiscalía ambos son coautores de este ataque.
La contracara
Ema dijo que esa madrugada estuvo en su departamento junto a otros 4 amigos jugando a las cartas y mirando películas. Sus defensores Fausto Yrure, Adrián Martínez y Bárbara Reynoso aseguraron que las personas que estaban con él prestaron declaración al día siguiente en un estudio jurídico, testimonios que el fiscal conoció recién en audiencia.
Cuestionaron la teoría fiscal al entender que sólo se basa en la acusación de los baleados, dejando entrever la necesidad de una profundización de la existencia de diferencias o no entre ellos y los Sandoval en el barrio. A su vez sumaron testimonios de personas que vieron parte de la secuencia del ataque y hablaron de una moto tipo Tornado y de dos ocupantes flaquitos, y los Sandoval pesan unos 100 kilos y miden arriba del metro ochenta y cinco, detallaron.
Resaltaron las contradicciones en los testimonios de las víctimas, mientras que en lo único que coinciden es en nombrar a los hermanos. Aseguraron que no hay elementos objetivos que sostengan sus dichos. Sumaron que las llamadas al 911 reportando el hecho son de las 3.30 y los heridos ingresan 3.45 al hospital y en los allanamientos no hubo secuestros de armas, ni del auto o moto sindicados. Pidieron la libertad y subsidiariamente una fianza con presentación periódica en el Tribunal.
Pero el esfuerzo fiscal y las casi 3 horas de audiencia no fueron suficientes para convencer a la jueza. Álvarez concluyó que hay un dato que la defensa no pudo controvertir y es la presencia de Lucas en la casa de una de las víctimas exigiendo que levante la denuncia, circunstancia que se vincula al hecho. ¿Si no estaba involucrado en ningún hecho para qué ir a la casa?, se preguntó.
Tomó en cuenta las vainas servidas secuestradas, las personas heridas y el allanamiento al búnker que arrojó el secuestro de estupefacientes y dinero, entre otros objetos por lo que coincide en la reyerta que habían tenido, detalló. Para la jueza, Fiscalía acercó evidencia suficiente para probabilizar la autoría del hecho en cabeza de Sandoval, sin perjuicio de algunos puntos que deben profundizarse. Aceptó la imputación y dispuso la prisión preventiva de Ema hasta el próximo 16 de abril. La defensa de Sandoval pidió el cumplimiento de la medida en el mismo pabellón donde se encuentra su hermano, lo que fue aceptado por la jueza en la medida de las posibilidades.