Casi 4 mil militares y policías brasileños irrumpieron durante la madrugada de este sábado en varias favelas de Río de Janeiro con la orden de desbaratar bandas que se dedican al robo de camiones de carga. Varias zonas de la ciudad asomaron el día como verdaderas zonas de guerra, relataron testigos de los procedimientos. Es parte de un plan que se extiende hasta finales de 2018 y por el cual el presidente Michel Temer ordenó enviar 8.500 efectivos federales a territorio carioca.
Apoyados por helicópteros, 3.600 militares y centenares de policías participaban desde poco antes de las 4 de la madrugada local en el despliegue sobre cuatro barrios marginales –donde se enseñorean bandas de narcotraficantes– de la zona norte y en otro de la oeste de la ciudad.
La Secretaría de Seguridad del Estado de Río (Seseg) llamó a la operación «Onerat» (carga, en latín). Las fuerzas militares y policiales buscan a 40 responsables de robos de camiones de carga. Esa modalidad delictiva, junto a los altos índices de corrupción, las guerras entre bandas de narcotraficantes y las ejecuciones perpetradas por milicias parapoliciales tienen en jaque al estado.
Hay un ambiente de tensión y miedo. Casi nadie consigue ir a trabajar
Las autoridades publicaron en internet las fotos de 15 de las personas buscadas en la favela Lins (norte). Y ofrecieron 1.000 reales (320 dólares) de recompensa por su captura. El anuncio solicita «informaciones sobre escondites de armas, localización de bandidos, cargas robadas, puntos de venta de droga y vehículos robados». Y promete el anonimato para los denunciantes.
La agencia AFP señaló que decenas de soldados camuflados permanecían apostados en Lins con sus armas cargadas mientras carros blindados y dos jeeps bloqueaban el acceso al lugar. Todo habitante que salía del barrio era sometido a controles de identidad, cacheos de armas y revisiones de paquetes.
Los residentes contaron que fueron despertados por la irrupción de las tropas. «Hay un ambiente de tensión y miedo. Casi nadie consigue ir a trabajar», dijo Vanuza Barroso da Silva, de 23 años, que se dirigía a su trabajo en un supermercado.
Según la radio CBN, en el complejo de Lins se registraron tiroteos, en tanto que un individuo murió en un enfrentamiento en el de Sao Joao, también en la zona norte.
Segunda fase de Seguridad y Paz
El jaqueado y cuestionado presidente brasileño Michel Temer había ordenado el 26 de julio el envío de 8.500 militares a Río de Janeiro para integrar una fuerza de 10.000 hombres. La misión: contener la ola de inseguridad.
La Seseg precisó que el operativo de este sábado marca la «segunda fase» de esa operación, bautizada Seguridad y Paz, que debe prolongarse hasta fines de 2018 y basarse en acciones de inteligencia y acciones sorpresa.
Esa estrategia contrasta con la utilizada hasta ahora, de ocupación temporaria del territorio, que vuelve a ser controlado por las facciones criminales apenas se retiran las tropas.
El operativo Onerat se produce exactamente un año después de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Río, durante los cuales decenas de miles de militares garantizaron la seguridad de la ciudad.
Primer semestre con 3.400 muertes en Río
El primer semestre de este año fue el más violento en Río desde 2009, con 3.457 muertes violentas, un 15% más que en el mismo periodo de 2016, según datos del Instituto de Seguridad Pública (ISP), un organismo oficial. La zona con más casos (23%) es la Baixada Fluminense, en la zona metropolitana de Río.
En lo que va del año, 93 policías fueron abatidos, en enfrentamientos o fuera de servicio. El último caso se produjo la madrugada del sábado, cuando un sargento de la Policía Militar (PM, un cuerpo bajo la autoridad de cada estado) fue baleado en su vehículo, de acuerdo con un informe policial citado por la prensa.
Los robos de camiones de carga son otro de los flagelos que azotan a la región. Según la Federación de Industrias del Estado de Rio de Janeiro, el año pasado hubo 10.000 casos denunciados, principalmente en las carreteras de acceso a la ciudad, con pérdidas multimillonarias.