Son cuatro con un mismo objetivo, como los mosqueteros, pero la posibilidad de que hagan historia el próximo domingo es mucho menos épica que el cuento de Dumas.
¿Qué piensan las cabezas de listas de diputados enrolados en las agrupaciones con más chances? ¿Cómo votarían, si son diputados, las leyes del aborto, tenencia de droga, presupuesto o reforma constitucional? Si la campaña fue fría, el debate de ideas quedó aterido en el silencio.
La fuerza de Perotti
Omar Perotti quería ser gobernador. Este hombre de 52 años, que fue intendente de su Rafaela a los 31, se vio obligado a calzarse el traje de diputado nacional empujado por su derrota en las internas y en la ola imparable de Cristina Kirchner que reconquistó su imagen en Santa Fe, incluido el propio territorio de este hombre.
El dedo de la presidenta ungió a este muy formado dirigente que tuvo que obviar sus convicciones de democratizar la política y sumarse a una especie de tren renovador del PJ que comanda junto con María Eugenia Bielsa. “Con Cristina tengo una relación muy franca y abierta. Ella me pidió que no deje de ser crítico y yo le reclamé que construyamos un diálogo más sincero con ministros visitando Santa Fe y acercándonos a la gente”, suele decir en privado por estos días Perotti. Está contento, pero mide sus adjetivos. Cree que ganan la provincia y por más margen del que dicen las encuestas. Pero evalúa cauto el efecto “arrastre” de la candidatura de Hermes Binner, al que le envidia cierta suerte: “Haciendo casi nada, salvo mucha publicidad vacía y mostrar la agresividad que solía criticar en Cristina, se va a quedar con el estandarte de la oposición. Pura suerte”, le dijo a uno de sus secretarios.
“Yo soy justicialista”, dice a quien le pregunte si es “cristinista”. Pero comparte a pie juntillas el modo de gestión de ella cuando habla con su tropa: “Cristina ha orientado esta etapa convocando a la unidad. Puede hacer historia”.
Procura no hacer olas cuando se lo consulta sobre temas puntuales. Sobre la reelección a través de una reforma constitucional por el parlamentarismo dice “eso no existe” y se niega a hacer hipótesis para auscultar su voto de laboratorio. Si se le pregunta sobre la despenalización del aborto y la tenencia de drogas para uso personal, se vuelve a encolumnar. “Tengo la misma posición que la presidenta”, remarcó ante sus asesores. Eso implicaría un sí al uso de algunos estupefacientes menores, de manera limitada, y no a la interrupción de la gestación: “No niego el embarazo temprano no deseado, pero eso se combate con educación”.
¿Resultados para él? La pelea es entre el FPV y el FAP, aunque Federico Pezz suena en el norte y Pablo Javkin en el sur.
Honestamente, Zabalza
Podemos ganar. Pero no va a ser fácil”, le dijo Juan Carlos Zabalza a un votante en pleno centro de Rosario. Es, desde 1972 como integrante del comité del socialismo, el candidato con más antecedentes en cargos legislativos y ejecutivos. Por eso vale su experiencia a la hora de proyectar un resultado para el próximo domingo: “La lógica es 5 para cada uno. Pero lo veo a Pablito (Javkin) colándose a último momento”, le dijo al jefe de campaña del PS ayer mismo. El senador por Rosario sabe que si Javkin entra, sale uno de los suyos.
Representa el ala moderada del binnerismo triunfante en las internas socialistas. Trata de contener a los que se quieren llevar todo por delante y asegura que sería suicida liquidar el Frente Progresista con los radicales luego de las elecciones. “De ahora en más, hay que darle participación directa a la UCR”, le gusta decir cuando lo consultan sobre el armado del gobierno de Antonio Bonfatti. ¿Un ministerio, quizá, para Mario Barletta? Él esquiva con elegancia la pregunta y afirma con sus partidarios que “la burocracia central de la UCR, enamorada del Grupo A, se equivocó a nivel nacional con (Francisco) De Narváez. Pero acá es otra cosa”.
Apoyaría el presupuesto, si le toca debatirlo, a nivel general, pero pelearía la participación de Santa Fe. “Eso es lo que pedimos acá cuando somos gobierno”, grafica. Es reformista de la Constitución pero “sin darle un solo resquicio a la reelección de Cristina”. No cree en la “libertad de aborto” pero sí en garantizar los casos no punibles con mirada amplia. Y cree que el uso personal de marihuana no es delito. “Con las otras drogas, no lo sé. Lo tengo que estudiar”, confesó en sus grupos de trabajo.
Pablo, puerta a puerta
La noche previa a la veda electoral saldrá de vigilia por hospitales, refugios, comisarías y lugares de encuentro nocturnos que no se visitan para cerrar su campaña de manera muy original hasta que den las 6 del día siguiente. Este honesto legislador provincial se montó solo sobre sus hombros la tarea de pedir el voto ya que la propia Elisa Carrió no quiso venir a acompañarlo. “Es que Pablo, junto con Adrián Pérez y Alfonso Prat Gay, representan la masa crítica de la Coalición. Y Lilita no es muy permeable a los disensos”, explica una asesora de Javkin.
Su convicción indoblegable es ser diputado nacional. Por eso, abortó todos los rumores de que Bonfatti podría llamarlo para su gabinete y se apartó elegantemente de las conversaciones que el gobernador electo tiene con los radicales. En lo provincial, cree que “Antonio puede hacer un gobierno más abierto. Todo depende de lo que haga Binner. Si después de la elección sale fuerte a defender al Frente Amplio Progresista, debilita al Frente Progresista. Si Hermes le pone a Bonfatti como ministro a algún comisario que hoy ya es un secretario, la cosa se radicaliza. Y eso no es bueno”, confiesa la misma asesora.
No hay medias tintas en su negativa ante una reforma constitucional. Tampoco sobre el presupuesto, ya que se encolumna con Prat Gay. Cree que hay que debatir a fondo la despenalización del aborto haciendo que la mujer jamás sea punible. Cree en la reglamentación del uso de drogas para uso personal.
“Estoy al filo de llegar”, le dijo a su familia. Como admirador del tenis, sabe que la pelota pegó en la red y sólo resta una semana para saber de qué lado cae.
La lucha de Pezz
“Alfonsín puede ser segundo y nosotros vamos a tener mejores números que el 14 de agosto. Con eso, estoy adentro”. Estas son las dos convicciones que el senador Federico Pezz les transmitió por estos días a sus colaboradores en una tenida de campaña. Este radical moderado cree que juega en contra de su candidatura a diputado nacional el hecho de no haber podido salir de una trampa tendida por Binner. “Se autoproclamó como el referente nacional de la oposición y los radicales no supimos mostrar que el gobernador defiende la reforma constitucional, no se distancia de (Hufo) Moyano y piensa aprobarle el presupuesto a Cristina. ¡El mismo presupuesto que patea para adelante la autovía 11 o la 33, por darles un solo ejemplo!”, bramó Pezz ante los suyos.
Es cierto que este senador de General Obligado no oculta su tirria con Hermes Binner. “Después de tanto maltrato y falta de humildad, esperamos que luego de las elecciones venga una etapa de diálogo, colaboración y participación directa en el gobierno”, suele decir en reserva. Y la esperanza está centrada en Antonio Bonfatti.
Pezz no va a votar la despenalización del aborto salvo las mismas causales que hoy tiene el Código Penal. Es férreo su no a cualquier inclusión en la ley del permiso de uso de estupefacientes. Y, desde ya, se opone al presupuesto nacional y a la reforma constitucional.
En una campaña en sordina, anestesiada de debates, estos 4 varones serán los que nos intenten representar en 10 bancas elegibles. Sus intentos dependen de nuestro voto y de nuestras convicciones.