Llegaron para llenar cuestionarios, organizar filas, y acomodar sillas, y todo por las ganas de no quedar afuera de un operativo sin precedentes, y así, sin recibir un peso, los voluntarios del plan de vacunación le contaron a Télam cómo se volvieron una parte fundamental en la lucha contra el coronavirus.
«Ni un segundo» fue lo que dudó Diego Gorga cuando lo convocaron para sumarse a los voluntarios del partido bonaerense de Almirante Brown. Tiene 41 años y trabaja en el municipio. Desde enero comenzó a participar en los preparativos de la posta de la Sociedad Italiana, de Adrogué.
«Para mí es una experiencia hermosa, desde el lado humanitario, saber que estoy aportando a una solución de un problema que es mundial. Nunca pensé que iba a estar en una situación así», confesó Gorga a Télam.
Él es uno de los 20 voluntarios de la posta y junto a otros compañeros se encarga de la logística: «Cuidamos las cosas, tratamos de ayudar, proveemos lo que haga falta al equipo, estamos atentos por si necesitan algo para que no haya ningún impedimento a la hora de realizar el trabajo».
El lunes pasado, la vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner participó de un acto en La Plata en el que agradeció el desempeño de las y los voluntarios. Allí habló de los enfermeros pero también de «los que acomodan a la gente».
«Son jóvenes por la libertad, pero no por la libertad propia, por la de los demás, que es la mejor libertad, la libertad de los otros», enfatizó Fernández de Kirchner. Y agregó: «Porque libertad para mí y que se jodan los demás no es libertad. La verdadera libertad, y esto lo escribió (André) Malraux en La Condición Humana, es cuando uno sacrifica su propia libertad para estar abocado a una tarea solidaria para que todos seamos libres».
Gorga reconoció que «más allá de que uno hace las cosas de corazón y a voluntad, está bueno el reconocimiento. Porque a veces uno se pregunta, ¿se notará lo que estoy haciendo? Capaz que uno a veces se tira un poco abajo y piensa que no tiene tanta importancia, pero todos somos importantes. Desde cada uno de nuestros lugares hacemos que esto funcione».
El programa «10 mil Voluntarios» fue lanzado el 13 de diciembre por el Ministerio de Salud de la Nación, cuando todavía no habían llegado las primeras vacunas pero ya era una certeza que el plan para inmunizar contra el coronavirus sería gigantesco. Por eso, el Ministerio convocó a integrantes de carreras de salud y de otras de 54 universidades que forman parte del programa de Acompañamiento Territorial Integral del Voluntariado Argentino.
«Me emociona muchísimo estar en la vacunación», admitió Paloma Fernández de 23 años, quien es voluntaria en la posta del polideportivo Nº2 de San Fernando, municipio que lleva aplicadas 80.000 dosis.
«Todos los días me voy con alegría, con una anécdota nueva, la gente nos llena de amor y viene muy contenta a vacunarse».
En el vacunatorio, Paloma se encarga de realizar las preguntas de salud previas a la inoculación.
«Hacemos mucho hincapié en preguntar si tienen patologías de riesgo, si toman medicación de presión, anticoagulantes o si se dieron ninguna vacuna en los últimos quince días», cuenta la joven a Télam y subraya que lo que más le preocupa es si las personas tienen antecedentes de alergia.
También, cuando los vecinos llegan al polideportivo «con alguna duda, o miedo por lo que se dice», se encarga de brindarles información y explicar que todas las vacunas que se aplican fueron aprobadas.
«Uno quiere que salgan de ahí todos vacunados y contentos», dice Paloma que se desempeña en la posta de lunes a viernes y cursa la licenciatura en Nutrición.
Bernarda Lescano y Guadalupe Franco son dos de los 50 voluntarios en el Complejo República de Venezuela, en el partido bonaerense de Bolívar, que trabajan en dos turnos de cinco horas cada uno y llevan vacunadas a más de 15 mil personas.
Guadalupe tiene 33 años, es farmacéutica y se ocupa de vacunar. «Como siempre se necesitan manos porque estamos vacunando a mucha gente por día, me preguntaron si podía venir a ayudar y me pareció una buena idea, un buen aporte», dijo sobre su decisión de sumarse al plan.
Todos los días trabaja en la farmacia del Hospital de Bolívar, pero a pesar del esfuerzo de hacer doble turno, Guadalupe aseguró que el vacunatorio le mostró otra cara de la pandemia: «Es un lindo lugar porque te da la sensación de que la gente viene con una esperanza, a diferencia del hospital que es mucha más dura la realidad que vivimos ahí. Así que es como una bocanada de aire fresco».
Bernarda, de 23 años, se mudó de La Plata a Bolívar el año pasado. Desde febrero, cuando fue convocada por la Secretaría de Salud del municipio, se ocupa de recibir a las personas que llegan a vacunarse al Complejo.
Sobre su trabajo contó: «La gente viene con la mejor energía. Hay veces que están asustados o asustadas y nosotros tratamos de dar a conocer cómo es realmente el procedimiento porque nos pasa que a veces al escuchar tantos medios de comunicación la gente se asusta. Entonces en base a toda la información que tenemos que nos brinda el Ministerio de Salud intentamos darles las respuestas más certeras y la verdad que obtenemos muy buenas respuestas».