Tres casos de estafas telefónicas –una modalidad del llamado cuento del tío– en Rosario motivaron una investigación de la Fiscalía de Investigación y Juicio. Durante la pesquisa, las pinchaduras de teléfonos condujeron a las ciudades de Buenos Aires y Corrientes, donde este jueves –exhortos mediante– personal de Policía de Investigaciones (PDI) allanó domicilios y detuvo a dos miembros del clan gitano Miguel, algunos de cuyos miembros locales han tenido conflictos con la ley en el rubro del engaño. Se trata de un hombre y una mujer, Claudio y Claudia Olga, alias Carola, quienes fueron imputados este mismo viernes por estafa y asociación ilícita y quedarán en libertad bajo fianza. Otra causa de características similares tramita en la ciudad de Santa Fe, y se investiga si tiene ramificaciones en otros provincias.
Según fuentes judiciales y policiales, el fiscal de Rosario Carlos Covani, con el auxilio de la PDI, investiga ocho casos de estafa cometidos en esta ciudad, y lograron reunir evidencia sólida en al menos tres casos en los que las víctimas fueron señoras mayores de edad, quienes fueron engañadas y entregaron dinero en efectivo, unos 120 mil pesos, y joyas.
“Durante todo este tiempo se intervinieron cinco líneas telefónicas y se logró identificar a las personas que cometieron los ilícitos”, dijo el comisario de PDI Ernesto Gaudenzio. Las pistas llevaron a Corrientes y a Capital Federal.
Los investigadores establecieron que las llamadas se hacían desde Corrientes, y la voz en el teléfono pertenecía a una tal Lira, de la cual sólo tienen su apodo y está prófuga. La mujer era la encargada de la artimaña discursiva: persuadía a mujeres de edad avanzada de entregar sus ahorros bajo distintas excusas, simulando ser un familiar.
En la capital correntina, en Thames y Las Heras, fue detenido Claudio: para los investigadores es el encargado de pasar a recoger el botín de las víctimas del relato de Lira.
Claudia Olga, alias Carola, para los detectives la madre de la chica que hacía el cuento del tío, fue detenida en Emiliano Castro al 4800 de la ciudad de Buenos Aires. Le atribuyen resguardar el dinero y las alhajas.
En total, PDI (con el apoyo de las fuerzas de Buenos Aires y Corrientes) secuestró siete celulares y dos autos: un Volkswagen Fox y un Chevrolet Corsa.
Los dos sospechosos de integrar el engranaje de estafas llegaron este viernes al Centro de Justicia Penal, en Rosario y fueron imputados durante la tarde: el hombre como integrante de asociación ilícita y por tres estafas, una de ellas en calidad de tentativa, mientras que la mujer sólo fue formalmente acusada como miembro de la asociación ilícita.
«Por ahora se les imputan estos hechos, aunque hay al menos ocho bajo investigación y se presume que hay otros que aún no fueron denunciados», dijo un vocero de la pesquisa.
La jueza Silva Castelli aceptó la imputación fiscal y determinó que ambos acusados queden en libertad bajo fianza, en el caso del hombre tras el pago de una caución de 200 mil pesos y, en el de la mujer, la mitad de ese monto.
«El hombre tiene que presentarse a firmar una vez a la semana a firmar en Tribunales y la mujer cada mes», describió el mismo portavoz de la causa.
En Santa Fe también
“Llevan una vida dedicada a falsear datos y todo lo que uno encuentra en relación a ellos es de difícil comprobación”. Así se refirió la fiscal María Laura Urquiza, de Delitos Complejos, sobre una banda interprovincial integrada por miembros de una comunidad gitana acusados también de varias estafas telefónicas, en la ciudad de Santa Fe.
Entre junio y julio, seis integrantes de la gavilla fueron detenidos e imputados, pero en un solo caso se logró comprobar en forma fehaciente los datos personales de los sospechosos, Diego “Maico” Miguel, el cabecilla del grupo, detenido en Empedrado, Corrientes.
Los demás cinco representaron un insólito impedimento al ser investigados: no figuran en el sistema nacional de huellas dactilares porque no fueron inscriptos por sus padres al nacer. Sólo hay rastros de su existencia en causas penales que se les siguen en varias ciudades, pero en ellas aparecen con distintos nombres. Sólo coinciden los rostros. Tampoco poseen domicilio fijo.
El pasado 31 de julio el juez Jorge Pegassano excarceló a esos cinco integrantes de la organización, que continúan investigados. “No existe posibilidad que la soltura de los imputados entorpezca ahora la investigación”, argumentó el magistrado, pese a las quejas de la Fiscalía.
La causa santafesina sumó un nuevo capítulo este miércoles, cuando los fiscales Urquiza y Leandro Lazzarini imputaron a un nuevo integrante de la banda, también de la colectividad gitana.
Se trata de Roberto Yankovich, de 40 años, otro apellido de la comunidad con repetidas apariciones en crónicas policiales sobre estafas. Yankovich dijo ser chatarrero con residencia en la localidad de Las Rosas, y dijo que no sabe ni leer ni escribir pero sí firmar.