«Cuentos de la tierra», film que reúne cinco relatos referidos al pueblo mapuche, que se realizó en el marco de una producción intercultural y que este jueves llegará a cines nacionales tras una premiere en Bariloche, es para su director Pablo Nisenson “un llamado a la reflexión y a la esperanza”.
“Cuando en la actualidad vemos una nueva avalancha de racismo, de estigmatización, de persecución, asesinatos y encarcelamientos contra el pueblo mapuche, la película busca contar en clave poética y emotiva, otra realidad”, destacó Nisenson durante una entrevista con Télam.
El cineasta y coproductor de Cuentos de la tierra junto a la coguionista Vivi Suárez y mapuches Luisa Calcumil, Beatriz Pichi Malén, Anahí Mariluan, Jonatan Llancaqueo, Roberto Cayuqueo, Lorena Peña Caitruz y Kimvn Teatro, apunta que el pueblo originario “se considera «Brotes de la Tierra», que es la contracara del antropocentrismo, e implica un ser en comunión y armonía con las otras vidas que pueblan los territorios: animales, vegetales, minerales”.
El film discurre bucólico en blanco y negro para enlazar las narraciones “Gnen Ko (Espíritu Del Agua)”, “Kürüf Mew (Por El Aire)”, “Perimontun (Revelaciones)”, “Tañi Mapu (Nuestra Tierra)” y “Pirén (Nieve)”, donde quedan expuestas diferentes situaciones y características del pueblo mapuche, sobre todo, en su relación con el entorno y con su raíz ancestral.
“Cuando el mapuche defiende un río contra la represa, busca preservar la vida del agua, su fuerza y su espíritu. Un antropólogo mapuche, intentando dar su cosmovisión para la comprensión de un tribunal en la lucha por su río, explicó: «Instalar una represa en nuestro río Truful Truful se podría asimilar a hacer pasar un inmenso acueducto de aguas servidas cruzando la catedral de Santiago»”, aportó el cineasta sobre la motivación para encarar su octavo largometraje como realizador.
En un sentido similar, la actriz y cantante mapuche Luisa Calcumil señaló a Télam: “La película muestra que pertenecemos a un país, a un Estado, que ignora y descuida sus raíces porque está inmerso en el materialismo”.
Y lejos de subrayar su labor como parte de la producción de Cuentos de la tierra, la artista aseveró: “No me he detenido a pensar en el rol de productora. Lo que más me preocupa es que resulte una obra artística que nos permita mirar en la propia sombra… que nuestra gente se vea en ella y que resuene”.
Calcumil, quien protagoniza el segmento “Tañi Mapu (Nuestra Tierra)” asumiendo a una anciana que decide quedarse en su tierra de la ladera cordillerana en lugar de mudarse al confort citadino, consideró: “Los actores somos el instrumento de nuestro arte y no manipulamos las emociones de nuestra vida privada”.
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“Entramos en contacto con nuestras herramientas de la creatividad y conocimiento de la situación social e histórica que plantea la ficción para poder crear personajes desde ese lugar, sensible y noble”, postuló con sencilla consistencia.
La película cuenta con envolvente música de Anahí Mariluan quien, reveló el director, “participó no solo de la creación musical, sino en la idea de la banda sonora, porque los criterios de la lengua, de la oralidad y de la manera de escuchar y de mirar son diversos en cada cultura. De esta fusión de culturas nació algo diferente”.
El elenco de la nueva ficción del autor de Los espíritus patrióticos, Ángel, la diva y la yo, D-Humanos y La mirada del colibrí, incluye a Juan Palomino como el locutor de radio en “Kürüf Mew (Por El Aire)” y a intérpretes mapuches.
Roberto Cayuqueo y Amaro Espinoza son padre e hijo en “Gnen Ko (Espíritu Del Agua)”; Jonatan Llancaqueo es el concertista en “Perimontun (Revelaciones)”; y Sara Douglas, Marta Ranquehue y Carolina Sorín toman parte en la historia de “Pirén (Nieve)” sobre una niña extrañada en la educación formal occidental.
Sobre cómo nació la decisión de encarar esta producción intercultural, Pablo Nisenson apuntó: “La decisión de esta película fue claramente tratar de visibilizar la otra cara del pueblo mapuche, aquella invisibilizada o tergiversada por los medios hegemónicos. Como director no mapuche, junto a Vivi Suárez, directora asistente y coguionista, debíamos investigar en su cultura y esto implicó un trabajo de seis años, en un primer momento recorriendo los territorios de la Patagonia hoy argentina y chilena, conversar, leer, mirar, escuchar relatos antiguos y contemporáneos. Esta fue la más rica materia prima para comenzar a bocetar las historias, que se irían entrelazando con un eje en común que es el de la naturaleza y sus distintas vidas”.
Cuentos de la tierra puede ser una muestra del encuentro de culturas, sin embargo y sobre todo en “Perimontun” se subraya esa imposibilidad y se celebra una toma de posición tajante a favor de lo ancestral. “En ese cuento lo que sucede es que el músico mapuche regresa a su ciudad natal apropiado de una cultura ajena y, es allí, en su tierra, donde es llamado por melodías ancestrales. Entonces nosotros, como guionistas, quisimos facilitarle al personaje este encuentro. Porque lo ancestral representa su propia esencia, dormida, olvidada. A partir de entonces, y en un fuera de campo que la historia no cuenta, Jona, el músico, podría incorporar en su repertorio instrumentos modernos, tecnológicos, occidentales, una interculturalidad musical solo posible a partir de la vivencia y apropiación de su propia cultura”, contó Nisenson.
Además consultado sobre la manera en que se relacionan estos ataques al pueblo mapuche y la avanzada de proyectos extractivistas, Luisa Calcumil analizó: “Se relacionan por la ambición desmedida de los que tienen poder. Lamentablemente la humanidad está marcada por la ambición de riqueza y de poder. Mientras la sociedad mira para otro lado, muchos creen que están comunicados y comprometidos porque tienen internet, celular, diferentes medios tecnológicos. Pero esa inmediatez y simultaneidad que debería transformar la vida de las personas que sufren, rápidamente se diluye, se esfuma, porque aparece otra noticia que los atrapa, los entretiene. No soy derrotista, trato de ser objetiva y coherente con las herramientas y conocimientos que tengo; no estoy sola, no nos gobernamos solos”.
Y Nisenson agregó: “La ambición económica impulsó la persecución y el saqueo de todos los pueblos originarios de nuestro continente, durante ya más de 500 años. Actualmente, empresas extractivistas que operan desde un paradigma de robo y extracción están interesadas en estos opulentos territorios ancestrales creyendo que el mundo es infinito, lo cual es, además, una política suicida”.