Un puñado de cuentos y relatos propios con otros que tomó “prestados” de grandes autores que van desde Borges a Rodolfo Walsh son los que aparecen fusionados, diseccionados y narrados al público por el autor, actor y director teatral rosarino Lautaro Lamas que, bajo el título Fuego ancestral, se presenta los sábados de enero en la sala El Rayo, de Salta al 2900.
En esta nueva propuesta el actor, que recorrió los escenarios de la ciudad, gran parte del país y se presentó en festivales internacionales con En el viento aire puro, entre otras de su cosecha, apela a un proyecto interdisciplinario donde encarna y le pone voz a personajes de diversos cuentos “propios y prestados”, tendiendo un puente entre el teatro y la literatura en dos modalidades: narración oral, donde versiona clásicos desde una mirada popular, y otros donde apela directamente a ponerle el cuerpo desde la actuación respetando el texto original.
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“Los textos van desde el humor a lo fantástico, y desde lo emotivo a lo reflexivo, haciendo foco en lo físico y en los resonadores de la voz”, plantea el actor acerca de esta propuesta, en la que hace gala de su formación muy cercana al teatro antropológico, y en la que se ocupó de la selección de textos y la actuación, con el apoyo en la técnica de Noelia Navoni.
Un puente
“Defino a esto que hacemos como un puente teatral-literario, porque va un poco más allá de lo específico de la narración oral; lo que buscamos fue crear un puente entre el teatro y la literatura, hacia ese lugar es que vamos. Es algo en lo que vengo trabajando desde hace mucho tiempo, que es esto de tomar algunos textos de la literatura concretamente, no textos teatrales, y ponerlos en escena. Son cuentos de escritores o escritoras que me gustan mucho, que siempre me han rondado, para ponerlos a funcionar en la actuación. Son las personificaciones de estos cuentos, son escenificaciones donde, en algunos casos, se respeta a rajatabla palabra por palabra, pero también hay otros focos de atención más allá de las palabras, como por ejemplo en el cuerpo y en la voz, que son mis intereses fundacionales en la actuación”, contó el creador.
Y profundizó: “Hay una minuciosa selección de cuentos, donde algunos son propios, cuentos míos, algunos editados en el libro Relatos sudamericanos, y otros que están inéditos, y también aparecen algunos cuentos consagrados que son esos a los que llamo «prestados». Con este trabajo me doy un gran gusto porque son algunos de los textos que más me gustan de todos los que he leído, entonces también es compartirlos con el público, algo que me genera una enorme alegría y al mismo tiempo un gran desafío porque seguramente muchos conozcan esos textos”.
En el mismo sentido, y respecto de esos textos de otros autores, Lamas planteó: “Cuando hablo de los textos que tomo prestados, aparece un jueguito entre Rodolfo Walsh y Jorge Luis Borges en un momento del trabajo. Son dos personajes de nuestra literatura supuestamente muy antagónicos. Utilizo textos de ellos y algunos juegos escénicos para encarnar personajes que tienen que ver con estos dos autores argentinos tan maravillosos, porque para mí son sumamente admirados los dos. Soy un apasionado de Walsh, no sólo de su obra sino también de su vida y de su historia, y me pasa más o menos lo mismo con Borges, que más allá de su obra no es tan malo como se lo ha pintado siempre y de algún modo intento redescubrirlo”.
Finalmente, el actor habló del desafío que implica la cercanía con el público a la hora de trabajar sin la supuesta protección que implica para los actores y las actrices la cuarta pared, que pone una barrera entre el espacio escénico y el de la expectación: “La propuesta tiene que ver con eso desde su concepción. Compartimos un mismo espacio y por momentos se rompe esa cuarta pared, hay algunos diálogos con el público, no constantemente, y por momentos, cuando se vuelve más teatral, esa pared se vuelve a construir y queda la escena creada allí, a la vista de todos. Al público le suelo hacer algunas preguntas, no es que los interpelo, pero tiro preguntas que dialogan con lo que propongo. Como actor, me interesa romper estructuras, avanzar hacia terrenos desconocidos o ir hacia lugares donde no me sienta tan seguro porque creo que eso es actuar. Esto que digo me parece muy importante también dado los tiempos políticos que corren, donde el diálogo y la posibilidad de escucharnos entre unos y otros, aunque pensemos distinto, han quedado medio de lado”.
Para agendar
Fuego ancestral, que se conoció el sábado 13, se presenta los restantes sábados de enero (20 y 27), a partir de las 21, en el teatro El Rayo (Salta 2991). Las reservas se realizan a través del 341-5842730. Las anticipadas tienen un costo de 2.500 pesos y en la puerta, previo a la función, de 3.500. La capacidad del espacio es limitada y la sala cuenta con aire acondicionado y servicio de buffet.