Un grave siniestro vial puso en tela de juicio una de las ciclovías más concurridas de la ciudad y la única de doble mano del sistema, que se extiende por calle Riobamba entre la Ciudad Universitaria y la calle Alem. La bicisenda volvió a ser noticia en la mañana del viernes, cuando el conductor de un Renault Sandero que circulaba por Ayacucho llegó al cruce con Riobamba y continuó su marcha al no divisar a su derecha ningún vehículo que lo obligara a frenar. Pero lo había: desde el oeste (es decir, a la izquierda del automovilista) venía en su bicicleta María Victoria Giangiordano, de 20 años, estudiante de Psicología, a quien terminó atropellando. La secuencia motivó la inmediata solidaridad del conductor, quien se detuvo a auxiliar a la víctima, y también de transeúntes y vecinos y comerciantes de la zona. Y cuando todo se calmó, surgió la denuncia de que hechos análogos ocurren en forma permanente y a un ritmo de “dos o tres veces por semana”.
Según dijeron los vecinos, la cantidad es tal que un comerciante de la zona informó a las autoridades por escrito sobre la situación el pasado 26 de agosto, casi un mes antes del hecho que trascendió esta semana.
Por fortuna, lo que ocurrió el viernes no pasó a mayores –el auto circulaba despacio y la joven fue dada de alta en la misma jornada, con heridas y contusiones leves– pero reavivó enojos y advertencias. Quienes ayudaron a la joven sostuvieron que la ambulancia del Sies tardó “40 minutos” en llegar al lugar, y destacaron que los primeros auxilios los había dado una médica que casualmente pasaba por allí. Y a la queja por la demora se sumó la denuncia de la repitencia de hechos similares.
“Por Ayacucho circulan los vehículos de sur a norte y al llegar a la intersección de Riobamba los conductores de automóviles se encuentran con tránsito de bicicletas.
Ningún conductor advierte la presencia de las bicicletas que se desplazan de oeste a este, ya que el tránsito vehicular en esta esquina es contrario, razón por la cual los automovilistas miran hacia su derecha (lugar de donde vienen los vehículos) y no centran su atención en las bicisendas que circulan en sentido contrario”, marca la denuncia que un particular hizo llegar a Ingeniería del Tránsito.
“Le ruego que se haga cargo de esta situación antes de que haya que lamentar una víctima fatal”, insistió el particular, un profesional que tiene sus oficinas a metros de la esquina y que desde allí dijo haber sido testigo de “innumerables accidentes” que involucraron a ciclistas y automovilistas.
“Afortunadamente hasta la fecha sin saldo trágico, pero es cuestión de tiempo nada más para que tenga que lamentarse alguna víctima”, concluye el reclamo que el particular cursó el pasado 26 de agosto.
De un lado a otro
La cuestión que marcaron como causa central también otros comerciantes y vecinos (ver aparte) es que la ciclovía tiene circulación en ambos sentidos, cuando Riobamba es de mano única. Pero lo que parece una falla de diseño, en realidad tiene sus razones y su explicación.
Los 600 metros de ciclovía que tiene la calle Riobamba vinculan las puertas de La Siberia (como más se conoce al Centro Universitario Rosario) con la ciclovía de calle Necochea de circulación sur-norte y con la de calle Alem para la circulación norte-sur de los rodados. Y, además, ambos corredores empalman con las bicisendas de avenida Pellegrini y bulevar 27 de Febrero.
Así los carriles de ingreso y salida de La Siberia son utilizados diariamente por muchos de las decenas de miles de estudiantes que cursan en La Siberia, e incluso por muchos docentes.
Su existencia y diseño fueron votados por el Concejo Municipal en septiembre de 2012, que le dio aprobación a un proyecto de los ediles del Frente para la Victoria Norma López y Roberto Sukerman, con la modificación pedida por el Ente de la Movilidad, que consideró viable técnicamente la circulación en ambos sentidos por el ancho de la calzada.
Así, el único corredor bidireccional para bicicletas que tiene la ciudad respondió a un insistente pedido de los mismos interesados, que solicitaban la vía exclusiva pero también marcaron la inconveniencia de habilitar una ciclovía sobre calle Cerrito por los constantes robos que sufrían quienes circulaban por allí.
Así, para marzo de 2013, la primera bicisenda de doble mano, estaba lista: la subsecretaria de la Agencia de Movilidad y Seguridad Vial, Mónica Alvarado, recordó a El Ciudadano que los trabajos no sólo se hicieron sobre la traza sino que involucraron a todo el entorno: “Se hizo poda y escamonda de árboles y se repotenciaron las luminarias para darle más seguridad a los ciclistas”, abundó.
¿Un peligro?
A un año y poco más de su existencia la bicisenda resultó exitosa en cuanto a circulación –la ingeniera Alvarado marcó que es una de las más concurridas– pero no parece serlo en cuanto a seguridad vial. Para peor, el cruce clave de Ayacucho y Riobamba no tiene semáforo, y tampoco otros.
“Pero sí está señalizado”, subrayó la titular del Ente de la Movilidad. “Son siniestros, no accidentes”, distinguió.
Alvarado explicó que todo el tramo de la ciclovía cuenta con cartelería de advertencia que marca que no sólo hay una bicisenda sino que es de doble sentido, y que resulta visible y evidente para los automovilistas. Así distinguió al hecho fortuito, el accidente, del hecho que puede evitarse, el siniestro vial, simplemente cumpliendo las leyes de tránsito y las reglas de circulación.
De igual modo, la funcionaria indicó que Ingeniería del Tránsito “está trabajando” para asegurar el corredor, en principio con más señalización (“aunque la que hay es abundante”, dijo) y en la evaluación de otras medidas.
Mientras tanto, la percepción de la situación parece ser opuesta entre comerciantes y vecinos y las autoridades de la seccional policial de la zona, la comisaría 4ª, de La Paz al 400: mientras unos están alarmados por la cantidad de incidentes viales, en la dependencia ubicada a 150 metros del cruce de Ayacucho y Riobamba dijeron a este diario no tener conocimiento alguno de que estuvieran ocurriendo.
