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Cumbre Alberto-Papa: plan contra el hambre y la deuda, en el centro de la agenda

El presidente se reunirá con Francisco a fin de mes, pero antes nombrará al nuevo embajador ante el Vaticano. La candidata más firme es una mujer: María del Carmen Squeff

Claudio Mardones (Tiempo Argentino)

El próximo viernes, cuando el presidente Alberto Fernández pise suelo romano para reunirse con el Papa Jorge Mario Bergoglio, buscará relanzar la relación política con el Vaticano, que arrancó obstaculizada por el fallido intento de nombrar a Luis Bellando como embajador argentino ante la Santa Sede, promovido por el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz. El postulante no fue rechazado por Roma porque sus funcionarios no alcanzaron a analizar el pliego, pero será reemplazado por una mujer diplomática de carrera. La figura que más resuena, como anticipó este medio, es María del Carmen Squeff, cuyos últimos destinos fueron Francia, hasta diciembre de 2015, y Nigeria, hasta agosto de 2016.

En Cancillería confiaron que no es la única candidata, pero cerca del presidente explicaron a este diario que «hay un 80 por ciento de probabilidades de que sea una mujer porque además de Squeff hay otra postulante», aunque su identidad es mantenida en reserva, en medio de una intensa disputa dentro del personal de carrera del servicio exterior.

 

Fernández inicia su gira europea, con la mirada puesta en la deuda con el FMI

 

La definición del próximo representante argentino ante el Vaticano es un tema que Fernández quiere resolver antes de encontrarse con Francisco, en la primera audiencia privada que le concede como jefe del Estado.

El encuentro durará menos de una hora y su temario será abierto, pero este diario pudo saber que hay dos temas preponderantes en la hoja de ruta que forman parte de la prédica bergogliana: situación de la pobreza y estado de la  deuda externa. «Los dos temas son coincidentes con los planteos de la Iglesia acá en el país y también con las exhortaciones y encíclicas de Francisco. Pero eso no implicará que el presidente pida ayuda del Vaticano para intervenir en la negociación que impulsa Argentina para renegociar la deuda externa. Esas especulaciones han enrarecido la previa de este viaje, que ya venía empañado por el traspié de Bellando», se lamentó un alto funcionario del Palacio San Martín para cuestionar las palabras del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que esta semana habló al respecto. «Estoy convencido de que el Papa ya está ayudando al gobierno porque hay que tener humildad para pedir ayuda. El presidente que se fue (Mauricio Macri) se manejó con la soberbia de los que creen que se las saben todas. Una marca clara de la personalidad de Alberto es la humildad de saber pedir ayuda», dijo.
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Massa no goza de la simpatía de Bergoglio. La inquina data de 2008, cuando el tigrense fue designado jefe de Gabinete de CFK y trabajó en la posibilidad de promover al actual Papa como funcionario del Vaticano y sacarlo del arzobispado de Buenos Aires para descomprimir la tensión que el jesuita mantenía con el kirchnerismo.

En la Cancillería admitieron que el entusiasmo de Massa para hablar del Papa no cayó bien en la Santa Sede que ya comenzó a deslizar mediante voceros locales (con y sin sotana) la incomodidad que masculla Bergoglio cuando lo señalan como un garante de la negociación argentina por la deuda externa. Sin embargo, ese tema es una preocupación constante del Vaticano y hay un entramado de eventos y relaciones políticas que confirman el nivel de involucramiento de Francisco al respecto.

Una muestra se concretará en marzo, con el encuentro de economistas jóvenes que realizará la Santa Sede. Contará con la presencia del ministro de Economía, Martín Guzmán, y de su mentor, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, que mantiene estrechos intercambios con Bergoglio desde el año pasado. Ambos se encontrarán en Roma el próximo 5 de febrero para participar como expositores del evento «Nuevas Formas de Fraternidad Solidaria de Inclusión, Integración e Innovación», organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, donde también asistirá la directora gerente del FMI, Kristalina Giorgieva. Esta cita se concretará cinco días después del encuentro entre Fernández y Francisco, mientras que el encuentro para economistas menores de 35 años se realizará un mes después.

Otro eje que está en el radar bergogliano es el Plan Argentina contra el Hambre, que encabezó Fernández antes de asumir la presidencia, pero contó con el apoyo de la Conferencia Episcopal Argentina. «Es posible que el tema forme parte del encuentro porque sabemos que es una preocupación de la Iglesia y nosotros hemos avanzado en ese sentido», explicó uno de los funcionarios que acompañará a Fernández a Roma.

La audiencia también abordará la situación regional e internacional, pero tendrá dos capítulos. Luego del encuentro con Bergoglio, habrá una reunión con el secretario de Estado, Pietro Parolín. En ambos casos los participantes hablarán de la situación en América del Sur, los esfuerzos para ayudar a la migración venezolana, el golpe de Estado en Bolivia y la situación en Chile. Medio Oriente también tendrá un capítulo específico, pero en torno al diálogo interreligioso que impulsa Fernández en su gestión. Está en sintonía con el encuentro entre el credo católico, judío, musulmán y evangélico, en torno a un acuerdo de paz, que Bergoglio promovió activamente cuando era arzobispo.

El presidente viajará acompañado por la primera dama, Fabiola Yánez (que ya se encontró con Francisco el mes pasado), el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el vocero Juan Pablo Biondi, que prepara una conferencia de prensa del presidente para el 31 de marzo o el 1 de febrero en la embajada que ahora está en manos de Rogelio Pfirter pero quedaría en manos de Squeff.

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