Podrán decir que es mi innata tendencia de simpatizar con los caídos, con los golpeados, con los indefensos, pero sería injusto con mis principios si por estas horas no confesara que Sampaoli siempre me cayó bien. Sí, él, el más vapuleado por estas horas a manos de un ejército de operadores de prensa (se los llama periodistas, pero esto, estimados, ya no existe) y por el grueso de los mortales en un país donde casi todos se creen el Gran DT.
Y no es mi intención salir a bancar al casildense desde el mismo terreno de la charlatanería barata, o sea, el de si tal jugador sí o no, Caballero, Armani o Gino Bogani, la línea de tres, el 4-3-3, el 2 por 4, la tabla del 7 o la mar en coche.
Digamos que, desde el vamos, el apodo de Zurdo genera lógica empatía en quienes desde nuestra juventud abrazamos el ideario de la revolución proletaria. Y por si fuera poco el tipo lleva tatuado en sus brazos el icónico “Oktubre” de Los Redonditos de Ricota, emblema representativo de la más maravillosa música, que no es precisamente la palabra del pueblo argentino, como alguna vez dijera estar convencido el General.
Por cierto, son apenas detalles anecdóticos, pero al otro lado de la trinchera, donde militan los fogoneros del discurso destituyente, no sobran argumentos objetivos que ubiquen al –hasta ahora- seleccionador argentino muy por debajo del promedio si se tiene en cuenta el contexto derivado de la pesada herencia afista.
Obsérvese en este sentido que, tras el derrape ante Croacia, al calvo y zarandeado personaje se le ha cuestionado hasta su buen gusto a la hora de elegir indumentaria. Créase o no, parece que acá todo el mundo no sólo es experto en fútbol, sino en elegancia y buenas costumbres. Hablan por hablar, seguramente, sin saber incluso que el singular look que exhibió Jorgito también refleja su predilección, a la hora de armar su equipo, por los grandes jugadores surgidos de la cantera rosarina, habida cuenta de que su asesor de vestuario –aquí les dejo otra primicia– es el reconocido especialista en moda Oscar Hernández Grosi.
En fin, te damos la derecha, Zurdo. A la hora de transpirar la camiseta, si es de un talle menos, mejor.