Por Romina Sarti*
Fresca y canchera dirían Helen y La Chula, salíamos de hacernos estudios sin haber roto camillas ni sillas. La aplanadora del rock, la fuerza que potencia, el empoderamiento de una cuerpa disidente que no se vio humillada en un procedimiento diario, mecánico, habitual. Si lo pensamos un poco es bastante triste, pero bueno, déjennos disfrutar como una potencial versión de “Pesadilla XV”, con un Freddy Krueger con carita de Ken, y manitas con centímetros y balanzas, padecía frente a la omnipotencia vencedora de un chequeo sin colateralidad gordofófica. Nuestro espíritu invadido por el frenesí del “nada puede malir sal”, se hizo bosta cuando llegó un resultado: extraer, biopsiar, no se puede esperar. ¿Lo qué?, ¿lo What?, ¿lo güat?
Petrificadas ante el shock de lo inesperado, con la sensación de abismo que abruma el pecho por la incomprensión, no había respiración que contuviera las lágrimas y el miedo. Casi avergonzadas por temer por la gordofobia, aparecía un problema mayor. Fueron minutos donde nos sentimos tan ridículas por preocuparnos por una camilla cuando el cáncer era una posibilidad. Interesantes jugarretas de la mente (¿o del sistema?) hacernos creer que una lucha o causa invisibiliza o invalida otras.
En menos de una semana tenía estudios, pre quirúrgicos, autorizaciones y demases. Todo en un tiempo récord, lo cual nos asustaba mucho más. Esta vez nos atemorizaba encontrarnos con una camilla que no resistiera nuestro peso, pero nos paralizaba el tumor, el nódulo, la cosa esa.
En bolas en la camilla, la enfermera nos dice no te va a doler nada, estas toda tatuada y tenés ese aro en la nariz. Formas raras de tranquilizar pensamos, pero nos limitamos a responder con una mueca. Ya con el serrucho en mano la cosa se puso rara. La cirujana llamo a otra mina y hablaban entre ellas, no lográbamos escuchar con claridad, ¿efectos de escuchar Maiden demasiado fuerte?, hasta que nos preguntan: ¿quién te mandó a hacer la cirugía?, ¿es joda?, Ud. Dra., si nena pero acá no hay nada, bah tenés un quiste y un nódulo pero con un tamaño ridículamente pequeño que no justifican intervención. Y remata, ¿vos fuiste del Padre Ignacio? En ese momento la sensación real fue que nuestra mente se hacía mierda, casi como la economía argentina. Literal nuestra mente estalló entre el desconcierto, la felicidad y lo bizarro de toda la escena. ¿Sabés que el cura me quita clientes?, porque cobro por operación y la verdad que no te voy a arruinar. Nos revisan, nos hacen estudios, nos vuelven a revisar. No, no hay caso, andá y festejá, incorporate de a poco y volvé en 6 meses para control, andá, tomate un champagne y festejá.
Teníamos mucho para decir, pero sólo tratamos de ponernos bien la camisa, obvio que fracasamos: entre la ansiedad y euforia abotonamos todo mal. Salimos aliviadas, la secretaria tampoco entendía nada. Vi a otras mujeres que quizás no contarían con mi suerte, aunque deseamos desde el fondo de nuestro corazón que sí.
Pero ¿qué hubiese pasado si siquiera hubiéramos ido a hacer el chequeo porque el sistema de salud discrimina y no está preparado para cuerpas gordas?, ¿hubiera crecido?, ¿habría otra cosa?, ¿cuáles serían las consecuencias en un futuro no muy lejano? Sin darle más lugar a lo contrafáctico, dejándolo en manos de cada subjetividad lectora, intentamos trascender hipótesis y supuestos: tenemos que ir. Tenemos que hacer valer nuestros derechos de acceso a la salud, de buen trato, de respeto. No es banal temer que por nuestro peso se rompa una camilla: ese temor nos puede llevar a, de golpe un día, no sólo padecer los coletazos de un sistema opresor (gordofobia) sino que también las consecuencias de una enfermedad que, detectada a tiempo, podría ser tratada sin complejidades. Por eso.
Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud el 19 de octubre se celebra mundialmente el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama con el objetivo de crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos. (…) El cáncer de mama es el tipo de cáncer más común, con más de 2,2 millones de casos en 2020. Cerca de una de cada 12 mujeres enfermarán de cáncer de mama a lo largo de su vida. El cáncer de mama es la principal causa de mortalidad en las mujeres. En 2020, alrededor de 685 000 mujeres fallecieron como consecuencia de esa enfermedad. La mayoría de los casos de cáncer de mama y de las muertes por esa enfermedad se registran en países de ingresos bajos y medianos.
Cerramos tarareando la melodía “hazte un chequeo” con la esperanza de contribuir desde nuestro lugar al empoderamiento de la diversidad corporal, a la lucha contra la discriminación, al reclamo por el acceso a un sistema de salud incluyente y respetuoso, a valorarnos y animarnos más allá de la huella de la gordofobia, a ser tratadas de manera equitativa y humanizante. Hazte un chequeo.
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*Licenciada en Ciencia Política (UNR), gorda, aprendiz de las diversidades en todos sus niveles docente de Problemáticas de la Discapacidad en Tecnicatura de Acompañante Terapéutico y de Sociología de la Discapacidad en la Lic. En Órtesis y Prótesis de la Universidad del Gran Rosario (UGR). Colaboradora en “Tu mejor golpe”, programa radial Wox 88.3 con la columna “Cuerpas mutantes”. Siempre rockera, o como diría mi amiga Berni, laRomiPunk. IG: romina.sarti