Rosario las despide en un mediodía gélido, de esos que seguramente no extrañarán cuando en algunos días estén en tierras más cálidas para iniciar su aventura, para ponerle fichas a una ilusión que las une aunque los destinos sean disímiles.
El rito de disfrutar de un almuerzo en compañía de amigas no se pierde, el calendario es tirano porque el tiempo en la ciudad se acaba pero quedan cosas por charlar, emociones por comentar y sueños que compartir. Quién sabe cuándo volverán a reunirse, si serán las mismas o habrán cambiado.
María Victoria Fux, Chiara De Virgilio y Lucila Cragnolino tienen a Atalaya como factor común y al básquet como estilo de vida. Y aunque sus caminos suelen ser caprichosos en eso de encontrarse, la avenida Pellegrini fue el cruce de rutas que el tiempo les obsequió en la previa de los vuelos hacia renovados desafíos.
Fux y De Virgilio son de Rosario, pero aunque sus historias se iniciaron en Ben Hur y Temperley respectivamente, Atalaya fue su conexión. Cragnolino es de Santo Tomé y su llegada al Azul terminó de generar el lazo.
Se sabe que los torneos femeninos de básquet viven a la sombra de lo que pueden ser, que hay que perseguir las oportunidades, y por eso no estuvieron mucho tiempo quietas, se ganaron el lugar en seleccionados (locales, provinciales, argentinos), equipos en la Liga Nacional y experiencias internacionales, todo detrás del objetivo de crecer y de mejorar. Hoy van por más.
De Virgilio ya tiene pasaje en mano para retornar a Estados Unidos y aunque lamenta perderse la final de la Copa Santa Fe, sabe que no tiene alternativa. En Hillsboro la espera el Jefferson College, al que se transfirió tras un primer año en Cloud County luego de su experiencia en Vélez. “Me cambié más que nada porque me gusta como se maneja la entrenadora con el equipo y su forma de jugar también. Me parece que es lo que busco yo, que es fortalecer mi juego, tanto en ataque como defensa”, explica la perimetral que además estudiará kinesiología, y reconoce: “Este equipo era uno de mis primeras opciones el año pasado, pero no pude entrar por un examen”.
Fux también dio el salto a la Liga con Obras tras el paso por Ben Hur y Atalaya e incluso tuvo una experiencia de algunos meses en una secundaria estadounidense, pero ahora tras coronar con presencia mundialista su trabajo en las selecciones menores argentinas, dará el gran salto. La espera el equipo del Instituto Tecnológico de Nueva Jersey para comenzar a desandar sus cuatro temporadas universitarias.
“Me estuve preparando para este momento física y mentalmente varios meses, junto con la preparación para el Mundial de Tailandia del mes pasado. Siempre fue mi sueño tener la posibilidad de jugar a un gran nivel y poder combinarlo con el estudio universitario estando todo en sintonía, así que estoy muy contenta de poder haberlo cumplido y estar a días de partir”, resume la interna que vive en Roldán.
“Es un poco duro despegarse de la familia, aún teniendo la experiencia de haber vivido en Buenos Aires el año pasado y éste. Es una distancia exponencialmente mayor y cuesta un poquito más. De todos modos, como dije antes, allá voy a estar cumpliendo mi sueño y muy ocupada en el día a día. No creo que tenga mucho tiempo para pensar en extrañar, así que voy a disfrutar todo lo que más pueda la vida de un estudiante-atleta y jugando al deporte más lindo del mundo”.
En una semana Cragnolino viajará a Salerno para reincorporarse al Salerno Básquet 92, de la Liga B Italiana, para afrontar toda la temporada hasta mayo de 2020. Ya estuvo allí un par de meses para pelear la permanencia y al lograr el objetivo, el elenco italiano se obsesionó con retenerla. Otro problema para Atalaya de cara a la final de Copa Santa Fe y el Federal, pero esa es otra historia.
“Me gustó el torneo porque no son más de 10 equipos y el nivel de esos conjuntos es bueno, así que es constante el roce y eso te hace mejorar. Se sumaron algunos clubes que antes estaban en otras regiones y vamos a viajar bastante”, explica la santotomesina, que analiza uno de los males de los torneos femeninos argentinos: “Lo que me gusta y creo que es muy positivo es que es en Italia es constante enfrentarse contra equipos competitivos y no tenés que esperar a las fases de playoff como pasa acá para tener partidos parejos. Si llegás a playoffs, jugás buenos partidos pero si no llegás, también enfrentás a buenos equipos”. Desde su querido Unión de Santo Tomé, a su paso por Temperley de Buenos Aires, y claro, Atalaya.
Combinan estudio con deporte, pasión con sacrificio e ilusión con responsabilidad. Siempre deben dar algo más, brindar un plus y resignar algo. Hoy las despidió la avenida Pellegrini, sufrieron el último frío del invierno rosarino y también se dijeron hasta luego. Seguramente el próximo almuerzo traerá muchas experiencias para compartir.
Opinión
«TIENEN CLARO EL CAMINO»
Por Mariano Junco*
Las tres son jugadoras en desarrollo y con proyección a seguir creciendo. Fundamentalmente porque tienen claro el camino que escogieron para sus próximos años, que es combinar deporte y estudio en el exterior.
Chiara es una jugadora que puede cumplir el rol de base y escolta, con potencial en su lanzamiento exterior, que va por mayor protagonismo en su segundo año universitario en Estados Unidos.
Miti es una ala pivot que acaba de finalizar su proceso de menores con la selección nacional en el mundial de Tailandia, siendo también uno de sus rubros destacados el lanzamiento.
Y Luci es una ala pivot realizando el paso ser una alero, con gran comprensión táctica y complemento ideal para cualquier equipo por su compromiso defensivo. Viene de ser protagonista en un equipo que peleó por no descender en Italia y fue clave.
*Mariano Junco es entrenador de Atalaya en el Federal y de la selección femenina U19 de Argentina. Las dirigió en Atalaya en el femenino.