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De los “bacilos” de 1880 al coronavirus de 2020, la pandemia se hace fuerte en la política con sus metáforas

El recurso de usar patologías para agredir a quienes piensan diferente viene desde el nacimiento de la Argentina. Ahora el Covid-19 se sumó al glosario de causas que atacan al “cuerpo sano” de la Nación

Matias Máximo

Cosecha Roja

Prime time de televisión, sábado a la noche. “Cristina Kirchner es el cáncer de la Argentina”, dice el periodista Baby Etchecopar. En la mesa de Mirtha Legrand están Juana Viale y los periodistas Oscar González Oro, Fernando Carnota y Eduardo Feinmann. No dicen ni mu.

Unas semanas antes la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal dio positivo en Covid-19. Los memes y comentarios la convirtieron en el tema del día: sus adversarios lo vivieron como una revancha política, casi consecuencia directa de sus recortes en materia de Salud en la provincia. Algo parecido pasó con el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde: dio positivo y los trolls salieron al ataque. No importa la bandera política, las enfermedades son una moneda corriente para atacar o calificar al adversario político.

“La idea de que hay un cuerpo sano y que otros sectores lo quieren infectar es una idea muy vieja y antigua”, dice el historiador Felipe Pigna. “Se usó a partir de 1880 con la llegada de los primeros inmigrantes pertenecientes al movimiento obrero, mujeres y hombres a los que se los trataba de «bacilos extraños» que querían infectar nuestra sana sociedad”.

Para Pigna la metáfora es una idea recurrente. “El discurso de una sociedad sana infectada por agentes externos está presente en el conservadurismo argentino y la derecha que mantiene incólumes sus ideas básicas y no la ha modificado demasiado desde 1880 a 2020”.

En la última dictadura militar una publicidad oficial usó el recurso: un grupo de bacilos que representaban a la subversión atacaba a la República sana, representada por una vaca gorda que se convertía en vaca flaca.

En mayo una carta firmada por un grupo de científicos e intelectuales llamó a levantarse contra la “infectadura” y clamó por romper la cuarentena. En esa ola se subió la presidenta del PRO y ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien dijo que el infectólogo Pedro Cahn era un “terrorista” que usaba a la medicina para asustar.

Cada enfermedad tiene sus metáforas, más allá de las razones científicas, y el Covid-19 se sumó al glosario.

En la década del 80 la metafísica Louise Hay escribió un best seller polémico. Sana tu cuerpo es un diccionario en el que cada enfermedad tiene una razón. Por ejemplo alguien con anemia tiene “falta de alegría”, tuberculosis significa “deseo de venganza” y los tumores vienen del “remordimiento”. Cuando de política se trata, este libro parece estar siempre a mano.

“Todo discurso que se propone crear metáforas políticas desde registros biológicos contiene potencialmente una negación del otro político, al reducirlo a una dimensión no-política. En el caso del cáncer, claramente, la alusión a la muerte es inmediata, así como a aquello que debe extirparse del cuerpo (político)”, reflexiona el politólogo y docente Nicolás Freiburn.

La frase de Baby Etchecopar hace un link directo con la pintada “Viva el cáncer”, que según la cultura popular apareció en 1952, cuando Eva Perón estaba agonizando. La precisión histórica de la pintada está cuestionada por algunxs historiadorxs, pero no quita que la cultura la haya tomado como un hecho real que tiene reminiscencias cada vez que el odio al peronismo se manifiesta.

En su ensayo La enfermedad y sus metáforas Susan Sontag analiza las palabras que se elegían para hablar del cáncer, enfermedad que ella misma había atravesado. Encontró un lenguaje propio de las guerras, donde “las células cancerígenas invaden” o “colonizan” las defensas del organismo. Durante su tratamiento se encontró varias veces con que le hablaban de “guerra química”, “batalla” o “pelea”. Esto hace recordar la lucha contra el “enemigo invisible”: la pandemia que hoy ocupa el centro de nuestra vida social. Nuevas enfermedades con las mismas metáforas de siempre.

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