«El eje central –agregó Víctor Cruz, otro de los organizadores– es dar cuenta de lo más nuevo de la producción documental en nuestro país. Los films son preestrenos. Y los objetivos tienen relación directa con encontrar una variedad de universos temáticos, de estilos y de dispositivos narrativos y estéticos. Pero siempre pensando en el cine como un encuentro transformador con el otro».
Aclamado en la última edición del Festival de Mar del Plata, el ciclo lo abre Adiós a la memoria, de Nicolás Prividera, con el que el realizador indaga en los recuerdos familiares y su madre desaparecida, a través de filmaciones de su padre, víctima del Alzheimer.
La cubano-argentina Harley a la cubana de Fito Pochat también dirá presente con la historia del mejor taller para Harley Davison de Cuba; Mari de Mariana Turkieh y Adriana Yurcovich, sobre el redescubrimiento de una mujer víctima de violencia de género, y Rescatate con lo pibes de Marcos Coria y Mariano Corbacho.
También estarán Tarará, ópera prima de Ernesto Fontán, y Tres cosas básicas del realzador rosarino Francisco Matiozzi Molinas.
Respecto de cuáles fueron las complicaciones con las que se encontraron para la concreción de esta nueva edición, Andrés Habegger evaluó: «Nos encontramos con las limitaciones que genera la pandemia y los cines cerrados o con poca actividad. Nos encontramos con un Incaa (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) con dificultades para defender la producción nacional. También, claro, con ciertas limitaciones financieras. Sin embargo, el compromiso, las ganas y la idea de buscarle una vuelta a nuestra realidad compleja nos funcionó como un desafío».
Y respecto de qué beneficios tiene esta nueva normalidad, analizó: «Esta nueva era nos invita a pensar cómo el cine se puede expandir en múltiples pantallas. Hay cine en una sala a oscuras, hay cine en una tevé inteligente, hay cine en una computadora. Obvio que cada una es una experiencia distinta. Y los que hacemos cine creemos en la sala como un lugar compartido, como una experiencia sensorial única, y lo seguiremos defendiendo artística y políticamente. Pero también entendemos que hay otros soportes posibles. Que esta propuesta se realice en una plataforma y de forma gratuita expande la posibilidad de visionado a todo el territorio nacional y eso es enorme».
A su tiempo, Víctor Cruz habló acerca de cómo notan la situación actual del cine y de las posibilidades de producción, sobre todo en el documental: «El cine es una de las pocas políticas de Estado que Argentina lleva adelante, eso dio como resultado una producción potente y diversa que se destaca en la región y en el mundo. El documental argentino en particular ha vivido una explosión creativa y cuantitativa producto de la existencia de líneas de fomento exclusivas para el sector. La pandemia puso en crisis a todo el quehacer cinematográfico porque el cierre de las salas, sumado a la disminución de los aportes de la televisión vía el Enacom, provocó una reducción drástica de los aportes que ambos realizan al fondo de fomento cinematográfico que administra el Incaa».
Finalmente, Cruz dio su parecer en relación con el anteproyecto para la nueva Ley de Cine: «Nosotros llevamos adelante un diálogo constante con todos los sectores vinculados al cine y las políticas cinematográficas. Creemos que, ya sea adaptando la ley existente o creando una nueva, si queremos que el cine argentino continúe siendo memoria, cultura y trabajo, debemos avanzar en el gravamen a las plataformas de streaming. Para que exista una Ley de Cine que cumpla con este objetivo debe haber primero una decisión política que siga sosteniendo la soberanía audiovisual y cinematográfica como política de Estado; sin esa determinación no habrá ley y nuestra cinematografía se marchitará irremediablemente».