Les pegaron. Los arrastraron desde la casa para subirlos al patrullero y los llevaron detenidos a la comisaría. Les siguieron pegando. Cuando los policías se enteraron que eran una pareja homosexual los manosearon y les pegaron más. Les retorcieron los testículos. Los insultaron. Les dijeron putitos. No les importó que uno de ellos gritara que tenía un implante en la cabeza y que estaba a punto de convulsionar por los nervios y los golpes. Les siguieron pegando. El relato podría seguir y ser parte de uno de juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos en la última dictadura militar. Pero el testimonio es de esta semana, marzo de 2019, a casi 10 años de la sanción de la ley de matrimonio igualitario y en Santa Fe, una de las provincias vanguardia en políticas de diversidad sexual.
La denuncia fue hecha el lunes en el Ministerio de Seguridad por Alexis Do Santos de 29 años y Nahuel Taborda de 21, una pareja de la ciudad de Santo Tomé, a 13 kilómetros de la capital provincial. Involucra a por lo menos 16 integrantes de las fuerzas de seguridad provincial acusados de detenerlos arbitrariamente y torturarlos en la comisaría 12°.
El Ministerio Público de la Acusación informó que hay dos causas abiertas: una contra los agentes y otra contra ellos acusados por los policías de resistencia a la autoridad. Desde la Subsecretaría de Diversidad Sexual pidieron el apartamiento preventivo de los policías involucrados y desde la cartera de Seguridad comunicaron pedirán el pase a disponibilidad de los que sean imputados en la causa.
Apremios
“Ya va a pasar, mi amor”. Cuando Alexis Do Santos dijo esa frase en la comisaría 12° de Santo Tomé los apremios que habían empezado en la puerta de su casa se multiplicaron. “Son putos, mirá cómo lloran los putitos”, contó Alexis a El Ciudadano que les dijeron los agentes mientras los golpeaban. “Me metieron dedos, a Nahuel le retorcieron los testículos, mientras nos seguían pegando”, agregó.
Según contó a este diario, el domingo a la noche fueron con Nahuel y familiares a los festejos de una comparsa barrial. Alrededor de la una, regresaron juntos pero en vehículos separados: Alexis en auto y Nahuel en moto. Cuando estaban llegando a la casa, Nahuel se adelantó para abrirle el portón. Fue en ese momento que Alexis vio pasar un patrullero.
Apenas estacionó, los policías frenaron y bajaron con itakas en mano. Los llamaron y ellos se metieron en la casa y les respondieron desde adentro. “Les pregunté que querían y me decían que saliéramos. Yo me negué y les dije que si querían podían revisar el auto pero que a la casa no podían entrar sin orden de allanamiento. Uno de ellos me agarró del cuello y lo empujé. El compañero que tenía al lado empezó a disparar con la itaka”, contó Alexis.
En ese momento la hermana de Alexis que vive a tres casas salió por los disparos y empezó a filmar con el celular lo que pasaba.
Según el relato de Alexis, en pocos minutos la cuadra se llenó de policías. Llegaron cuatro autos, dos camionetas y dos motos. En total eran más de 20 agentes. “Se metieron en la casa y nos empezaron a pegar. A mi hermana también. Nos arrastraron hasta los patrulleros. Yo me agarraba de las rejas, de los canteros para que no me llevaran. Les decía que tengo una discapacidad y que no puedo recibir golpes”, dijo Alexis.
Es que hace siete años tuvo un accidente de tránsito y quedó tres meses en coma. Además de una cicatriz en la panza de 75 puntos, tiene un implante de acrílico que ocupa la mitad de su cráneo. Los médicos pensaban que no iba a sobrevivir pero Alexis despertó y tuvo que aprender a hacer todo de nuevo. Su estado de salud es frágil: sufre convulsiones y cualquier golpe en la cabeza puede ser letal.
De acuerdo con el relato, los agentes llevaron a los tres a la comisaría 12°. Allí siguieron los golpes. Cuando se dieron cuenta que Alexis y Nahuel eran pareja fue peor.
“Nos pegaron durante cuatro horas hasta que llegaron nuestros familiares a la puerta y protestaron. Yo empecé a sentirme mal y me tuvieron que llevar al Samco para inyectarme porque estaba por convulsionar. En una silla de madera me cargaron para trasladarme. Después me llevaron de nuevo a la comisaría y estuvimos detenidos hasta las 17. Antes de largarnos nos amenazaron de muerte si hacíamos la denuncia”, agregó.
Para esa hora, ya había abogados trabajando en la defensa de la pareja y la hermana de Alexis. El martes los tres hicieron la denuncia en la Secretaría de Control del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, desde donde dieron intervención a la Justicia.
Desde el Ministerio Público de la Acusación informaron que hay dos causas abiertas: una contra los agentes y otra contra ellos que hicieron los policías por resistencia a la autoridad. El secretario de Control, David Reiniero, agregó que cuando sean imputados, pedirán el pase a disponibilidad de todos los uniformados.
Según el relato de Alexis, no fue la primera vez que fue víctima de violencia policial. “A los 17 o 18 años me hicieron lo mismo en esa comisaría. Me llevaron por averiguación de antecedentes, me mataron a trompadas y me asfixiaron. Nunca hice la denuncia por miedo”, recordó y agregó que desde el lunes él y su familia reciben amenazas.
“Tenemos mucho miedo. Santo Tomé es una ciudad chica y todos se conocen. A mi hermanita le mandan amenazas de muerte por Instagram. No sabemos qué pueden hacernos”, concluyó.
“Queremos una sanción ejemplar”
La subsecretaría de Diversidad Sexual de Santa Fe, a cargo de Esteban Paulón, tomó conocimiento de lo sucedido el lunes por la tarde y participó en el pedido de intervención del Ministerio de Seguridad y la Subsecretaría de Derechos Humanos.
“Lo que pasó es muy grave, no se condice con la Policía de la democracia. Nos remite a tiempos oscuros de la historia de nuestro país. Vamos a ser parte de la causa y vamos a empujar para que haya una sanción ejemplar y no se repitan estos hechos nunca más”, dijo Paulón a este diario. Además, agregó que desde la subsecretaría pidieron que todos los agentes involucrados sean suspendidos de manera preventiva hasta que avance la investigación judicial.
Paulón explicó que es necesario avanzar con sanciones ejemplares porque no fue la primera vez que la Policía de Santo Tomé actuó de esta manera. “Cuando pasa algo así y no se sanciona los agentes pueden pensar que pueden actuar de esa manera y no pasa nada. No podemos permitir que esto se naturalice. Está totalmente en contra de la democracia”, agregó.
