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De Piamonte al mundo: Agustín Cáffaro, el interno que edifica paso a paso sus sueños

El pivot santafesino pasó de San Lorenzo a Urupan de Uruguay para jugar en el certamen pos pandemia. Repasó con El Hincha una carrera construida con esfuerzo

Sensato, analítico, pensante. Agustín Cáffaro elabora sus respuestas con claridad echando por tierra una vez más aquel vetusto y perimido preconcepto del deportista de respuestas exiguas y de casete, más cuando apenas cruza los 25 años. El joven y largo interno de Piamonte acaba de acordar su llegada a Urupan de Uruguay del certamen denominado Metro, que junto con la Liga de México se transformó en el principal polo de atracción para los jugadores argentinos en este parate obligado por la pandemia.

“Tenía ganas de volver a competir, de entrenar en equipo. Estuve realizando trabajos siempre tanto en Piamonte como ahora en Marcos Juárez, pero cuando surgió la chance de ir a Uruguay lo estudié y hubo buena predisposición de San Lorenzo. Si la liga vuelve en octubre o noviembre tengo que estar acá para cumplir con mi segundo año de contrato con San Lorenzo. Y el Metro me da la posibilidad de jugar unos meses y liberarme en ese momento”, explicó Agustín Cáffaro, quien aclaró que quiere “aportarle al equipo todo lo que necesite para cumplir con las expectativas planteadas. Es gente seria con objetivos firmes y quieren jugar la Liga de Uruguay. En un principio, si se da todo como está planteado, terminaría y me volvería a jugar La Liga. Pero, si se llegan a mover las fechas acá en Argentina no descarto quedarme a seguir compitiendo allá esos meses”.

Su nuevo destino en Uruguay.

 

Cáffaro tiene una carrera movida, con el subcampeonato mundial como momento dorado con la leyenda Luis Scola como uno de sus compañeros. Aquel Scola que era su referente desde chico, o en realidad desde no tan chico. “Hasta los 13 años no sabía absolutamente nada del mundo del básquet porque en Piamonte no hay club que practique ese deporte. Sí hay fútbol o tenis, pero mi primer contacto fue en Atlético San Jorge, un club hermoso y muy grande en el que me tuvieron paciencia y me recibieron muy bien en el momento de comenzar a entrenar. Allí me comenzaron a recomendar que vea sus movimientos, su trabajo y su juego. Y me impactó su movimiento de pies entre tantas otras cosas. El destino quiso que ese fenómeno sea mi compañero en la selección”, explicó el pivot, quien inició un recorrido que lo llevó primero a San Martín de Marcos Juárez: “Nunca me faltó confianza ni escatimé esfuerzo, incluso tuve claro que no iba a ser el pivot duro y pesado que ganara la posición abajo del cesto, sino que mi juego tiene otras características. A veces los entrenadores lo entendían y otras no, pero en ningún momento me sentí incómodo con mi altura. Hago pesas de manera permanente, pero no puedo subir 10 kilos y nunca voy a arriesgar mi físico ni a tomar nada raro. En San Martín tuve al Colo Guerreiro y a Mariano Aguilar, con un grupo joven que aprovechó al máximo esas temporadas del TNA, con Exequiel Cassinelli, Pablo Bruna, Nico Brussino, Fede Oggero y tantos otros chicos”.

Después de esa experiencia y tras el descenso de San Martín, Cáffaro pasó a Instituto de Córdoba y luego eligió buscar minutos en un equipo que aplicaba un sistema distinto, en el que sus cualidades se potenciarían: Sportsmen Unidos de Rosario. Ya tenía en su legajo la presencia en el Mundial Sub 17.

Una imagen de su paso por Sportsmen Unidos.

 

“Era un equipo con juego muy rápido, como le gusta a Cristian Le Bihan. Tuve minutos, confianza y mostré lo que le podía aportar, porque además tuvimos una temporada muy importante en el Torneo Federal y eso me abrió muchas más puertas”, analizó el interno, quien desde allí tuvo algunos momentos en los que debió tomar decisiones muy importantes en su carrera, algunas en las que hoy reconoce haberse equivocado y otras en las que no: “Yo tengo confianza en mi juego, en lo que puedo dar y aportar, por eso me resultan interesantes los desafíos. Siempre me puse la vara muy alta. Pero quizás ese primer salto de Sportsmen a Quimsa, del Federal a la A fue muy grande y por eso a los seis meses fui a Huracán de Trelew al TNA”.

El lungo de 2,11 otra vez tuvo la chance de mostrarse y retornó a la máxima categoría nacional con Boca, en el que otra vez sintió el vaivén de minutos del pivot joven que es recambio: a veces mucho, a veces poco, a veces nada.

Pero la revancha llegó en Libertad de Sunchales, escenario de despegue definitivo en la divisional superior. “Fue una gran temporada, estaba muy bien, era protagonista y me fijé como objetivo tener una chance en la selección. Esto no lo conté nunca, pero le dije a mi novia que sabía que iba a tener una posibilidad en algunas de las ventanas. Y se dio, aclaro que fue en partidos en lo que no estaban algunos de los jugadores habituales porque ya era segura la clasificación. Pero tuve un buen debut y eso me dio confianza y me ilusionó con poder estar en la preselección al menos para entrenar”.

 

https://twitter.com/BasketArgentina/status/1099143627475963904?s=20

Los sueños se cumplieron con creces y en apenas meses se consagró en los Juegos Panamericanos y fue subcampeón del mundo. “En los entrenamientos en Bahía Blanca, cuando ni siquiera sabía si iba a estar en el equipo, Scola reunió al plantel y nos dijo que teníamos que dejar todo porque teníamos que estar entre los ocho mejores para lograr la plaza a Tokio y que después con ese envión podíamos meternos entre los cuatro. En ese momento cuando salimos de la práctica medio que nos miramos, pero cuando ese fenómeno tiene esa confianza, uno pasa a creer y a trabajar para lograrlo”, resume el interno que tras el Mundial pasó a San Lorenzo.

“En los Panamericanos sabía que iba a tener más minutos, pero en el Mundial iba a ser la rueda de auxilio de la rueda de auxilio, pero que tenía que estar concentrado para el momento en el que tuviera que jugar. Todavía me cruzo con gente que me felicita por lo que hice en el partido con Serbia, en el que terminé sin anotar ni un punto, pero yo estuve contento con el rol que cumplí y se ve que la gente también. Y eso que en Argentina somos exitistas y nos exigimos mucho”, analiza el ex jugador de los seleccionados del Oeste Santafesino y de la provincia de Santa Fe, quien se animó a ver por estos días nuevamente la final ante España: “Algunos no la quieren ver. Yo vi los partidos ahora que los dieron nuevamente. No creo que hayan existido nervios de nuestra parte porque estábamos muy metidos y motivados como en los partidos anteriores, pero hubo un trabajo excepcional de España y no nos entraron los tiros. La verdad es que fue doloroso a pesar de saber que era una campaña brillante. La bronca y las caras tristes duraron hasta que Sergio Hernández y Luis Scola entraron al vestuario, y Luis nos dijo que cambiemos las caras de o…, que éramos subcampeones del mundo. Me saco el sombrero ante lo que juega y como se comporta”.

El duelo ante Serbia, minutos de sacrificio que valieron la pena.

 

Es inevitable para referencia a Tokio, pero Cáffaro sabe que todo está en el terreno de la incertidumbre: “La verdad, hasta que no aparezca una vacuna no se puede saber qué pasará, tampoco sé qué sucederá con Sergio Hernández que termina contrato e imagino que Scola va a jugar porque firmó en Varese. Seguro sueño con ser tenido en cuenta, también entiendo que en San Lorenzo cumplo un rol diferente al que tenía en Libertad en ese momento, aunque también más cercano al que hago en la selección. Pero daré todo para ser su compañero o lo alentaré como hincha”.

 

Más de Cáffaro

 

Europa y la NBA

“Antes de la pandemia me la pasé haciendo papeles porque quiero lograr el pasaporte comunitario para alguna vez tener la posibilidad de jugar en Europa. ¿NBA? ¡Y a qué jugador no le gustaría estar en la NBA!”

 

Sus hermanos

“Francisco está en Estados Unidos, está enorme y espero que el torneo universitario pueda tener su temporada y le den los minutos para demostrar todo lo que puede dar. Es un caballo. Es todo lo que los técnicos querían de mí cerca del aro. Esteban es alero, no es tan alto como Francisco o como yo pero es muy talentoso y le deseamos lo mejor para su futuro, porque es muy chico”.

 

Vildoza

“Odio cuando la gente dice que descubrió a un jugador o que anticipó que iba a llegar lejos, porque me parece que pueden nombrar a 20 y si llega uno se cuelgan la medalla. Pero jugué con Luca en el Mundial U17 y es puro talento, un jugador increíble. No es casualidad lo que hizo”.

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