A mediados del mes de febrero, el padre de Francisco Maini Cuneo mandó al grupo de WhatsApp de la familia una nota periodística donde anunciaba la convocatoria para inscribirse como voluntario en el Mundial de Qatar. Casi nueve meses después, Francisco estará pisando tierra qatarí como uno de los 4 mil voluntarios extranjeros que se anotaron para vivir muy de cerca la fiesta mayor del fútbol internacional.
“La verdad con mi hermano, ya habíamos hablado que probablemente sea el último mundial de Messi y sería ideal ir”, contó Francisco, ilusionado, el origen de lo que será su travesía, la cual veía “medio difícil” debido a los costos del viaje. “Cuando vimos esto, yo me anoté sin pensarlo demasiado. Así arrancó: medio como de rebote.»
Francisco Maini Cuneo es un estudiante egresado recientemente de la carrera de Administración de Empresas, y trabaja en la empresa proveedora de insumos agrarios Agrofy. Tiene 22 años y vive en la zona noroeste de la ciudad de Rosario. Frente a su casa, lleva adelante una escuelita de fútbol, donde despunta la pasión que comparte con sus cuatro hermanos varones: la pelota de los gajos. Es jugador de fútbol de salón en el Jockey Club de Rosario desde que tiene ocho años, y festejará su cumpleaños en el emirato de Qatar el próximo 23 de noviembre, veinte días después que el club de sus amores.
Si bien la inscripción fue en febrero, la respuesta se hizo esperar y la confirmación recién llegó en agosto. La organización del evento tenía una serie de requisitos por los cuales fueron filtrando a los millones de postulantes, entre los cuales quedaron 20 argentinos, dos santafesinos, y uno de ellos fue Francisco.
«De requerimiento, pedían ser mayor de 18 años y manejar bien el inglés. Esos eran los requisitos bien específicos, después obviamente empezaron a haber más en cuanto al Covid y demás”, los cuales fueron desapareciendo a medida que el país anfitrión fue retomando sus actividades normales al igual que el resto del mundo respecto de las restricciones impuestas por la pandemia: “Por el momento, como requisito era ser mayor de 18 y manejar bien el inglés”.
El joven debió cargar sus datos personales en un portal digital, especificando que cumplía con los requisitos exigidos por la convocatoria. Después de ese proceso, los aspirantes tuvieron una serie de actividades a partir de las cuales Francisco supone que los organizadores confeccionaron los perfiles de cada uno de los voluntarios: «Fueron actividades muy sencillas online, simulaciones y demás. Después tuvimos una entrevista en inglés con los chicos de allá del voluntariado de Qatar y mucho después de no saber nada, llegó la oferta (para participar de la estructura de organización del Mundial) y a mí me habían ofrecido estar en media operations, que básicamente es ser asistente de la prensa».
Entre las actividades que debieron realizar, además de diversas entrevistas en inglés con el resto de las personas que integran el contingente argentino, el proceso de selección tuvo tres partes: las entrevistas y el currículum fueron sólo la primera instancia. Luego, Francisco tuvo que pasar por simulacros de diversas contingencias factibles de suceder a lo largo del Mundial, como por ejemplo saber reconocer un ticket falso de una entrada verdadera. Recién después de dos meses de estas pruebas, la oferta laboral llegó.
Al ser consultado sobre la cuestión netamente económica y el alcance de los viáticos de la organización qatarí, Maini contó que el cuerpo de voluntarios tienen cubiertas las comidas y la estadía, mientras que deberá pagar de su bolsillo no sólo lo que tenga que ver con actividades recreativas y turísticas por fuera de sus responsabilidades en el torneo de fútbol, sino que además deberá costear el pasaje de avión hasta allá.
«Lo único negativo o que en realidad nos puso más nerviosos a mi familia y a mí del proceso es que no estaban muy claras las bases y condiciones, entonces como que desde un principio no sabíamos bien qué había que afrontar. Después salió que allá todo se hacen cargo ellos. Dejando de lado eso, todo el resto está garantizado”, dijo el rosarino.
Francisco tiene la obligación de estar el 18 de noviembre a disposición del equipo organizador, por lo que tiene previsto viajar en menos de un mes hasta Barcelona, y de allí hasta Doha, con fecha de arribo el 17 de noviembre, para regresar dos días después de la final del torneo, en el mes de diciembre.
“No sabemos todavía en qué partidos nos toca. Tengo que ver si ahora cuando salgan los turnos puedo elegir los partidos de Argentina y capaz los pueda ver. Pero eso todavía no lo sabemos”, confesó el joven a El Ciudadano. “Mi mayor objetivo es tratar de buscar los turnos donde juega la selección para ir a cubrir a la prensa, pero eso lo sabremos en los entrenamientos específicos de los voluntarios”.
«Lo que más me llamaba la atención era que uno no podía tener gestos afectuosos con gente que no son familiares de uno o que no se podían sacar fotos en público y cosas así, que uno piensa: son cosas muy comunes”, reflexionó Francisco. La distancia cultural entre occidente latinoamericano y las planicies áridas de Medio Oriente generó en todos los voluntarios varias incertidumbres que fueron de a poco saldadas por los organizadores. “Después, en realidad no se le puede sacar fotos a la gente pero lo que es paisajes del país, fotografías urbanas, se pueden sacar tranquilamente. Lo mismo con los gestos afectuosos no demasiado exagerados”.
Francisco reveló que hablando con algunos voluntarios argentinos las restricciones se van a flexibilizar todavía más a lo largo del Mundial: “También desde la organización entienden que hay una diversidad de culturas muy grande y que va a ir gente de todo el mundo, entonces en ese sentido se flexibiliza”.
El joven hincha leproso entiende que esta experiencia que comenzará a vivir dentro de muy pocos tiene como muy positivo que “todos los eventos de este mundial se desarrollan en una misma ciudad, entonces todo lo que es traslados son todos muy cerca. Es como si los ocho estadios estuvieran en Rosario”. Maini recordó que en el Mundial de Rusia 2018 los diferentes estadios donde se jugaron los partidos estaban muy lejos entre sí.
Francisco deberá cubrir un total de 16 turnos obligatorios de entre 6 y 8 horas de trabajo cada uno, entre los cuales planea hacer turismo, viajar y descubrir lo que los parajes qataríes le esperan, en lo que sin dudas será una gran aventura. Si bien aún faltan semanas para abordar el avión, el joven profesor de fútbol sabe muy bien qué es lo primero que pondrá en la valija: su camiseta de Newell’s Old Boys.