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«De un problema hicimos una gran oportunidad; esto nos deja en mejores condiciones hacia adelante»

El rector de la UNR, Franco Bartolacci, analizó el primer año de gestión y aseguró que el coronavirus sólo aceleró los tiempos de los objetivos de su asunción. Una formación de excelencia y popular y el vínculo con la comunidad son los principales ejes

Franco Bartolacci dice que está conforme con la gestión que lleva adelante. La pandemia, que por momentos parece modificar el transcurso del tiempo, le hace pensar que concretó muchos objetivos en un corto plazo, pero que aún no alcanzan para lograr la universidad que proyecta. A un año de asumir al frente de la Universidad Nacional de Rosario enumera los alcances de las políticas implementadas en un contexto particular que obligó a multiplicar los esfuerzos de gestión, pero que no modificó los objetivos planteados cuando asumió.

En diálogo con El Ciudadano, Bartolacci repasó el primer año como rector y destacó que los esfuerzos están orientados en dos direcciones: una formación de excelencia y popular, y un vínculo estrecho entre la universidad y la comunidad.

-¿Qué balance hacés del primer año de gestión?

-Estoy muy satisfecho. Estamos empezando a construir la universidad que soñamos, aun con los tiempos difíciles y excepcionales que estamos viviendo. Cuando asumimos, el 6 de agosto del año pasado, dijimos que queríamos construir una universidad de excelencia y popular, más diversa, plural, inclusiva, feminista y comprometida con su tiempo, y en cada eje generamos muchas acciones.

-¿Cuáles fueron?

-En materia edilicia pudimos sostener el plan de obras en todas las facultades y escuelas de la universidad, con algunas que se destacan como la puesta en valor y reestructuración de la facultad de Humanidades y Artes que vamos a inaugurar el 14. También abrimos dos nuevos comedores: el del área centro, en octubre, y el lunes inauguraremos el del área salud en Santa Fe y Ricchieri. El próximo mes, además, empezará a funcionar el edificio UNR Innova, en la Siberia. Pusimos mucha energía en generar mejores condiciones de trabajo y estudio para nuestra comunidad y en poner en valor edificios que son patrimonios de toda la ciudad. Requirió mucha gestión con logros importantes por sólo un año y un esfuerzo adicional en este contexto de crisis donde la universidad fue el único ámbito público estatal que sostuvo todo el nivel de obra con certificados pagos al día en las intervenciones.

La problemática de género y diversidad fue algo que planteamos al asumir. Había una agenda que la universidad necesitaba empujar hacia afuera y hacer propia con un territorio libre de violencia sexista. Creamos el Área de Género y Sexualidades, y fuimos la primera universidad que jerarquizó con el primer rango institucional un área de género en todo el país. Se tradujo en una acción fuerte en todos los sentidos: cupo laboral travesti trans, cupo laboral a personas con discapacidad, capacitación en ley Micaela, el programa Mil Micaelas, la aprobación del lenguaje inclusivo, y la transversalización de la perspectiva de género. Las cuestiones vinculadas a género y diversidad empezaron a ser un tema que asumió la universidad pública y que logró una centralidad en la política institucional de la universidad.

Otros de los objetivos fue hacer una universidad más moderna y democrática. Empezamos a reformar ordenanzas, pusimos en marcha la primera experiencia virtual de presupuesto participativo, un programa de innovación para la gestión que fue empujado con este contexto porque tuvimos que ir hacia la digitalización casi forzadamente. Entre agosto y diciembre planteamos la Agenda 2030 que fue un proceso participativo de construcción de horizontes colectivos y comunes, divido en seis ejes, que representa los desafíos de la universidad de los próximos 10 años. El día que asumimos nos comprometimos a reforzar los estatutos para consagrar la ciudadanía plena de las escuelas medias y la elección democrática de las autoridades de las direcciones y lo concretamos el 10 de diciembre en un proceso inédito por el cual se peleaba desde hacía más de 30 años.

En cuanto a las políticas de cuidado y acompañamiento a la comunidad, trabajamos desde la Dirección de bienestar docente y no docente. Además incrementamos un 50 por ciento los recursos para ayuda a los estudiantes: tenemos tantos tipos de becas como problemas que atender. Generamos becas específicas para acompañar en el contexto de pandemia, más una beca integral para estudiantes que se vieron forzados a pedirla por el contexto, y una beca Conectar donde entregamos un modem con abono pago por un año a más de 800 personas. Además, el año pasado lanzamos una beca de acceso. Históricamente la universidad ponía muchos recursos en políticas de bienestar orientadas a quienes ya estaban dentro. Nosotros fuimos a buscar a quienes no llegan. Trabajamos con escuelas de Rosario, directivos y padres de pibes y pibas que tenían vocación y aptitudes pero que habían desistido de ir a la universidad o siquiera lo habían tenido como horizonte posible. Hoy hay 110 pibes y pibas a quienes logramos sumar con una beca especial.

-¿Cómo incluyó el contexto de pandemia?

-No había contradicción entre los desafíos que impuso la pandemia con los objetivos institucionales que veníamos planteando. La agenda 2030 la definimos en diciembre y los objetivos son casi los mismos que los desafíos de la emergencia. Lo que el contexto hizo fue acelerar los tiempos como, por ejemplo, en relación con la virtualidad. Pasamos de tener un campus virtual con 400 personas a uno con más de 40 mil. Implicó un gran trabajo. En diciembre del año pasado habíamos presentado el sistema integral de educación a distancia de la universidad y habíamos presentado una nueva plataforma del campus virtual porque sabíamos que era el horizonte donde ir.

El primer día definimos una universidad más presente en la agenda de la sociedad y la pandemia nos dio una posibilidad de mostrar la fuerza transformadora que la universidad tiene cuando se pone a disposición de lo que la sociedad necesita. Hicimos producción de alcohol en gel, repelente de mosquitos, rondas alimentarias donde entregamos más de mil viandas por día a los comedores y a personas en situación de calle. Acelerar los tiempos hacia los horizontes que ya teníamos definidos colectivamente requirió mucho esfuerzo y gestión, porque hay que hacerlo con menor personal por la pandemia.

La virtualidad llegó para quedarse. No reemplaza lo presencial pero nos permite pensar dispositivos complementarios que favorezcan la democratización del acceso a la educación superior, por ejemplo para quienes trabajan y no les coincide el horario de cursado. Hay que trabajar en sumar conectividad, buscamos crear nuevos formatos innovadores, pensados en vínculo con el territorio. Queremos pensar la formación asociada a las necesidades del territorio, y construirlo con el Estado local, el sector productivo, con instituciones y organizaciones de la ciudad. De un gran problema hicimos una gran oportunidad. Nos deja en mejores condiciones hacia adelante.

-¿Cómo es el diálogo con el Estado y las organizaciones?

Apenas asumimos con Pablo Javkin nos juntamos a hacer una agenda común. Hay una fuerza transformadora que tenemos que explotar. Lo mismo con las organizaciones. La sensación es que es hay mucha vocación y voluntad. Quizás éramos nosotros quienes terminábamos debilitando ese vínculo. Somos una universidad de enorme potencia pero cerrada hacia adentro, hay municipios y comunas en donde tenían más presencia otras universidades de otras regiones y privadas que la UNR, y eso es inadmisible.

Largamos una convocatoria para financiar proyectos de aportes para la postpandemia donde vamos a trabajar con las pymes y organizaciones. La universidad cumple con su misión cuando asume esa tarea de presencia en el territorio. Hay mucha gente que hace el esfuerzo para que nosotros estemos acá y muchos ni vinieron a la universidad pública o no van a poder mandar a sus hijos. La expectativa de esa sociedad no está puesta sólo en que seas una institución que acredite a través de un papel un recorrido de formación, sino que está puesta en que esa institución pueda generar cosas que transforme la vida de la sociedad. Nuestra responsabilidad es formar profesionales y hacer un dispositivo que transforme la vida de la gente. Tengo una obsesión en poner todos los recursos en esos dos sentidos: que la formación sea cada vez más de excelencia y popular para que accedan cada vez más sectores, y que esa producción este puesta a disposición de transformar la vida de la sociedad en la que estamos inmersos.

-La pandemia y el desarrollo de la ciencia demostró eso…

-Si la estrategia de planificación es consecuente y sostenida en los peores momentos vuelve de la mejor manera. Las mejores noticias de los últimos 3 meses vinieron del ámbito científico, tecnológico y de educación. Los respiradores están en Corrientes y ahora se suma Jujuy. En Santa Fe no hubo necesidad del sistema de salud aun. En todos los tema de agenda, la universidad tiene algo para hacer y decir.

Estamos trabajando para poner una base experimental y de producción científica de la universidad en la isla, con proyección educativa para vincular chicos y chicas con la cuestión ambiental. Firmamos un convenio con el Inti para poner el primer laboratorio que certifique varios de los componentes de la maquinaria agrícola que hoy se hace en Europa. Además compramos una máquina para el laboratorio de óptica del Politécnico que está en condiciones de hacer lentes gratis para quienes lo necesiten por cuestiones económicas. Todos los proyectos están en un registro de pensar cómo la innovación científica y la producción de la universidad puede ser un dispositivo que transforme el territorio. En los últimos 20 años la universidad se había quedado casi en la tarea de administrar la burocracia de la ciencia y la tecnología pero no había una política científica de la UNR y eso empezamos a construir.

Pudimos construir una gestión más presente frente a los problemas y con la comunidad. Es una construcción colectiva y estar acá es un privilegio circunstancial donde tenés que usar el tiempo para conducir la institución a un lugar que se parezca un poco más a lo que querés. Hay vocación de estar al lado, recorriendo las facultades, institutos, escuelas. A veces hay distancia entre la agenda de la comunidad y la de las instituciones, buscamos que no la haya y que la agenda de la institución sea la que la comunidad quiere.

-¿Cuáles son los objetivos a futuro?

-En materia edilicia, recuperar patrimonio y garantizar condiciones de trabajo. Va a haber algo sostenido, el objetivo no es tanto sumar metros nuevos como mejorar los edificios, instalaciones eléctricas, por ejemplo. En un mes vamos a montar una planta de alimentos de producción pública de la universidad, en el comedor de área salud actual de Francia y Santa Fe, para disposición de la ronda alimentaria, con la perspectiva de trabajar con el municipio un programa vinculado a que ningún pibe o piba tenga dificultades para acceder a una comida. La otra semana vamos a presentar la escuela de oficio, con 30 cursos iniciales que se darán en los distritos. El sistema nunca resolvió bien el pasaje de la escuela media a la universidad. El 21 de septiembre lanzaremos una plataforma joven con un concepto de preparatoria para lo que viene después de la escuela media, para quienes quieren acceder a la universidad o hacer la escuela de oficio o salir a trabajar. Tiene un formato y un lenguaje construido con pibes y pibas de la escuela media para incorporar los registros que ellos tienen. También vamos a incorporar prácticas sociales obligatorias para egresar en todas las carreras y modernizar la administración.

Hay dos proyectos para generar polos educativos en Puerto General San Martín y en General Lagos, con propuestas de innovación y desarrollo de los sectores productivos del lugar como de escuelas medias. La universidad tiene que ser un horizonte posible y esa responsabilidad es de los universitarios. Cerré el discurso el año pasado diciendo que el sacrificio de la gratuidad tiene que valer la pena, y eso es un mandato, no hay decisión que tome que no la piense en ese registro.

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