El triunfo de Cambiemos en la elección presidencial abrió un debate en el Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS), la alianza que gobierna en Santa Fe desde 2007, ya que mientras el radicalismo impulsa sumarse a Cambiemos, otro sector, encabezado por el socialismo, rechaza de plano esa posibilidad.
Mientras dos de los máximos dirigentes radicales de la provincia, el diputado Mario Barletta y el intendente de Santa Fe Capital, José Corral, propusieron recientemente que el Frente Progresista se sume a Cambiemos, el ministro de Gobierno, el socialista Rubén Galassi, descartó de plano esa posibilidad.
«Hoy no me imagino, y lo digo a título personal, discutiendo en una misma mesa con Carlos Reutemann y Miguel Del Sel. No se trata de descalificarlos, sino de que pensamos distinto y, en el caso concreto de Reutemann, obramos de manera distinta cuando accedimos al gobierno de la provincia», sostuvo el gobernador socialista, Antonio Bonfatti, al plantear su rechazo por el PRO.
Por su parte, el diputado Barletta, quien además es titular de la UCR santafesina, pidió que se «reflexione» sobre la posibilidad de que el FPCyS se sume a Cambiemos. «A mí no me gusta el voto en blanco. El socialismo tiene que sumarse a la tarea que tenemos por delante. Ambos frentes (Cambiemos y el FPCyS) tiene los mismos objetivos y los mismos valores», aseguró. Por eso, «sería fantástico que quienes integran el Frente Progresista se sumen a esa alternativa porque necesitamos de todas las fuerzas para discutir temas en los que nos tenemos que poner de acuerdo», añadió.
«Los radicales seremos el nexo entre la Nación y la provincia. Tenemos una doble responsabilidad al participar de Cambiemos y del Frente Progresista. Yo pienso que el gobernador electo (Miguel) Lifschitz va a aprovechar este nuevo escenario político», confió Corral, por su parte.
El radicalismo santafesino ya explora la posibilidad de sumar nuevos espacios que acompañen la gestión nacional de Cambiemos, pero también busca trabajar cerca del PRO en la provincia, una posibilidad que el socialismo rechaza.
El socialista Lifschitz le ganó en junio pasado la gobernación en una reñida elección al macrista Miguel Del Sel: apenas obtuvo 1.496 votos más que su oponente del PRO. La estrategia nacional del radicalismo de sumarse al macrismo generó también contradicciones dentro del partido en Santa Fe, al punto que algunos de sus representantes locales, como el vicegobernador Jorge Henn, insistieron durante la campaña en que no respetarían el acuerdo nacional y, por lo tanto, no votarían a Macri.
Para no entorpecer la convivencia interna local, el FPCyS decidió ir a las elecciones de octubre con una boleta corta, es decir, sólo con legisladores, sin candidato presidencial. Así se generó una paradoja: los radicales fueron mezclados en la lista de legisladores con socialistas e integrantes del GEN, la Coalición Cívica y la Democracia Progresista, todos miembros del FPCyS, pero su apuesta presidencial fue la fórmula Macri-Gabriela Michetti, cuya boleta iba pegada a la de parlamentarios encabezada por Reutemann, viejo enemigo del socialismo.
El socialismo llamó incluso a votar en blanco en el balotaje tras plantear que no se sentía representado ni por Macri ni por Daniel Scioli. Galassi recordó que el FPCyS «es una construcción política que lleva más de 20 años y hay que ser respetuosos de esa realidad», a la vez que dijo esperar «con expectativa que haya medidas y acciones del nuevo gobierno nacional que beneficien a la gran mayoría de los argentinos».
Asimismo, consideró «apresurado e inconveniente» que se plantee «reencaminar el proceso del Frente Progresista», como plantean los radicales.