La Justicia santafesina falló a favor de un nene de 7 años de Villa Constitución a quien su papá no quiso reconocer. Después de un análisis de ADN el hombre de 32 años fue condenado por daño moral y deberá pagar 85 mil pesos a la madre y darle su apellido al niño. Lo deberán agregar después del apellido materno. El hombre había vivido con la madre del chico hasta el cuarto mes de embarazo.
Se separaron y después del nacimiento le pasó la cuota alimentaria durante un año pero nunca lo reconoció. Ella se convirtió es el único sostén económico de la familia y mantiene la casa con un sueldo de empleada de comercio. La ayudan en la crianza y el cuidado otros familiares. El fallo conocido esta semana reconoce el daño moral por paternidad no reconocida, una figura que fue incorporada en el nuevo Código Civil y Comercial de 2015.
No contempla la cuota alimentaria que él dejó de pagar al año y que es parte de otra demanda en su contra. En Argentina una de cada diez familias es monoparental, es decir, está a cargo de una sola persona. En el 85 por ciento de los casos la responsable es una mujer.
Justo
Según contó Maximiliano Perazzo, el abogado que representó al niño y a su mamá, la pareja empezó a salir cuando ella tenía 22 y él 25. Estuvieron un año y medio juntos y convivieron hasta el cuarto mes de embarazo, cuando después de una discusión, se separaron. Al nacer el nene, él no quiso reconocerlo ni darle su apellido. Después de varios pedidos y mediaciones, la mujer decidió iniciar una demanda por la paternidad no reconocida y le puso a su hijo el apellido materno.
La causa incluyó un análisis de ADN que determinó que era el padre. Con las pruebas, el juez de Familia, Oscar Davini falló a favor del nene y condenó al hombre a darle su apellido. La pena fue por daño moral, una figura incluida en el Código Civil y Comercial en 2015. Si bien la causa comenzó en 2012, el juez tuvo en cuenta la nueva jurisprudencia. Además del reconocimiento de la paternidad, deberá pagarle 85 mil pesos por los daños que le provocó.
“Hoy es más frecuente ese reconocimiento y es más común de lo que parece iniciar una causa por el no reconocimiento de una paternidad. Igualmente, es mucha la gente que decide no reclamarla porque depende de cómo lo procesa cada uno”, explicó el abogado a El Ciudadano.
En paralelo, Perazzo representa al niño y la madre en otro trámite por la cuota alimentaria. “Durante el primer año se la retenían del sueldo. Después él tuvo otro hijo y renunció al trabajo para no pagar las dos cuotas alimentarias que le estaban descontando”, explicó Perazzo.
Desde que nació su hijo la mujer, que hoy tiene 29 años, se encarga de la crianza y de los cuidados. Es empleada de comercio y cuenta con la ayuda de su familia. “Ella se la tuvo que bancar sola como tantas mujeres en este país. Tuvo que correr con todos los gastos y por suerte tuvo a su familia que la ayudó porque ni él ni su familia la ayudaron cuando sabía de la existencia de su hijo. Nunca lo quiso reconocer”, agregó.
Las mujeres al frente
En marzo miles de mujeres de todo el país hicieron viral el hashtag #YoCríoSola con el que compartieron experiencias de maternidades con padres ausentes. Según publicó el portal Chequeado, cuando se rompe la pareja ellas son las que quedan al frente.
En la Argentina las familias monoparentales (donde hay un adulto con hijos) representan el 11 por ciento de los núcleos familiares. De ese total, el 85 por ciento está a cargo de mujeres. Además, el 26,7 por ciento de las mujeres jefas de hogar son jefas de un hogar monoparental, mientras que el 3,7 por ciento de los varones conduce ese tipo de hogares.
Las familias de una pareja con hijos (sean de los dos o de uno de los integrantes) alcanzan el 38,3 por ciento. Los hogares unipersonales (de personas que viven solas) son el 17,4 por ciento.
Según el informe de Unicef “La Pobreza Monetaria en la Niñez y la Adolescencia en Argentina”, la pobreza infantil es mucho más elevada en los hogares monoparentales porque tienen una única proveedora de ingresos que, además, debe asumir las tareas domésticas y de cuidado.
En los hogares monoparentales la pobreza infantil llega al 52 por ciento, en comparación con el 42 de la población general. Y en el caso de la pobreza extrema, los niños en familias monoparentales duplican el nivel general, 16,4 contra 8,1 por ciento.