Las autoridades de la ciudad alemana de Dresde, capital de Sajonia, declararon estado de “emergencia nazi” por los sentimientos antimigrantes que se dispararon en la región después de que estalló la crisis de migrantes en 2015.
“Las actitudes y acciones antidemocráticas, antipluralistas, misantrópicas y de los extremistas de ultraderecha, incluida la violencia, ocurren con cada vez mayor frecuencia”, reza una resolución aprobada ayer por 39 votos a favor y 29 en contra y apoyada por todos los partidos, excepto Alternativa para Alemania (AfD) y el partido de Angela Merkel, la Unión Cristianodemócrata (CDU).
La CDU, a su vez, subrayó que la mayoría de los habitantes de Dresde “no son de extrema derecha ni antidemocráticos”.
“Tenemos un serio problema, es decir, la democracia abierta y plural está en peligro”, declaró a los medios el autor de la moción, Max Aschenbach, del partido de izquierda Die Partei, fundado por los editores de la revista satírica Titanic.
El fundador del movimiento Pegida, Lutz Bachmann, dejó abierta la pregunta del diario Sächsische Zeitung sobre si le molesta que los neonazis también tomen parte en las protestas. En lugar de responderla, se remitió a citar el marco legal en Alemania, según el cual no se puede prohibir a nadie participar en manifestaciones.
Dresde –una ciudad candidata a Capital Europea de la Cultura de 2025– es la cuna del movimiento de derecha Pegida (Patriotas europeos contra la islamización de Occidente).
Pegida y otros partidos ultraderechistas crecieron con fuerza tras la llegada de un millón de refugiados sirios, afganos e iraquíes a Alemania, entre finales de 2015 y principios de 2016, aunque los refugiados fueron mayoritariamente a regiones alemanas donde la ultraderecha sigue siendo más débil y apenas a lugares como Dresde.
El 20 de octubre pasado, los activistas del movimiento celebraron su quinto aniversario con una marcha multitudinaria. Los sentimientos antimigrantes se disparó en la región después de que estalló la crisis de migrantes hace cuatro años, fruto de las revueltas en Libia y Siria, la invasión de fuerzas externas y la sucesiva guerra civil.
