El juzgado de Instrucción 2ª vivió ayer una jornada ajetreada tras la clausura del cabaret La Rosa el último sábado a la madrugada. Juan Cabrera, titular del denominado “sexy bar” –quien continúa detenido– prestó declaración indagatoria ante la jueza Alejandra Rodenas donde se defendió durante dos horas de la acusación de promover y facilitar prostitución con fines de lucro. Otro de los que pasó por el despacho de la magistrada, además de integrantes de la Secretaría Legal y Técnica y de Prevención y Seguridad Ciudadana del municipio, fue el titular de la Dirección de Inspección, Gregorio Ramírez, quien remarcó que no encontraron ninguna falta municipal la noche del operativo en el local de barrio Pichincha, “lo que no significa que no haya algún delito”. La propia intendenta Mónica Fein felicitó ayer a sus funcionarios por la acción realizada y señaló que ahora será la Justicia la que tiene que “seguir investigando”. “Ahora hay que ver qué conexión tiene este lugar con otros que no están habilitados. No hay antecedentes en el país de esto que ha pasado en Rosario”, remarcó.
En su declaración, Ramírez dijo que los inspectores estuvieron hasta las 4.30 en el local de Callao al 100. Respecto a los dos lugares de paso al albergue contiguo, dijo que ellos hicieron en su momento una inspección diurna del lugar y los hicieron sellar. “Ese lugar estaba sellado y amurado y las veces que inspeccionamos estaban en esas condiciones”, indicó.
Delitos complejos
Durante la mañana, Fein indicó que el municipio fue parte del proceso que culminó con la clausura del emblemático cabaret. “Somos el único municipio que a través de una ordenanza comenzó a exigir los contratos de las alternadoras y a ofrecerles distintos cursos. También comenzamos a trabajar con el área de Delitos Complejos de la provincia en temas que detectamos no eran los permitidos”, explicó.
“Me parece que hay dos instancias: primero que muchos de estos lugares habilitados tienen contacto con lugares que no lo están. Nosotros podemos haber ido a algún lugar y constatar que todo estaba en orden, esa es una primera etapa, ahora viene la Justicia que investigará qué conexión tiene este lugar con otros que no están habilitados, que son privados. Creo que hay que seguir investigando”, añadió en declaraciones a radiofónicas.
Por su parte, Rodenas recordó que “fue un procedimiento en el que no se filtró ninguna información”. “Cabrera se quiso escapar por los techos porque estaba durmiendo en el hotel alojamiento contiguo a La Rosa, que está comunicado con el cabaret. Eso es lo que me llama la atención: porque el local funcionaba como whiskería y estaba habilitado con mujeres que trabajaban como alternadoras”, continuó.
Más adelante, la magistrada subrayó que “las mujeres son consideradas por la ley como víctimas”. “La ley no penaliza la prostitución sino al que explota la prostitución ajena, esto es importante para quitarle el discurso moral de que una prostituta es una delincuente. Yo no allané el local, yo libré la orden y esto fue llevado adelante por el fiscal y Delitos Complejos. Una vez que se estableció la conexión entre el hotel y la whiskería, me hice presente en el lugar”, indicó.
“Cuando me preguntan qué hacemos con la clausura, porque estaban los dos inspectores municipales que habían sido convocados, quienes manifestaron que por orden de su superior no iban a clausurar el lugar, yo dejé constancia de eso en el acta. Finalmente el lugar terminó siendo clausurado porque la ordenanza prohíbe cualquier conexión entre whiskerías y hoteles”, afirmó.
El abogado de Cabrera, Paul Krupnick, defendió al acusado diciendo que “La Rosa es un lugar habilitado por la Municipalidad de Rosario”. Es controlado con bastante frecuencia, con una actividad regulada por el Estado donde el personal que estaba ahí, me refiero a las chicas, estaban con contratos que eran controlados por el mismo Instituto de la Mujer, por lo cual no comprendemos bien cuál es, si fue descartada de plano, la trata de personas, cuál es el hecho ilícito que se le atribuye”, se quejó.
“La realidad es que cuando llegan con el allanamiento no había ninguna persona que estuviese allí en contra de su voluntad por lo que trata de personas no hay. Tampoco hay facilitamiento de la prostitución porque esta es una actividad que está regulada por el Estado con un cartel en la puerta, está habilitado como whiskería y como cabaret. No había absolutamente ningún box, ninguna habitación ni nada que se le parezca. Existe al lado un hotel que también está habilitado por la Municipalidad. Entonces, lo que decimos es que si una alternadora o copera decide ir con un eventual cliente al hotel de al lado o al Holliday Inn esto no quiere decir que haya proxenetismo en esta situación”, contó.
“Hace diez años que está abierto este local, primero en calle Cafferata y ahora en calle Callao. Por esa puerta pasa mucha gente, jueces, legisladores, funcionarios y ven un cartel luminoso que está en la puerta, entonces es mucha gente la que se supone se estuvo haciendo la distraída si alguien piensa que había alguna actividad ilícita”, aseguró el abogado.
“Cada una arregla el precio, sin pagar comisiones”
En Tribunales había ayer aproximadamente entre 12 y 15 mujeres en el pasillo que conecta con el juzgado de Instrucción 2ª aguardando la indagatoria a Juan Cabrera, dueño de La Rosa. Alejandra, quien trabaja en el lugar hace un año, dijo que estaba en el motel con un cliente cuando escuchó “ruidos, golpes y que atropellaban las puertas” durante el operativo del último sábado a la madrugada. Dijo que pensó que era un robo porque le gritaban «abran la puerta» pero no se identificaron como policías. “Entró personal de las TOE, después más policías, después gente, nos alumbraban con una luz, nos filmaban, sacaban fotos. Fue horrible, pregunté porqué así si nosotras estábamos trabajando y me dijeron que ellos estaban acostumbrados a hacer este tipo de procedimientos, que entran a lugares donde hay delincuentes ¿entonces nosotras qué somos, delincuentes?”, se preguntó.
Sin trabajo
Otra mujer que estaba en el lugar, que no se quiso identificar y que trabajó en el Palacio Berlusconi dijo que todo “es una persecución política”. “El Indio cuando le clausuraron Berlusconi no quiso apelar porque decían que lo iban a perseguir. El procedimiento estuvo mal hecho por la Municipalidad, no nos tomaron los datos, no había policías. Yo estaba en blanco, tenía recibo de sueldo, había alrededor de 20 personas fijas trabajando más las chicas con contrato de alternancia y quedamos todos en la calle. Muchas de las chicas ahora están trabajando en San Lorenzo”, comentó.
Distracción
Por su parte Alejandra dijo que trabaja en La Rosa hace un año que y que hay entre 20 y 25 chicas más el personal estable de mantenimiento, musicalizadores, limpieza y demás.
“Los clientes van porque se quieren distraer, quieren una chica para charlar, tomar una copa, ver el show y algunos quieren tener sexo, pero no son todos. El bar gana en la entrada, la copa que el cliente le paga a la chica y la bebida que vende. Después si una persona quiere tener sexo con la chica, arregla el precio, salís del lugar porque allí no hay habitaciones ni nada donde tener sexo y te vas al hospedaje o al hotel que quieras, pagás la habitación y el dinero que el cliente le paga a la chica es para ella”, remarcó.
“El primer día que entramos firmamos un contrato que tenía que estar sellado por el Instituto de la Mujer. Además tenés que tener libreta sanitaria. Cada una arregla el precio con el cliente y no tenemos que pagar comisiones. Ahí te cuidan, tenés seguridad en la puerta adentro. Del tiempo que trabajo nunca vi una pelea en el local. Si trabajás sola no sabés quién te toca el timbre. Esto es una cuestión política porque se vienen las elecciones. Estamos en contra de la trata pero no es nuestra situación, no hay proxenetismo en La Rosa, no le pago una comisión ni él me paga un sueldo nos sirve a los dos, él vende entradas y bebidas y yo obtengo clientes. Espero que esto se legisle para que todos podamos trabajar tranquilos”, concluyó, la mujer.