En el marco de la investigación por el siniestro ocurrido el sábado en el juego panorámico conocido como “la vuelta al mundo” del parque Independencia en el que murieron dos nenas de 12 y 14 años y otras siete personas resultaron heridas, fueron indagados este lunes el administrador del parque de diversiones y el responsable del juego. Ambos quedaron imputados por los delitos de homicidio culposo y lesiones culposas en concurso real, aunque todavía no se determinó la gravedad de las lesiones sufridas por algunas de las víctimas, ni la responsabilidad que a cada uno le compete. Las declaraciones indagatorias del encargado del International Park y del joven empleado que manipulaba la noria fueron tomadas en el Juzgado Correccional de la 7ª Nominación, a cargo de Juan Carlos Curto, y con la presencia de la fiscalía intervieniente. El abogado del operario, Marcelo Piercecchi, pidió ayer por la mañana la libertad del adolescente que hasta ayer permanecía alojado en la seccional 5ª de Policía. Las pericias realizadas sobre el juego todavía no llegaron en forma de informe a la Justicia.
Según informaron fuentes judiciales, el encargado se abstuvo de declarar y estuvo acompañado por un abogado. En cambio, el joven de 19 años, que estaba a cargo de los controles del juego a la hora de la tragedia, declaró ayer al mediodía junto a su defensor. Durante más de dos horas brindó declaración mientras que en el pasillo de Tribunales un nutrido grupo de amigos y familiares aguardaban la conclusión de la medida. El joven es de Rosario, vive con su madre y estudia Comunicación Social. El trabajo que desde hace un año realiza en el predio del parque de la Independencia es sólo durante sábados y domingos, lo que le permite estar al día con la carrera. Desde la defensa señalaron que el adolescente no siempre manipulaba ese juego sino que rotaba con otros dispositivos de entretenimiento. El sábado del siniestro, agregaron las mismas fuentes, ingresó a las 14 y, encomendado por el jefe de supervisores del parque de diversiones, fue a operar la vuelta al mundo. El funcionamiento era normal hasta que escuchó un fuerte ruido y vio desprenderse el carro. Según transcendió, el joven había recibido instrucción práctica permanente que consistía en balancear la cantidad de personas en cada taza para un correcto funcionamiento.
Respecto a la inspección ocular realizada por un grupo de ingenieros de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), la Justicia aún no cuenta con el informe escrito y es posible un nuevo peritaje para mitad de semana, según trascendió. Por otra parte, fuentes judiciales adelantaron que no había registro de denuncias previas por mal funcionamiento de los juegos. Se espera para los próximos días la declaración de testigos oculares que ya han brindado testimonio en sede policial.
Cortan por lo más delgado
Por su parte, el representante legal del Sindicato de Empleados de Espectáculos Públicos, que nuclea a los trabajadores del parque, Froilán Ravena, destacó que el muchacho que manipulaba el juego es un estudiante de 19 años que trabaja los fines de semana en el predio. Aclaró que su función es darle arranque a los juegos mediante la presión de un botón y que por lo general trabajan de a dos personas aunque en el momento del accidente su compañero se había retirado al baño. Ravena aclaró que el joven no es un técnico y que en el juego hay un cartel que dice que la capacidad máxima son cinco personas por taza. Y que no especifica un peso máximo, como escuchó en algunas declaraciones de funcionarios públicos.
A su vez, Ravena aclaró que todos los empleados rotan en los juegos y hacen un curso de capacitación que les da la empresa. Respecto a ese juego en particular, en la capacitación le indicaron que podían subir hasta seis personas por taza aunque el joven se limitaba a las cinco personas o a veces cuatro, según la contextura física.
El letrado apuntó a la falta de control estatal al sostener que “la empresa se autogestiona la inspección técnica cuando realiza cada seis meses un informe con un técnico sobre el estado de los juegos”. “Primero empiezan por eludir la responsabilidad política, después económica y se hace un embudo que termina en el más débil, en este caso, el trabajador. El hilo se corta por lo más delgado y en este caso en el pibe que manejaba el juego”, concluyó el gremialista.
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