Daiana vivía en Empalme Graneros, tenía tres hijos de una relación anterior y estaba embarazada de su pareja, Walter Santos Gómez, 14 años mayor que ella. Vivían en la planta alta de la casa familiar del hombre, donde en septiembre de 2016 murió atravesada por un disparo que le afectó los pulmones y el corazón. Cuando el fiscal llegó al lugar, la hija de 6 años de la víctima le dijo: “Le hizo pum pum y mi mamá está en el cielo”. Se refería a Walter. Su defensa dice que fue suicidio.
El juicio por el femicidio de Estefanía Daiana Armanino arrancó el jueves último. Su hermana Alejandra declaró el viernes. La joven fue adoptada de chica, y había recuperado contacto con su familia biológica dos meses antes del crimen. Relató ante los jueces la corta pero fuerte relación que la había unido a Daiana hasta que se la arrebataron.
Alejandra trazó con varios relatos el tipo de relación que mantenía su hermana con su pareja. Contó que para hablar con ella debía mandarle un mensaje a Walter: no había otra forma de comunicarse. El perito informático que declaró este viernes dijo que el teléfono secuestrado en la casa era usado por Daiana y Walter, e hizo alusión a algunos mensajes entre Walter y otras personas donde se hablaba de consumo de drogas y robos. En uno de ellos, incluso, una persona le pide que le lleve «el fierro urgente al gordo».
Alejandra contó que es adoptada y que buscó a su familia biológica. Se encontró con Daiana hace tres años y en poco tiempo entablaron una relación muy fuerte, con un contacto casi a diario. Dijo que tuvo contacto con Walter 6 o 7 veces, y que le preocupaba lo que observaba: maltratos reiterados a su hermana. «Eran menores, pero maltratos al fin», los calificó y puso ejemplos: le decía que se callara delante de otros, y se reía de ella en tono de burla.
La hermana de la víctima insistió en que el compañero de Daiana era muy posesivo. En una oportunidad, dijo, estaban en su casa y Walter parecía drogado. «(Daiana) le reclamó que se porte bien con ella, porque ahora me tenía a mí. Él le respondió que si lo abandonaba, la mataba”.
También contó que en una oportunidad fueron hasta una farmacia en el auto de Walter Gómez. Alejandra iba en el asiento trasero y su hermana adelante, en el del acompañante. El hombre, que manejaba, se bajó en el comercio y al volver sacó de la cintura un arma, se la mostró y le preguntó a Daiana: “¿No se asustará tu hermanita si la saco?”. Después la guardó en la guantera.
«Nos hizo poner mal a todos. Se prendió un porro y se lo dio a Daiana sabiendo que estaba embarazada», contó Alejandra sobre esa otra circunstancia. Llegaron a su casa, donde iban a cenar; la pareja de Alejandra había cocinado pero Walter se fue cerca de las 21; volvió a la medianoche eufórico, no comió. Alejandra pensó que estaba drogado. Al día siguiente, en el inodoro de su baño encontró un precinto como los que cierran las bolsas de cocaína, dijo, y le mandó un mensaje a su cuñado.
No le había gustado lo que pasó, se enojó, le dijo que esas cosas no debían suceder en su casa, relató la joven. El hombre no le contestó. Volvió a escribirle para comunicarse con su hermana. Dijo que era la única forma que tenía de hablar con ella, a través del celular de Gómez, y ahí le contestó.
El disparo
La teoría fiscal habla de un femicidio ocurrido en la planta alta de Rouillón 407 bis la noche del 12 de septiembre de 2016. La defensa sostiene que se trató de un suicidio, la versión que dio el acusado tras el hecho.
La forense que realizó la autopsia dijo que Daiana recibió un disparo que ingresó entre la axila y el pecho, con una trayectoria perpendicular y levemente hacia abajo. Salió por el hemitórax derecho y afectó ambos pulmones y el corazón, además de fracturar la quinta costilla. El proyectil quedó alojado en el cuerpo pero a flor de piel: se podía palpar, detalló la forense. En la herida no había ahumamiento ni tatuaje en la piel de la víctima, lo que implica que el disparo se realizó a más de un metro de distancia, informó.
El fiscal Luis Schiappa Pietra confirmó que la víctima estaba embarazada de 16 semanas y que el feto ya no tuvo signos vitales al quedar la sangre de la madre sin oxígeno. Agregó que Daiana tenía escoriaciones mínimas en la región nasal, una esquimosis frontal que databa de unos tres días y otra en el muslo derecho de unas 72 horas. La forense dijo que la data de la muerte fue aproximadamente a las 20.30 del 12 de septiembre de 2016 y aseguró que el hecho no tiene las características y signos de un suicidio.
El funcionario judicial añadió que el acta de levantamiento llegó con el dato de la versión del suicidio que se dio en el lugar, por lo que fueron muy cautos y el cuerpo no era compatible con un suicidio, el proyectil ingresó en forma oblicua y no directa, aseguró. También contó que dio negativo el dermotest que se le hizo al cuerpo.
Durante este viernes declaró otro perito, el que se encargó de hacer los dermotest a la víctima, a Gómez, sus padres y su hermano. Dijo que todos dieron negativo.
Los hijos y una pelea
Alejandra aportó que la hija más grande de Daiana, desde un primer momento, dijo que Walter había matado a su mamá y dio a entender que estuvo con ella cuando falleció. Otro de los chicos contó que en una oportunidad Walter seguía a su mamá con una picana eléctrica para apoyársela en la panza.
La hermana de la víctima explicó que lo que sabe del hecho es fruto de “lo que le contaron los chicos a ella y su familia”. El día de la muerte, de acuerdo a esos comentarios, habían peleado por una tijera. «El hijo del medio de Daiana había pedido una tijera o algo así y Walter se había enojado», narró. Empezaron a discutir y presume que en esas circunstancias le pegó. Que uno de los chicos salió a defender a la madre con un palo de escoba. Al niño lo enviaron abajo y como la disputa escalaba en virulencia mandaron a los niños a la pieza. Y ahí, siguió el relato Alejandra, se escuchó el disparo.
La defensa de Gómez marcó una contradicción en esas declaraciones: señaló que en una anterior Alejandra dijo que la pelea había sido por un celular, pero ella aclaró que es lo que le contaron los chicos.
Como otro indicio contra la pareja de la joven fallecida, Alejandra recordó que en una oportunidad tomaban un café con Daiana y una amiga de ella y su hermana, en modo de chiste, dijo que, si le «pasaba algo, nos acordemos que había sido Walter».
«El manipulador está en cualquier ambiente»
Alejandra recordó ya fuera del juicio que con su novio puso un detective privado para encontrar a su familia biológica, luego de que la buscara como pudo, con sus medios, y fallara en el intento. Tuvo los datos durante un mes hasta que tomó coraje para ir. Un día se decidió, llegó junto con su pareja a Villa Itatí cerca de las 20; era la dirección de su abuela la que tenía. Habló con la mujer y al rato llegó Daiana con Walter y no se separaron más. Alejandra contó que eran muy diferentes en la forma de actuar y pensar; su hermana tenía mayor empatía con la madre, a pesar de lo que tuvo que pasar; contó que Daiana sufrió mucho, estaba desamparada.
Tras el encuentro la relación duró poco, pero se consolidaron; ahora Alejandra busca justicia para su hermana, que condenen a Gómez por femicidio: “Hacerle entender a la gente que pasa y lo tenemos al lado. Le puede pasar a cualquiera. El demente, el manipulador está en cualquier ambiente”.
Alejandra recalcó que si bien hay una lucha en defensa de las mujeres hay gente que piensa que la víctima es tonta o no quiere salir de la situación: «Hay que ser más empático y dejar de ser machista. Espero que se tome como un femicidio porque fue eso. Sabía de la situación de vulnerabilidad de mi hermana y se aprovechó de eso. Cuando supo que contaba con alguien la mató”.