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Defendió a su vecina, terminó involucrado en un crimen y fue absuelto

Adolescente defendió a una chica que estaba siendo agredida por un joven. Hubo piñas pero, en medio de la trifulca, se escuchó un disparo que terminó con la vida del muchacho. Hubo versiones que no fueron coincidentes en cuanto a la mecánica del hecho y terminó libre por el beneficio de la duda

Luciana caminaba con J., un amigo, en la zona noroeste. Jonatan Franco la vio y comenzó a perseguirla. Luciana corrió hasta su casa pero antes de poder refugiarse Jonatan la agarró de los pelos. J. intentó defenderla y se agarraron a piñas. La pelea fue feroz y, entre golpes, los pugilistas se trasladaron hasta una canchita de fútbol donde Jonatan recibió un disparo fatal en el pecho. Sobre el caso hubo dos versiones: que J. recibió un arma de su hermano y le disparó, y la otra fue que el arma la tenía la víctima y en el forcejeo se disparó. El Juzgado de Menores 2ª encontró responsable del hecho a J. pero recientemente la Cámara Penal revocó la decisión y dispuso la libertad del joven, quien hoy tiene 18 años. Además ordenó la remisión de copias a la Fiscalía para que se investigue el falso testimonio de un amigo de la víctima cuya versión fue central en la sentencia dictada por el Juzgado de Menores.

Cerca de la medianoche del 8 de octubre de 2017 Luciana caminaba con amigos entre ellos J., de entonces 16 años, por José Ingenieros al 8600 cuando apareció Jonatan Franco. Luciana lo vio, comenzó a correr con Jonatan por detrás, contaron los testigos.

La chica alcanzó a entrar al pasillo de su casa y poco antes de que llegara a la puerta Jonatan la agarró de los pelos. J. vio la escena y fue en ayuda de su amiga. Se agarró a las piñas con Jonatan, se revolcaron por el piso y se fueron pegando hasta una cancha de fútbol donde no había luz. La gresca siguió por varios minutos hasta que se escuchó un disparo y Jonatan cayó herido en el pecho. Allegados lo cargaron en un auto y lo llevaron al hospital Centenario donde la víctima falleció.

J. escapó del lugar, fue hasta lo de su abuela y buscó plata para tomar un colectivo. Ya en el micro, vio que una chata con familiares de la víctima iban a la par y le pidió al chofer que lo llevara a la comisaría más cercana. Entró a la seccional 7ª corriendo. Lo mismo hicieron los familiares de Jonatan, quienes denunciaron que en el barrio le contaron que el autor del disparo había sido el adolescente. En ese marco, J. quedó detenido.

Las dos versiones

De los testimonios que se recopilaron hubo contradicciones respecto a la secuencia del disparo. Un amigo de la víctima dijo que estaba en la esquina con Jonatan cuando pasó Luciana y éste siguió. Entonces hizo lo mismo. Cuando llegó a la canchita vio como un hermano de J. le pasaba un arma y le disparaba a Jonatan. La joven que sufrió la agresión dijo que no pudo determinar quién tenía el arma. El imputado dijo que defendió a su amiga y terminó a los golpes con Jonatan y en un momento el muchacho sacó un arma. Entonces intentó evitar que le disparara y forcejearon hasta que se disparó. Se asustó y salió corriendo, se tomó un colectivo y vio cómo los familiares de Jonatan lo seguían y decidió llegar a la comisaría de la zona de la Terminal de Ómnibus para refugiarse.

Tras evaluar el caso, el Juzgado de Menores 2ª Nominación resolvió dictar la responsabilidad en el hecho de J., el cual está detenido en Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil (ex Irar) desde la fecha del hecho. La defensora oficial Estrella Galán apeló la decisión al sostener que los testigos presenciales contaron versiones diferentes en cuanto a la secuencia donde apareció en escena el arma de fuego y destacó que el informe de la autopsia –que entendió como fundamental– hizo referencia a que fue un disparo a corta distancia.

La defensora resaltó que ni su defendido, ni su hermano, ni la víctima tenían antecedentes penales a lo que sumó que J. terminó la secundaria en el Irar, logró salidas que fueron aumentando con el correr del tiempo, las cuales nunca incumplió, y ahora estudia acompañamiento terapeútico. Pidió la absolución por el beneficio de la duda y subsidiariamente una legítima defensa.

Mientras que la Fiscalía hizo hincapié en el fallo y en la prueba testimonial del amigo de la víctima que sindicó a J. como el tirador. Pero el caso fue evaluado por el camarista Daniel Acosta, quien luego de pasar a un cuarto intermedio y estudiar el caso concluyó que no hay evidencia que brinde certeza respecto a la autoría del crimen en cabeza de J. y revocó la sentencia del juzgado de menores. También dispuso la inmediata libertad de J. y ordenó la remisión de copias a la Fiscalía para que se investigue si el amigo de la víctima incurrió en falso testimonio.

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