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Defensa: cumbre con marcadas disidencias

El ministro Puricelli insistió con la militancia malvinera durante las sesiones.

La X Conferencia de Ministros de Defensa que se llevó a cabo en Uruguay culminó ayer con marcadas diferencias. Más allá del texto conciliador de la Declaración Final de Punta del Este –se designó a Perú como sede del próximo encuentro–, quedaron grietas en la percepción de cómo debe reformarse el sistema interamericano de Defensa, en particular uno de sus organismos, la Junta Interamericana de Defensa (JID), y en la inclusión de la cuestión Malvinas como un conflicto reconocido y atinente a la problemática de los países del hemisferio.

Nada nuevo, la división pasa por dos bloques, el histórico liderado por Estados Unidos, Canadá y algunos países caribeños influidos por su pasado de colonia anglosajona en el que pivotean también otros de la región por interés de momento. Paraguay, por caso, ofendido con sus socios del Mercosur por la suspensión que sufrió tras la destitución del presidente Fernando Lugo, y Colombia, donde Estados Unidos mantiene su cabeza de playa por la millonaria cooperación que vuelca al combate del narcotráfico.

Del otro lado, los sudamericanos, ahora con la fuerte impronta del paraguas de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Brasil, en la persona de su ministro de Defensa, Celso Amorim, exhibió al Consejo de Defensa Sudamericano, el organismo permanente de discusión del bloque, como una instancia que se proyecta de contrapeso a la Cumbre de Ministros nacida en 1995 en Williamsburg, Estados Unidos.

El ministro de Defensa argentino, Arturo Puricelli, insistió una y otra vez con la militancia malvinera durante las sesiones plenarias. Canadá se opuso con la misma tenacidad y amenazó con incluir una mención acerca de que el destino de Malvinas es de los kelpers.

La otra participación de la discordia acerca de la Junta Interamericana de Defensa (JID) tuvo como protagonista al secretario de Asuntos Internacionales, Alfredo Forti, apoyado por la delegación encabezada por el ministro del Ecuador, Miguel Carvajal. Éste dio las pautas de la declinación como instrumentos actuales tanto del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar) cuanto de la Junta Interamericana de Defensa (JID). Dos institutos de la Organización de Estados Americanos (OEA) que deben “repensarse”, dijo el ecuatoriano para suavizar el significado real: su disolución. La cumbre evitó la ruptura acudiendo al secretario general de la OEA, Miguel Insulza; se pide su intervención en procura de agilizar una reforma de la JID que ya fue debatida en la cumbre de ministros que se realizó en Bolivia.

El presidente de la JD es el general canadiense Guy Thibault. Excepto por dos altos oficiales de Brasil (general Jorge Ribeiro, 2007; y vicealmirante Elis Treidler, 2009) y el actual de Canadá, el resto de los 29 presidentes a partir de la creación de la JID en 1942 fue siempre miembro de las fuerzas armadas de Estados Unidos.

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