El abogado general de Brasil, José Eduardo Cardozo, denunció el viernes una tentativa de «golpe de Estado», en la primera sesión de la Cámara de Diputados que examina un pedido de destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff.
Cardozo afirmó con vehemencia que no existía ninguna base legal para sacar del poder a Rousseff, acusada de maquillaje de las cuentas públicas, y advirtió que si eso llega a ocurrir, sería una «ruptura institucional».
«¡Eso es un golpe!», exclamó, levantando un tumulto en el hemiciclo, que el domingo dirá si considera que existen razones para abrir un juicio político a Rousseff.
Cardozo afirmó que la discusión sobre el «impeachment» (juicio de destitución) se debe a un deseo de «venganza» del presidente de la Cámara, el ultraconservador Eduardo Cunha, porque el gobierno no le había ayudado a evitar el proceso que la Comisión de Ética de la Cámara le abrió por presunta corrupción.
El año pasado, la fiscalía brasileña denunció a Cunha por corrupción y lavado de dinero vinculado a la escandalosa red de sobornos de la petrolera estatal Petrobras. El Supremo Tribunal Federal (Corte suprema) acogió la acusación en marzo y así Cunha se convirtió en el único político brasileño con fueros en ser juzgado por el máximo tribunal.