La Cámara Penal dejó firme la condena a dos años de prisión condicional a un hombre de 59 años por estafa. La víctima fue la ex esposa del empresario Luis Paz, mujer que denunció allá por 2010 que falsificaron su firma en un boleto de compraventa para quedarse con una vivienda de su propiedad en la zona noroeste. Pero la víctima no sólo había denunciado al imputado sino también a su ex pareja, quien en 2013 recibió la falta de mérito de parte del juez Juan Carlos Vienna, al igual que el escribano donde se hizo el trámite de la firma del boleto de compraventa. La defensa planteó que el acusado había sido engañado: que cuando la pareja dejó de estar en crisis ambos se pusieron de acuerdo para sacarle 40 mil dólares. Pero la Justicia no lo consideró así.
En noviembre de 2009, un oficial de justicia y un martillero le informaron a Ana María Ferrari, entonces esposa de Luis Paz, que la propiedad que tenía en Cabrera al 400 estaba embargada y en proceso de ejecución. La mujer hizo los trámites para pagar la deuda y se encontró con que la vivienda figuraba como que había sido vendida. La propietaria comenzó a hacer los reclamos y en diciembre de ese año el acusado, identificado como Rogelio Ricagno, recibió la notificación del inicio de un juicio de desalojo. En ese momento, el hombre presentó ante la Justicia un boleto de compraventa que tenía como fecha el 16 de febrero de 2006 y las firmas de Ricagno y la mujer. Este documento tenía la certificación notarial del escribano Ramón Contreras. Por estos papeles, el juez resolvió dejar sin efecto el desalojo iniciado por la mujer.
Así las cosas el 4 de octubre de 2010, Ferrari dejó asentado en la Justicia que quería presentar una denuncia formal contra Ricagno: “Se me inició un juicio de cobro y se me embargó uno de los inmuebles de los que soy propietaria. Pero, cuando pensaba hacer un acuerdo de pago, mi profesional me informó que se había presentado una tercería de dominio por Ricagno y que había invocado un boleto de compraventa firmado por mí y autenticado por escribano público. Esta circunstancia es totalmente falsa y desconozco el contenido del boleto. No conozco al señor, tampoco recibí la suma de 40.000 dólares, nunca vendí el inmueble. Estoy tramitando un juicio de desalojo ante el Juzgado de la 4ª Nominación”, expresó la entonces esposa de Luis Paz.
Este hombre era el padre de Martín “Fantasma” Paz, asesinado en septiembre de 2012 en la esquina de 27 de Febrero y Entre Ríos; este caso por homicidio derivó en la llamada megacausa Monos por asociación ilícita, que tendrá su juicio oral el mes que viene. Allí se debatirá entre otras cuestiones el vínculo entre Paz y Vienna, juez que además de instruir la causa contra el clan Cantero fue quien en el caso por la estafa terminó dictándole falta de mérito al propio Luis Paz. Ambos fueron fotografiados en una velada de box en los Estados Unidos y existen constancias de Migraciones que los ubican viajando juntos.
Las indagatorias
En septiembre de 2010, Ana agregó: “Ricagno era conocido de mi ex marido (por Paz), nunca tuve ningún trato, no conozco al escribano Ramón Leopoldo Contreras, nunca fui a esa escribanía. La firma que consta en el boleto no es mía. Jamás recibí la suma de 40.000 dólares”. Como prueba la Cámara Penal evaluó dos informes de peritos: uno fue que la firma de la mujer era falsa mientras que otro estableció que el autor de la firma falsa había visto alguna vez una firma auténtica. Por el despacho del magistrado Juan Carlos Vienna, a cargo del Juzgado de Instrucción 4ª, pasó para dar su testimonio el boxeador Sebastián “Iron” Lujan, de quien Luis Paz era manager. El pugilista, quien fue detenido en 2014 por un asalto, contó que por el 2004 y el 2005 compartió algunos asados con el acusado y dijo que sabía que Luis Paz le prestaba una casa a Ricagno.
En su indagatoria, Ricagno insistió que siempre se manejó con Luis Paz. “Cuando firmamos el boleto estábamos los dos juntos (refiriéndose a la señora) en la escribanía de Contreras”. Desde siempre, la defensa dejó asentado que “era una maniobra de Paz y su ex esposa, quienes mediante un ardid despojaron” a su defendido de 40 mil dólares.
En su declaración, Paz dijo que tenía una amistad con el imputado, pero aseguró que hacía tres años que no lo veía. El escribano Contreras también estuvo frente al juez y se desligó sosteniendo que se presentaron dos personas con documentos de identidad y certificó las firmas. Después de las idas y vueltas, Luis Paz fue llamado a indagatoria y, para el 22 de noviembre de 2013, el juez Vienna resolvió dictar el procesamiento de Ricagno por estafa y uso de documento público falso. En esa resolución, le dio la falta de mérito para el escribano y a Luis Paz, días antes de que éste y Vienna viajaran juntos a Estados Unidos. A la misma cuestión, un tribunal de la Cámara de Apelaciones confirmó el fallo de Vienna.
A principios de este mes, el caso llegó a los jueces de la Cámara Penal Bibiana Alonso (en la presidencia), Carina Lurati y Daniel Acosta, quienes analizaron el fallo del juez de Sentencia 7ª, José Luis Mascali, donde el 22 de abril de 2016 condenó a Ricagno a dos años de prisión condicional. En la apelación, la defensa volvió a sostener el acuerdo entre Paz y su ex pareja y también remarcó la validez del boleto de compraventa: se firmó en presencia del escribano Contreras y el juez del circuito N° 4 afirmó su total validez. En ese marco, el tribunal descartó el planteo de la defensa contra el escribano debido a que su función era la certificación de firmas. Con respecto al punto del acuerdo de Ricagno con Paz, los vocales indicaron que “una cosa es cualquier posible acuerdo de palabra efectuado entre Ricagno y Paz y el hecho de la venta negada por Ana María Ferrari, verdadera propietaria y víctima”, indicó el escrito donde confirma la condena a Ricagno.