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Del “pequeño paso” a la leyenda

Murió el astronauta estadounidense Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna el 20 de julio de 1969, ante millones de espectadores que siguieron en directo la misión del Apollo XI a través de la televisión en blanco y negro. Tenía 82 años.


El astronauta estadounidense Neil Armstrong, primer hombre en pisar la Luna el 20 de julio de 1969, falleció a los 82 años como consecuencia de las complicaciones derivadas de una operación cardíaca, anunció ayer su familia. Convertido en héroe nacional en aquellos años de la Guerra Fría, sus palabras, luego de dejar su huella en la superficie lunar, quedaron en la historia: “Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”.

Armstrong fue sometido a principios de mes a una cirugía después de que los médicos encontraran que sus arterias coronarias estaban obstruidas.

Recordándolo como un “reacio héroe estadounidense”, su familia explicó en un comunicado que “sirvió a su nación con orgullo, como piloto de guerra de la Marina, piloto de pruebas y astronauta”.

Junto al astronauta Buzz Aldrin a bordo de la nave Apollo XI, Armstrong se convirtió en el primer ser humano en caminar en suelo extraterrestre bajo la atenta mirada de centenares de millones de telespectadores.

En calidad de comandante de la misión, fue él quien informó el centro de control de Houston, Texas, del alunizaje del módulo lunar (LEM) pilotado por Buzz Aldrin: “Houston, aquí la base de Tranquilidad. El águila aterrizó”.

Su legendaria frase, “es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, fue objeto de debate por mucho tiempo.

El registro de audio de la época, de poca calidad, da a entender que omitió un artículo antes de la palabra hombre (“a” man, en inglés). Armstrong afirmó siempre haber pronunciado una frase bien construida. Y, en 2006, un experto en informática australiano le dio la razón al recuperar la palabra que faltaba gracias a un sofisticado software.

Héroe planetario de bajo perfil

Desde que pisó la Luna en 1969, cuando se convirtió en una especie de héroe interplanetario, con el paso de los años, Armstrong habló poco en público, evitando micrófonos y cámaras, y vivió durante los últimos 33 años con su segunda esposa en una alejada granja de Ohio.

De acuerdo al célebre astronauta estadounidense, un mes antes del lanzamiento del ApolloXI, habían llegado a la conclusión de que estaban “suficientemente listos para intentar (…) descender a la superficie” de la Luna, contó.

Luego dio el gran salto sobre la superficie lunar, seguido por Aldrin una veintena de minutos más tarde. Ambos pioneros exploraron los alrededores durante dos horas y media. Recolectaron 21 kilos de rocas, hicieron fotos y plantaron una bandera estadounidense.

Sin embargo, el honor de efectuar los primeros pasos sobre la Luna debió ser del piloto del LEM, Buzz Aldrin.

Según James Hansen, autor de una biografía de Armstrong, la Nasa habría preferido al comandante del Apollo XI porque sería más capaz de asumir la carga de la celebridad.

El viaje a la Luna fue la última aventura espacial de Armstrong. Una aventura que lo marcó para siempre.

El comandante se retiró de la agencia espacial estadounidense en 1971 para hacerse profesor de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de Cincinnati, Ohio, hasta 1979.

Después, el ex astronauta ocupó un cargo en el consejo de administración de numerosas empresas, entre las que estuvieron Lear Jet y United Airlines. Hasta apareció en una publicidad para el fabricante de automóviles Chrysler.

Recientemente,Armstrong rompió su habitual silencio para criticar al presidente Barack Hussein Obama al afirmar que estaba mal asesorado cuando decidió eliminar el programa que preveía volver a la Luna.

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