Por: Daniel Dominguez
El día pintó especial. Los puestos ambulantes, las banderas argentinas, la gente cantando, todo era fiesta. Algún desprevenido peguntó: “¿Juega la selección?”. Otro al pasar dijo: “Newell’s no juega el domingo?”.
Había clima de fiesta y no era para menos, porque en el estadio cubierto de Newell’s se presentó Juan Martín del Potro, el mejor tenista argentino del momento, ganador del US Open y finalista del Masters de Londres. El tandilense que le ganó dos veces seguidas al gran Roger Federer cerró el hasta ahora mejor año de su carrera acá. Y la gente se lo agradeció.
“Gracias Delpo” y “Del Potro te amo” fueron sólo algunas de las tantas banderas que se desplegaron desde temprano en el interior del estadio. El mundo del tenis se mezcló con el otro público, el que disfruta de sus ídolos sin importar su especialidad.
Adolescentes gritando por su nuevo ídolo, personalidades del espectáculo como el director televisivo Sebastián Ortega y el actor chileno Gonzalo Valenzuela, y hasta los jugadores de Newell’s dijeron presente en una noche muy especial.
En primer turno el Gordo Schwank y Horacio Zeballos realizaron una previa muy entretenida. Hubo lujos, bromas y hasta jueguitos futboleros. Y también un poco de show, como cuando tras un intenso peloteo el roldanense le tiró la raqueta al pobre Zeballos. El partido quedóen manos de Schwank por 3-6, 6-4 y 6-4.
A las 21.15 explotó el estadio. Cuando la espigada figura de Juan Martín del Potro asomó por el túnel hubo gritos, emoción y hasta papelitos.
Después hubo tenis, y del bueno. Como en toda exhibición el nivel de competencia se emparentó con el espectáculo. Pero la velocidad con la que viajó la pelota de uno y otro lado dejó claro que ayer en Rosario se presentaron dos de los más terribles “pegadores” del circuito. Y por eso al público poco le importó el esultado.
Del Potro le dio a Rosario un cierre de año de lujo. Más de cinco mil personas desafiaron los bolsillos flacos de estas épocas para vivir una fiesta deportiva de alto nivel. Y de paso dejaron en claro que Delpo va camino a convertirse en uno de los ídolos máximos del deporte nacional. Tiene con qué.
Un sueño con final feliz
Opinión
Por: Diego Mussetta
El deportista argentino del año dejó su sello en Rosario. Y la ciudad respondió una vez más. La apuesta por traer a Juan Martín del Potro fue tan gigante como el físico del tandilense, sobre todo por el presente económico de un país que parece no encontrar el rumbo. Sin embargo, un empresario rosarino se la jugó.
El sueño era lejano y tuvo varios contratiempos, pero Del Potro cumplió la palabra empeñada, haciendo gala de su hombría de bien. El tandilense sintió por primera vez el cariño del pueblo rosarino allá por fines de 2006, cuando era un pibe de pelo largo, espigado y con gran futuro. En esa ocasión no tuvo piedad con rivales maduros como Zabaleta, Puerta y Horna. Y ahora, con el pelo corto, el 5º puesto en el ranking de la ATP, el US Open debajo del brazo y el subcampeonato en el Masters de Londres, volvió. Es el mismo de siempre. Un pibe con un corazón gigante y un futuro sin techo.
Anoche Rosario volvió a ser el centro de la escena deportiva de toda Argentina. Esta vez por el tenis. Y gracias a la apuesta de un emprendedor como Luis María Arregui y compañía.
Juan Martín del Potro dejó su sello y Rosario respondió. La apuesta, que no era para nada sencilla, terminó de la manera soñada. Ahora a trabajar para que se repita en 2010.