Miguel Torres del Sel va a ser proclamado presidente del PRO de la provincia. Una vez que pasen las elecciones primarias del 14 de agosto, el hombre que le prestó la primera sílaba al nombre del trío cómico más célebre de la región va a asumir como el mandamás del partido de Mauricio Macri en Santa Fe.
Sentado sobre sus más de 612.000 votos, este hombre nacido en la ciudad capital hace 54 años aparece más decidido a hacer política que cuando estaba en campaña. Habla de proyectos, cita algunas (pocas) leyes que habría que reformar y empieza a memorizar los apellidos de sus colaboradores, a los que en los tiempos previos a la elección llamaba por sus nombres de pila. Cuando en público se lo consulta sobre su futuro apenas si dice que quiere tomarse unos días de vacaciones para volver a estar con su familia. “Y para saber cómo vuelvo a trabajar de lo mío”, dice. Lo suyo es, aunque parezca contradictorio con su nueva vocación política, el escenario. Allí no parece haber plafond para Midachi. Quizá actuaciones personales. “Eso es lo que me da de comer”, grafica.
En privado, ya diseña la estructura directiva del partido que va a liderar. “Mauricio se lo pidió con pocas esperanzas de recibir un sí. Miguel se subió al caballo enseguida. Está muy embalado”, confiesa el eterno ladero de campaña del cómico que puntea los nombres de la eventual conducción del PRO. “La idea es salir a recorrer otra vez la provincia para agradecer y hacer firmar afiliaciones”, explica el mismo hombre.
Del Sel ya se encontró con el gobernador electo. Fue en el restaurante del Negro, en la Rural de la ciudad de Santa Fe. Lo improvisado del momento no impidió que charlaran un rato. “Es muy simpático el Pelado”, concluyó como toda lectura política el hombre PRO. “Pero le dije que lo vamos a controlar de cerca con nuestros diputados”, le contó a su asesor Luciano Laspina cuando se sentaron a comer. En la mesa de Antonio Bonfatti, el encuentro volvió a disparar toda una discusión filosófica para desentrañar cómo es posible que alguien sin ningún perfil político (“no tiene hambre de política”, graficó un diputado del PS) casi les arrebata la gobernación. La esposa de un dirigente del oficialismo, también militante como se estila en el partido de la rosa local, participó de esa tenida gastronómica y ensayó una comparación con el personaje de Jerzy Kosinski en Desde el Jardín. Habría sido el propio Bonfatti el que la cortó en seco diciéndole: “No te equivoques. Es cierto que este tipo es un fenómeno pasajero inflado por los medios porteños. Pero el del libro era un poco bobo. Éste es bien pícaro”.
Casualidad o no, ése es el adjetivo que más usa Del Sel cuando se lo quiere hacer hablar de política: “Pícaro”. Se lo atribuye a Carlos Reutemann, a Macri y a él mismo. Es cierto que en el lenguaje coloquial es una palabra que luce sobria y apunta a cierta astucia o viveza. La Real Academia, en cambio, prefiere usarla para alguien ruin, bajo de honra y vergüenza, rastrero. En alguna otra acepción lejana se encuentra el “astuto”.
“El que es un pícaro es el Lole”, le explica a sus cercanos el ex candidato a gobernador del PRO. Está haciendo alusión a la frase que usó el ex corredor de Fórmula Uno, en la que dijo que Del Sel había aprovechado sus declaraciones preelectorales. El evidente apoyo en estos comicios del dos veces gobernador hacia el representante de Macri se trasluce en los detalles que puede dar Del Sel de los pasos actuales del senador nacional. “Reutemann se tomó unos días en el exterior para descansar en un hotel del que hablamos muchas veces. A la vuelta vamos a ir a comer un asado al campo con el Turco (Jorge) Obeid”, confiesa el cómico. ¿Juntos?, se atreve a preguntar alguien. “Yo los voy a sentar a la misma mesa, quedate tranquilo. Soy pícaro para eso. Carlos está contento de que labure para (Eduardo) Duhalde y te vas a tener que acostumbrar a verlo cerca de mí. Dame tiempo”, dice con cierto suspenso el hombre. Algunos aseguran además que la propia hija de Obeid, la legisladora electa Alejandra, ya trabaja en los cimientos para afianzar Unión PRO Federal en Santa Fe.
La pata peronista
“La conducción entera del PJ debería dar un paso al costado y renunciar ya mismo. Es la peor derrota que tuvimos los peronistas desde 1946”. Osvaldo Salomón no se anda con eufemismos. Está de campaña permanente desde hace meses porque ahora se subió al “Duhalde Móvil” para acompañar al candidato de Lomas de Zamora. “Que renuncien todos”, pide a los militantes de base de cada pueblo o ciudad que recorre. “Yo no me pienso ir del peronismo. Si me quieren expulsar por haber ido con el PRO que lo hagan. Eso sí: que me expliquen por qué no echaron a Agustín Rossi cuando estuvo con el Frepaso en el 95 o a Cristina cuando pateó el tablero en los 90”.
El presidente de la comuna de Chabás está envalentonado con el resultado electoral. Alguna razón tiene porque si hasta el propio gobierno nacional reconoce que el fuerte del PRO fue el apoyo del campo, este hombre que gobierna su pueblo desde 1999 representa genuinamente la protesta en las rutas y en todos los foros contra la resolución 125. Siente gran respeto por María Eugenia Bielsa, a la que suele definir como mal ubicada en la estructura del peronismo. Pero reclama para él ser el justicialista más votado de la provincia en la elección del 24 de julio.
Salomón dice que Unión PRO Federal vino para quedarse en Santa Fe. Y trabaja para eso. Le parece bien que Miguel del Sel presida el partido de los logos amarillos pero espera ser el otro vértice del acuerdo. Mucho dependerá de la performance de Duhalde en una semana. También del dedo omnipresente de Carlos Reutemann. “Ahí está todo bien”, suele decirles a todos. Esto podrá constatarse una vez que se superen los cronogramas electorales de 2011, ya que el 10 de diciembre él cesa en sus funciones ejecutivas en Chabás. “De algo tengo que trabajar”, bromea con su familia. Con quien lo haga demostrará sus afinidades.
Este presidente comunal sigue desconfiando del resultado de hace dos semanas. No habla de anulaciones o de impugnaciones, pero se muestra enojado y espera el escrutinio definitivo. “Resulta que discutimos el lugar de Carlos del Frade, que tuvo unos 60.000 votos, y nadie mira los muchos más votos anulados, que son casi el doble para diputados y 75.000 para gobernador. Esa cantidad cambia el resultado. En Santa Fe hay 4 por ciento de sufragios nulos. En Buenos Aires hubo apenas un 0,25 por ciento. Ni te cuento lo que pasó con los votos de los policías. Los que nos votaban venían, casualmente, sin firma. Los que iban al socialismo estaban perfectos”, le explicaba ayer a Eduardo Duhalde. El propio ex presidente trató de calmarlos y cuando dejaban el lugar del acto partidario le dijo a su eterno vocero de prensa: “Que no se nos escape Osvaldo. Lo quiero cerca después de diciembre”. Nada mal para un dirigente de una humilde localidad santafesina.