Ciudad del Este, la urbe paraguaya de la Triple Frontera, fue escenario de un insólito operativo en el que se clausuró un local en el que se vendían muñecos que bajo la vestimenta exhibían un pene. El procedimiento, fogoneado por el discurso provida de las autoridades municipales, consideró como “transgénero” a los juguetes, y por eso les atribuyó ser un instrumento que atenta contra la familia, la palabra de dios y el orden natural, según las declaraciones de los funcionarios del Ejecutivo Local.
La fiebre provida se desató luego de la denuncia de un padre que compró una de las muñecas para regalarla a su hija en el Día de Reyes y al abrir la caja se percató de que tenía pene, consignó la prensa local. “Me sentí muy indignado, muy triste porque se están vendiendo estas cosas en nuestra ciudad”, dijo el padre, identificado como Carlos Misael Bello.
Alertado por la denuncia, el abogado de la Municipalidad, Cristian Cabral, optó por clausurar los locales donde se vendían las muñecas. Para justificar la medida se despachó con que la clausura apunta a «rescatar y proteger los valores familiares y los derechos de las niñas que podrían verse afectados de manera negativa». «Lo que pueda inculcar este tipo de producto no está a favor de lo que el Paraguay protege a nivel familiar», fueron las declaraciones del funcionario, quien apeló al argumento de proteger a la niñez para justificar la clausura del local.
Ciudad del Este fue declarada “Pro Vida y Pro Familia” por la intendenta Sandra Zacarías, quien también estuvo presente en el procedimiento.
“Mientras yo sea intendente municipal (SIC) de esta ciudad no voy a permitir que se venda ningún tipo de muñeca ni objeto transgénero haciendo apología o incentivando a lo antinatural. Para mí, lo natural es lo que dios nos ha dado”, pretextó la mandataria en medio del furor de varios transeúntes y turistas.
Y agregó: “Yo creo que, respetando cualquier tipo de religión, la naturaleza está por sobre todas las cosas. Esta ciudad es una ciudad provida que habla de papá, mamá e hijos, por lo que no vamos a permitir la comercialización de este tipo de productos que cambien la cabeza de los niños”.
Una de las voces que criticó la redada antijuguetes sexuados fue la activista trans Yren Rotela, que en las redes sociales escribió que sospecha que se trata de una “estrategia fundamentalista” y que la intendencia debería ocuparse de “las diversas denuncias de corrupción y malversación de fondos, inseguridad en las calles, cosas que efectivamente atentan contra el patrimonio de todas las familias diversas”.