El Tribunal Oral Federal N° 2 de Rosario impuso este jueves condenas de hasta once años de prisión para una banda que, de acuerdo con el fallo de primera instancia, hasta diciembre de 2017 traficó cocaína y marihuana en Villa Gobernador Gálvez y la zona sur de Rosario en la modalidad de delivery.
En el juicio, que se desarrolló en parte de manera presencial y en parte virtual, intervino el fiscal general Fernando Arrigo junto a la auxiliar fiscal Federica Tiscornia, quienes habían solicitado condenas similares a las dictadas. Por otra parte, el Ministerio Público Fiscal no descartó que operaran con cobertura policial para el desarrollo del negocio ilícito “sin sobresaltos” y recordó, además, que se inició por separado una causa para la investigación del delito de lavado de activos provenientes de esta operatoria.
La condena más alta, a 11 años, fue para Diego Gentini. En el debate la Fiscalía General N° 2 consideró probado el poder territorial que ostentó la organización y reparó, además, en el acceso a armas de fuego y en que en algunos casos la actividad ilícita se desplegaba en presencia de menores de edad. La actividad era realizada por el hombre junto a su pareja, Ayelén Duré, a su vez fue condenada a nueve años, quienes fueron sindicados como los líderes.
La nómina de penas se completa con Rodrigo Rígoli (nueve años y medio); Liliana Rivero (nueve años); Ángel Elmo (ocho años); Jonatan Gentini (hermano de Diego, siete años y medio); Alan Fernández, Cintia Caballero, Alejandro Leguizamón y Antonio Silva (seis años y seis meses) y Paola Jovine (seis años). En términos generales, en estos casos la calificación legal fue la de coautores del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, agravada por la cantidad de intervinientes, publicó el portal Fiscales.
El veredicto condenatorio del TOF N°2 alcanzó también a Luciano Elmo, a tres años de ejecución condicional como partícipe secundario. Asimismo, se dispuso la absolución de otras dos personas que llegaron acusadas al juicio, en consonancia con lo postulado por el Ministerio Público Fiscal.
La sentencia incluyó también multas en unidades fijas que, en su equivalencia en pesos, oscilan entre 85 mil y 1.832.000 mil pesos, por un total cercano a los siete millones. También se dispuso el decomiso de vehículos, dinero, notebooks, teléfonos celulares y balanzas, entre otros elementos.
La pesquisa se inició con un parte de la Unidad Antinarcóticos de la entonces Policía de Investigaciones (PDI, hoy Agencia de Investigación Criminal) que daba cuenta de que en el complejo Fonavi de Rueda y Ovidio Lagos en barrio Latinoamérica se comercializaban drogas.
A pedido de la Fiscalía Federal N°1 –que intervino en la etapa de instrucción– se dispusieron tareas de investigación que finalizaron el 4 de diciembre de 2017, con allanamientos, detenciones y la incautación de material estupefaciente, dinero y material de interés para la causa.
Según esta pesquisa se determinó que en Gorriti al 800 de la vecina localidad donde se incautaron más de dos kilos de cocaína y elementos de fraccionamiento vivía Gentini y su pareja Duré. Además en los otros operativos que fueron en la zona sur de Rosario quedaron detenidos los demás miembros: en una vivienda de Centeno al 3600 arrestaron a Jonatan Gentini junto a su novia, la cual quedó fuera de la investigación por falta de pruebas. En Necochea al 2400 detuvieron a Paola Jovine y su pareja –quien falleció tras el procesamiento–y en la misma cuadra cayeron Cintia Caballero y Alan Fernández.
A ellos se les sumaron Alejandro Leguizamón, Luciano Elmo, Liliana Rivero y Ángel Elmo, todos apresados en Centeno al 2500. A su vez, Antonio Silva fue detenido en Rodríguez al 4000. En todos los operativos, las fuerzas federales y provinciales secuestraron algunos gramos de cocaína y marihuana fraccionada para la venta.
Al valorar los elementos de prueba, en su alegato la fiscalía general indicó que Gentini y Duré eran los encargados de proveer las sustancias estupefacientes al resto de los miembros de la organización; quienes fijaban la forma en que se distribuía, las cantidades que dejaban a cada uno de los encargados de llevar adelante la comercialización al menudeo y disponían la forma de hacerlo. En ese sentido, Arrigo dio cuenta de una serie de conversaciones entre los ahora condenados que demostraron la vinculación y los roles desempeñados en la organización.