Increíblemente, en la semana en la que tuvo que bajarse del Masters 1000 de Toronto, Juan Martín del Potro recibió una gran alegría: Es el número tres del mundo. El tandilense lo logró, luego de las derrotas del alemán Alexander Zverev y el búlgaro Grigor Dimitrov en el certamen canadiense.
Tras el sufrimiento, las operaciones, el retorno y el vaivén de rendimiento físico y técnico, Del Potro fue metiéndose de lleno en la elite y poco a poco recuperó su lugar y vivió los momentos más importantes de su carrera. Como éste.
Estuvo cerca de llegar al podio la semana pasada, cuando cayó en la final del ATP de Los Cabos, pero Zverev se coronó en Washington y no lo dejó. Pero esta semana el desafío se volvía a dar, aunque el tandilense se tuvo que bajar antes de debutar en Toronto por un dolor en el que es su talón de Aquiles. Después de mucho tiempo, la muñeca lo molestó y se tuvo que retirar del certamen.
Pero la historia tendría final feliz, porque Zverev y Dimitrov estaban obligados a alzar el título para no cederle el tres del escalafón al argentino, y ambos perdieron en cuartos de final. Y aunque no se festejan las derrotas ajenas, esta vez Del Potro tenía motivos para celebrarlas.
El alemán cayó 6-3, 6-7 (11-13) y 4-6 ante el griego Stefanos Tsitsipas, mientras que Dimitrov no pudo con el sudafricano Kevin Anderson, quien lo superó 6-2 y 6-2.