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Demasiado veraniego: la Lepra empató en los noventa y perdió por penales

El estreno del ciclo Larriera no mostró demasiados cambios respecto del pasado reciente, aunque aún faltan los refuerzos y que la idea del entrenador uruguayo empiece a verse en cancha

Empate en los noventa, derrota por penales. El inicio del ciclo Larriera fue un veranito en Uruguay. Un partido muy de pretemporada, donde el DT probó mucho y no se vieron demasiados cambios respecto del pasado reciente. El empate sobre la hora de Pérez Tica al menos permitió que no fuera derrota en el tiempo real de juego, aunque la sensación es que los refuerzos son necesarios para darle a Newell’s otra cara.

Los partidos de pretemporada tienen particularidades. Las excusas sobran y las exigencias quedan para más adelante. Mucho más si el escenario es la cancha de River de Montevideo, llena de imperfecciones y con un calor veraniego que adelantó el desgaste físico. Así, la primera muestra del equipo de Mauricio Larriera no debería pasarse por un tamiz demasiado fino. Hubo pautas de juego que estuvieron a la vista, un primer esquema que puede ser el utilizado en la Copa de la Liga, y algunos futbolistas que rindieron más examen que otros que se supone son titulares.

El inicio de ciclo tuvo un cachetazo rápido. Tras un córner, Scarone apareció muy solo para acomodarse lejos del área y esa soledad le dio coraje para sacar un zurdazo inatajable para Macagno. De ahí en más fue un monopolio de pelota leprosa, con Aguirre como el más incisivo en ataque, aunque sin final de jugada. Y con Guillermo May mucho más incisivo que un Genaro Rossi que dejó pasar otra chance más.

Newell’s atacó mucho, con tendencia a hacerlo por afuera, como en el ciclo Heinze. Y la tendencia de los centros volvió a ser por abajo. Dos veces estuvo May en condiciones de anotar bajo esa premisa. Primero recibió un pase atrás de Martino y remató sobre el travesaño; luego hubo una jugada similar por derecha, con asistencia de Schor, y el remate del atacante uruguayo encontró una buena respuesta del arquero Irrazabal.

Con un rival retrasado y sin muchas ambiciones, no se notó tanto la falta de un armador/conductor. Portillo fue el que tuvo más pinta para hacerlo, pero no lo tomó con mucha responsabilidad. Tal vez Ever Banega aparezca en el futuro en esa función, aunque con un esquema 4-2-3-1, la tendencia será ir más por afuera y ahí será muy importante tener al nueve de área que reclama Larriera, posiblemente el Colo Ramírez.

Los cambios descontrolados de los partidos de verano, diez por lado, desvirtuaron el segundo tiempo. Larriera quiso a ver a los pibes, pero ninguno dio indicios para inquietar al entrenador cuando tenga que definir el once del domingo ante Peñarol. El hincha leproso vio un ratito al colombiano Ordóñez y al juvenil Esteban Fernández refuerzos del ciclo pasado que no habían tenido minutos. Aunque el más interesante de los ingresados fue el pibe Chiaverano, con movilidad, criterio para la descarga de pelota e incluso presencia de área.

El gol sobre el final de Pérez Tica le permitió a la Lepra no irse con mala cara, aunque hubo una definición por penales que tuvo a muchos pibes y poca eficacia de parte de la Lepra. Aunque eso fue sólo una anécdota para llevarse el trofeo que estaba en juego.

Sólo una muestra veraniega. Un primer partido con más liviandad que novedades. Previsible, por cierto, aunque la ansiedad de los hinchas leprosos generó cierta preocupación de no ver algo nuevo. Para eso se necesitará más tiempo y la llegada de refuerzos, en especial Ever Banega y el nueve, cada vez más necesario.

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