Regatas es sinónimo de Alberto Demiddi. El remero fue todo un símbolo. Dueño de innumerables triunfos, de los cuales se destacan las dos medallas olímpicas logradas en 1968 (bronce) y 1972 (plata). Tanto fue la influencia del Gringo en el remo que su día de natalicio, el 11 de abril, se proclamó como el “Día del Remero Nacional”.
A pesar de haber nacido en Buenos Aires en 1944, siendo niño se trasladó a Rosario junto a su familia, ya que su padre recibió una oferta de Newell’s para ser entrenador de natación. Desde su llegada a la cuidad, Demiddi comenzó a desandar su pasión por los deportes de agua y practicó waterpolo y natación, disciplina en la que se consagró campeón dos veces en los 400 metros. Sin dudas que no imaginaba que años más tarde se convertiría en el remero criollo más exitoso de la historia.
Napoleón Sivieri, presidente de Regatas y quien más tarde se convertiría en su suegro, fue uno de los que tentó a Demiddi a entrenar remo. Y quizás en ese momento nació la fusión entre el hombre, el bote y el remo que tantas satisfacciones le trajo en su carrera. Alegrías y frustraciones forjaron un carácter único como deportista.
La Máquina, como lo apodaron años más tarde, comenzó a destacarse rápidamente. Y poco después se dedicó por entero a la que sería su especialidad y también su gran pasión: el single.
Con su alta dedicación al entrenamiento como bandera y los amuletos a cuesta (las medias rojas y la cadenita de Rómulo y Remo que le regalaron sus padres), la carrera deportiva de Demiddi no demoró en decorarse con una larga cadena de triunfos y títulos. Y todo alternando con su trabajo bancario. Guiado por el entrenador que lo formó y lo acompañó en sus horas más brillantes, Mario Robert, llegaron para Demiddi los títulos nacionales y la proyección internacional.
Consecutivamente, entre 1962 y 1972, Demiddi logró coronarse campeón argentino en el single y fue campeón Sudamericano 5 veces. Pero el primer gran golpe fuera del país lo dio en 1964. Fue en Inglaterra, en Henley, la Meca del remo, donde alcanzó el título de subcampéon mundial. En el mismo circuito se le volvió a negar en el 66, pero consiguió el ansiado primer lugar en 1971.
A estos éxitos deportivos, hay que agregar muchos más: los Panamericanos (en Winnipeg, Canadá) en 1967 y en Cali (Colombia) en 1971; el título europeo en 1969 (en Klagenfurt, Austria) y en 1971 (en Copenhague, Dinamarca); y el Mundial en 1970 (en Saint Catharines, Canadá). Pero además fue plata en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972; bronce en México, en 1968; y salió cuarto en los Juegos de Tokio, en su primera experiencia olímpica (1964).
Tras una trayectoria repleta de éxitos, el Gringo dejó el remo en 1974. Con ese carácter fuerte y exigente que lo distinguió sobre el bote, y lo llevó a la vez a frecuentes enfrentamientos con distintos dirigentes deportivos, Demiddi se dedicó a ser entrenador. En esa actividad estuvo desde 1975 hasta noviembre de 1999, en el Club de Regatas La Marina. Y también condujo al seleccionado nacional en los Panamericanos de Mar del Plata, en el 95.
Incansable luchador, Demiddi era un tipo al que no le gustaba perder. Pero aguantó con dignidad cuando un cáncer de estómago le ganó su última batalla. Eso fue el 25 de octubre de 2000, y el Gringo tenía nada más que 56 años. Desde aquel día, el deporte argentino se quedó, irremediablemente, sin uno de los grandes íconos del amateurismo y mayor símbolo de Regatas en su historia.