Brutales golpizas policiales, detenciones por averiguación de antecedentes, pedidos de coima y amenazas de muerte contra un grupo de menores que viven en barrio Tablada fue lo que denunciaron por segunda vez en las últimas semanas madres y vecinas de ese barrio de la zona sur, tras manifestarse desesperadas porque temen por las vidas de sus hijos ante un “abusivo accionar” que atribuyen a efectivos del Comando Radioeléctrico y de la seccional 16ª. Una de las mujeres presentó fotos de cuatro menores con visibles hematomas en sus rostros y otras partes del cuerpo, además de una colección de vainas 9 milímetros que según refirió fueron plomos policiales disparados durante la madrugada del domingo pasado, luego de irrumpir en varios domicilios sin mostrar órdenes de allanamiento ni brindar explicaciones para llevarse a la rastra a los pibes hasta dentro de los patrulleros donde “los golpearon con ferocidad”.
Fuentes judiciales corroboraron ayer que esta semana se radicaron tres denuncias en la fiscalía de los Tribunales provinciales, una de ellas presentada por el abogado del Irar (Instituto de Recuperación Adolescente Rosario) a raíz del estado en que llegó detenido un chico de 17 años. Según las fuentes, la seccional 16ª fue mencionada en la denuncia. Por su parte, el abogado particular del joven dijo estar “indignado” por el accionar del Comando Radioeléctrico, confirmó que fue muy golpeado y que fueron recolectadas declaraciones de testigos en el juzgado de Menores y que además la irrupción policial en el domicilio revocó de forma ilegal el arresto domiciliario que pesaba sobre el adolescente.
En diálogo con El Ciudadano, un grupo de mujeres que vive en inmediaciones de Ayacucho y Centeno dijo que la madrugada del sábado más de diez patrulleros desembarcaron en el barrio y mientras algunos agarraban a golpes a cada pibe que se les cruzaba otros irrumpían en domicilios y los sacaban a la rastra. “Una vez dentro del patrullero los seguían golpeando con brutalidad en la cabeza, no es justo que torturen a los chicos, es la tercera vez que hacen los mismo en diez días”, dijo una de las mujeres tras exhibir fotos de adolescentes de 14, 16 y 17 años con los rostros visiblemente golpeados.
“Entraron a mi casa. Sacaron a mi hermano que tiene una pierna recién operada, está con prisión domiciliaria acostado en su pieza. Se lo llevaron arrastrando por todo el pasillo mientras lo golpeaban pese a que gritaba: «¡Jefe, la pierna!» y era peor, porque ahí le empezaron a pegar donde tenía la lesión. Lo subieron al patrullero y le seguían pegando en la cabeza al igual que a otros menores. Empezó a salir la gente por los gritos de auxilio de los chicos, y la respuesta de los policías fueron insultos, entre ellos que nos iban a violar y que si queríamos órdenes de allanamiento que se la vayamos a pedir a la comisaría 16ª, que tiene jurisdicción en la zona”, dijo una joven de 21 años. “Yo tengo una nena de seis años, andaba con ella a cuestas porque la Policía empezó a tirar tiros y si me mata a la criatura qué hago”, agregó.
“En menos de diez días la Policía ha actuado dos veces de la misma manera, ferozmente, golpeando a los chicos con brutalidad. Yo soy vecina y no conozco a los pibes, pero me despertaron los gritos aberrantes pidiendo auxilio. Cuando salgo veo a un policía dándole golpes en la cabeza a un chico de 14 años dentro de un patrullero. Me arrimé al Comando a preguntarle por qué le pegaba si ya estaba detenido, y el uniformado lo bajó, le dio un golpe de puño en la boca, y lo subió a otro patrullero donde le siguió pegando. En total fui testigo directo de cómo golpearon a tres menores. Cuando les insistí en que dejen de torturarlos porque iba a tomar los números de móviles y denunciarlos (lo que concretó esta semana), me contestaron con groserías, insultos y amenazas”, dijo una mujer que vive en la zona tras remarcar que una cosa es pegarles un cachetazo y otra inadmisible son palizas brutales.
“Acá el problema es el abuso de autoridad. Nosotros queremos saber quién autoriza a esta Policía para torturar a los chicos. Días antes (por la madrugada del martes 4), los vecinos fuimos testigos de cómo una chica del Comando incitaba a su compañero para que matara a uno de los chicos. Le dijo «matalo en el pasillo que total un muerto más no hace nada»”, contó la mujer. En ese sentido, el grupo de madres aclararó que si bien hace mucho que son víctimas del atropello policial, antes no lo denunciaba por miedo a que la represalia fuera peor, pero que ahora tomó la decisión “porque ellos están corriendo peligro y la Policía los está amenazando”.
Entre las mujeres que denunciaron hostigamiento, maltrato y amenazas se encontraba la madre de “los Moneditas”, como se conoce en el barrio a sus hijos, uno de los cuales fue asesinado años atrás y otro está preso acusado de un homicidio. Ahora ella teme por el menor, de 17 años, y asegura que los uniformados están “ensañados” con su familia porque hay “un narco” que les puso precio para eliminarlos. “La Policía está ensañada porque quiere plata. Porque cuando están drogados y borrachos y no tiene más quieren dinero. Estamos continuamente amenazados que nos van a matar. Y no nos callamos más. Porque un día de estos la Policía me lo mata”, concluyó.