No es la primera vez: un conocido parador de la isla, al costado de la conexión vial Rosario-Victoria, fue denunciado por organizaciones ambientales ante la promoción de una nueva fiesta electrónica en el humedal, en una zona donde rigen normativas que prohíben ese tipo de actividades por su afectación al ambiente. Y no es la primera vez que el lugar, que gestiona el hijo de un conocido ganadero, es protagonista de hechos similares.
Quien haya pasado este sábado por la Ruta Nacional 174, pudo ver las grandes carpas blancas y los baños químicos ya instalados sobre a la altura del kilómetro 7, en la primera bajada yendo de Rosario a Victoria, hacia el sur. La fiesta está convocada para este domingo a la madrugada, con entradas en preventa que van, según el horario de ingreso, de 7 a 11 mil pesos. Se trata del parador que figura con el nombre Wakeland, que también promociona deportes acuáticos y está en una propiedad de Enzo Vignale, dedicado al engorde de ganado y vinculado a causas por las quemas en el Delta y construcción ilegal de terraplenes, por las cuales tiene en su contra una medida cautelar.
«Si bien no cuentan con ningún tipo de habilitación, esto confirmado por la propia Municipalidad de Victoria, las fiestas masivas en islas se suceden. Para este domingo (por el 4 de febrero), por ejemplo, esta publicitado un evento en Wakeland que comienza a las dos de la madrugada, con un símbolo de infinito como horario de cierre. Wakeland tiene como ubicación la ruta 174 km 7. Ya se dio aviso a las autoridades al respecto», señala un comunicado firmado entre otros por El Paraná no se Toca, Somos Humedal Victoria, Salvemos los Humedales Villa Constitución, Taller Ecologista y la Multisectorial Humedales Rosario.
La denuncia respectiva se hizo este viernes, Día Internacional de los Humedales, en el Juzgado Federal de Victoria, a cargo del magistrado Federico Ángel Martín. En la misma se expone la violación de la cautelar federal de protección para el Delta del Paraná que está en vigencia y solicita el “cese del estado antijurídico”.
«No contar con habilitación es hacer a gusto y piacere. Los humedales se convierten así en estacionamientos a cielo abierto, y los múltiples controles con que debería un evento que convoca a miles de personas en medio de una reserva natural se evaporan. ¿Quién controla la cantidad de personas que ingresan, la seguridad de las mismas, la edad de los ingresantes, siendo que hay expendio de bebidas alcohólicas, la disposición final de los desechos, el nivel de sonido, el apto sanitario?», sigue el comunicado que pone en evidencia cómo se viola la ley en las islas frente a Rosario.
El sitio está en la isla Deseada, jurisdicción de la Municipalidad de Victoria. Y dentro de la RUM (Reserva de Usos Múltiples) Humedales e Islas Victoria, un territorio de 376.000 hectáreas sobre el que rige un plan de manejo que establece las actividades permitidas y prohibidas. La región fue creada por la ordenanza 2.185 del Concejo de Victoria como Área Natural Protegida en 2003. En 2019, la ley provincial de Entre Ríos 10.671 la declara de la misma manera y la incorpora al Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas. También, la clasifica dentro de la modalidad de manejo
Reserva de Uso Múltiple, y prohíbe el uso de agroquímicos entre otras interdicciones.
El manejo de la Reserva está fijado por el Anexo I de la Ordenanza 4.221 de Victoria, sancionada el año pasado. Allí se explicita que «Se podrán realizar eventos cuyas características sean compatibles con el entorno del área protegida y con la idiosincrasia de sus habitantes (por ejemplo: encuentros o eventos tradicionales, eventos deportivos) exclusivamente en horarios diurnos, siempre que se garanticen los servicios sanitarios y de seguridad o resguardo de quienes participen del evento, sin exceder los aforos establecidos en los lugares habilitados por la jurisdicción pertinente, con niveles de sonido no superior a 60 decibeles medidos a 100 metros del punto que lo origina y otros requerimientos o parámetros que se fijen para el caso».
En anteriores ocasiones ya se violaron esos preceptos, en el mismo lugar: cantidad de personas, nivel del sonido y horario, ingreso de gran cantidad de vehículos entre otros. Que tampoco nadie controla. Entre otras razones, porque apenas hay una docena de agentes destinados a esa tarea en un área de casi 400 mil hectáreas, según reconoció en otros casos la Municipalidad de Victoria.
Los denunciantes afirman que el sonido de los eventos como el promocionado para este domingo se puede escuchar a una distancia de hasta 5 kilómetros, lo que sugiere un nivel que supera con creces los decibles permitidos según la normativa. Y que implica, además de alterar la fauna del humedal, perjudicar a los pobladores isleños e incluso a emprendimientos cercanos que cumplen con los preceptos de cuidado del ambiente.
ANEXO I, Ordenanza Nº 4.221, Plan de Manejo RUM Victoria (1) by https://www.elciudadanoweb.com/wp-content/uploads/2024/06/cuneo-libarona-1.jpg on Scribd
Wakeland
En julio pasado, el parador ahora de nuevo bajo la lupa organizó otras dos fiestas electrónicas. No eran las primeras, hubo otras denunciadas los sábados 12 y 26 de febrero de 2022. Ante las denuncias, el 23 de julio de 2023 hasta allí llegó personal de la Delegación Islas de Victoria y la Brigada contra el Abigeato de la Policía entrerriana. Fue cuando la fiesta estaba en etapa de “after”.
El ganadero Enzo Federico Vignale es quien tiene una habilitación municipal para el funcionamiento como parador, con el nombre de fantasía Wakeland. Pero no figura como organizador de las fiestas porque pesa en su contra una cautelar de la justicia federal.
Es que el 1° de julio de 2020, por un amparo ambiental del juez Federal 2 de Paraná, Daniel Alonso, en medio de las incesantes quemas en el humedal, se estableció “la prohibición absoluta de acciones humanas con capacidad para alterar el medio ambiente, especialmente la quema de recursos naturales, actividades que impliquen riesgo de incendio aún de carácter accidental; construcción de diques y terraplenes de cualquier naturaleza o realización de actividades que pongan en riesgo el ecosistema”. Lo que incluye las convocatorias con música, alcohol y consumos recreativos.
La argucia es una suerte de sub arrendamiento del predio a un tercero, que ante una inspección argumenta desconocer las normativas del plan de manejo y la cautelar. Al margen de otras irregularidades respecto al alquiler para el evento y la ausencia de un registro contable de la recaudación para el pago de impuestos. En algunos casos, intentan eludir la ilegalidad con el argumento de que se trata de una fiesta privada y que lo que cobran no es una entrada sino un concepto de servicio.
El evento denunciado de este domingo es promocionado por Boiler Producciones. Varias organizaciones ambientales señalan al hijo del propietario del campo al que se convoca, Federico Andrés Vignale, como quien organiza las fiestas electrónicas ilegales en el Delta. Es la cara visible de Wakeland.
El año pasado, Federico Vignale había solicitado ante el mismo juez federal Martin construir un complejo turístico en el predio de su padre, Enzo. La idea era explotar un espacio recreativo para deportes náuticos que incluía una “biopiscina”. El magistrado le reprochó haber comenzado la construcción con obras no declaradas y sin contar con el certificado de aptitud ambiental. Además, dejó sentado que cuenta con una causa que se tramita en el mismo juzgado por “desobediencia” ante la presunción de haber realizado desmonte en ese terreno. El empresario de espectáculos –también ganadero como el padre– había asegurado que no levantaría terraplenes en contra de la cautelar, y que preservaría el lugar de afectaciones ambientales, pero el 4 de mayo el juez le rechazó la autorización.