La Comunidad Homosexual Argentina (CHA) estimó, sobre los datos hasta el momento, que al cabo en 2017 los hechos de homofobia perpetrados con extrema violencia se habrán incrementado más de un 20 por ciento respecto del año anterior. La advertencia surgió luego de la agresión que sufrió un joven rugbier en el barrio porteño de Palermo, a quien una patota golpeó este viernes viernes por su identidad sexual
César Cigliutti, titular de la CHA, expresó que «lamentablemente, el hecho que tuvo como víctima a Jonathan Castellari no es aislado, porque los ataques homofóbicos no detienen su crecimiento en la Argentina, en directa vinculación con una reacción del machismo y también por la ausencia de políticas públicas para prevenir y erradicar el odio por la condición sexual de las personas», según publicó Diario Popular.
El rugbier Castellari, que se repone de la golpiza, escribió en su perfil de la red social Facebook: «Después de un día horrible, tirado en una camilla, lleno de cables, agujas y con un ojo cerrado y el otro vidrioso de tantas emociones, no quería dejar de agradecer cada uno de los mensajes que recibí, mensajes de aliento llenos de amor».
El joven juega en Ciervos Pampas Rugby Club, un equipo formado hace cinco años como el primero de la Argentina por la diversidad sexual, aunque del mismo participan heterosexuales.
Cigliutti alertó que este tipo de reacciones «siguen aumentando, no se detienen». Y lo puso en clave estadística: «Este año observamos un crecimiento que seguramente supere el 20 por ciento en cantidad de ataques, respecto a 2016, y lo sabemos en función de la gran cantidad de denuncias que nos llegan directamente y aquellas que se visibilizan de diversas formas, mediante los medios de comunicación o con la valentía de las propias víctimas, que lo cuentan en plataformas digitales», precisó.
En referencia a las causas sociales de este tipo de violencia, el dirigente de la CHA opinó: «Claramente, este esquema se vincula al paradigma del machismo, que enfrentamos todos los colectivos, como el movimiento Ni una menos. La base es la misma en cada agresión».
Cigliutti completó: «Son los mandatos, los estereotipos, los prejuicios y la ignorancia. Cabe destacar que la virulencia de los ataques es cada vez mayor en estos casos de homofobia». El contexto ayuda, siguió: «Hace dos años, la situación era distinta. Observamos una degradación social, una restauración de la violencia, y el emergente son estos casos de extremo odio».
El titular de la CHA insistió con la crítica a un Estado que se ausentó del problema: «Las organizaciones de la sociedad civil podemos seguir trabajando, generando campañas, concurriendo a instituciones para fomentar el respeto por la diversidad y la no violencia, sin embargo se requiere de una articulación con los organismos del Estado, que dispongan de políticas públicas».
Por último, Cigliutti se manifestó «absolutamente a favor de que las víctimas busquen ayuda y denuncien judicialmente» y sostuvo: «Este flagelo es gravísimo y sólo podremos superarlo si no tenemos miedo, si armamos redes y nos cuidamos para construir una sociedad mejor».
La agresión: «Te vamos a matar por puto»
Jonathan Castellari, de 25 años, volvía de bailar junto a su amigo Sebastián y se detuvo en un Mc Donald’s de Palermo –avenida Córdoba al 3100– para desayunar. Ambos juegan en Ciervos Pampas Rugby Club. Al local ingresó minutos después un grupo de 8 jóvenes de entre 20 y 25 años que comenzó a hostigar a la pareja con bromas agresivas sobre la sexualidad de ambos.
Cuando Jonathan salió hasta la puerta del negocio a fumar un cigarrillo, el grupo lo rodeó y comenzó a pegarle. Su amigo lo defendió y también sufrió lesiones, pero leves. Un enfermera del Sanatorio Güemes que está a dos cuadras del local, también circunstancial clienta, les proporcionó los primeros auxilios y los trasladó al centro de salud.
Gastón Llopart, abogado de Sebastián, relató que los agresores le gritaban a Jonathan «Te vamos a matar por puto» mientras lo golpeaban. Incluso, siguieron a los dos amigos hasta el sanatorio con insultos, y debió intervenir el personal de seguridad de la institución.
