“Quienes hacemos ciencia no somos una elite que está más allá del bien y el mal. Hay que luchar por esta vocación y este trabajo. Sino vamos a perder la soberanía nacional, alimentaria e industrial, todas vinculadas con la ciencia”. Asi habla María Cristina Carrillo, la vicedirectora de Conicet Rosario, después de darse cuenta que, con la nueva subida del dólar, un científico argentino gana cuatro veces menos que uno en Alemania o Estados Unidos.
Carrillo, también directora de uno de los más de 10 institutos de Conicet Rosario, teme estar cada vez más cerca de una “fuga de cerebros”, como fue conocido al éxodo de quienes hacían ciencia en Argentina durante la década del 90. En sus cálculos la ciencia hecha en Rosario perdió un 40% del dinero que necesita a diario desde la llegada de Cambiemos al poder. “Todos los institutos están en números rojos por el atraso de las partidas presupuestarias que deben venir desde Nación. Con ayuda de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) pudimos pasar el inverno, pero esto es insostenible”, confiesa a El Ciudadano.
“Es una consecuencia de degradar la ciencia de Ministerio a Secretaría. Bajaron el presupuesto no sólo para Conicet sino para el INTI, el INTA, el Instituto del Agua, entre otros espacios importantes para el desarrollo del país”, agrega Carrillo.
Disparados
Según la vicedirectora de Conicet Rosario, quienes más sufren la última gran devaluación post elecciones del domingo son los institutos de ciencias biológicas y físicas, que dependen mayormente de insumos importados. “No estamos pudiendo comprar nada. Nos deben mucho dinero. Los subsidios estatales no llegan y cuando llegan no están actualizados a la inflación. Menos a esta disparada del dólar. El funcionamiento de Conicet está en peligro”, aclara Carrillo.
De acuerdo con Carrillo, el salario de becarios y becarias está por debajo de la línea de la pobreza. “Y ni hablar de quienes hacen investigación y han dedicado toda su vida a esto. Eso hace que mucha gente se quiera ir”, suma la vicedirectora de Conicet Rosario.
Ante este panorama quienes hacen ciencia en Rosario unieron fuerza de los financiamientos de cada una de las líneas de investigación para compartir gastos. “Somos solidarios entre institutos, pero hay límites. Inclusive tuvimos una partida de la UNR que nos ayudó, pero no reemplaza el financiamiento estatal. El daño puede ser irreversible en cuanto a mentes jóvenes que se están yendo”, dice la científica. Carrillo está a cargo del instituto de Fisiología Experimental y docente de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR.
En diálogo con El Ciudadano, el candidato a diputado nacional por el Frente de Todos Santa Fe, German Martínez opinó: “Lo que ocurre en Conicet Rosario es la consolidación de una política de desfinanciamiento que está desde el primer momento de la gestión de Macri. Por un lado, no actualizando los salarios y equipamiento, y por el otro, la dolarización de los insumos necesarios para el desarrollo científico y tecnológico lo ponen en jaque. Además, hubo una reducción de becarios y científicos. Algunas de las personas están pensando en emigrar”.
“Hay que entender al mundo científico como el fútbol internacional. Se juega en dólares, y el científico argentino (sobre quien se han invertido para profesionalizarlo durante años) no es cuidado acá y las potencias internacionales vienen a llevárselo para mejorar la ciencia de su país. Si las elecciones de octubre son favorables a Fernández-Fernández vamos a tener que implementar una política similar a la del programa Raíces, implementado en antes de 2013 para repatriar quienes migraron”, concluyó Martínez.
Avisaron
En abril más de 140 directores y directoras de unidades ejecutoras y centros científicos del Conicet de 18 provincias, se convocaron en Córdoba para analizar la grave situación del sector. Después emitieron un documento conjunto donde exigieron «la inmediata implementación de un plan de salvataje del Conicet» y denunciaron una «política de desmantelamiento donde centenares de proyectos de investigación estaban paralizados».
Entre las principales propuestas del documento estuvieron el aumento de emergencia del presupuesto del Conicet; la prórroga de las becas de los jóvenes excluidos hasta la resolución del próximo concurso de ingreso a la carrera del Investigador Científico; la inmediata normalización del directorio del Conicet con la designación de los miembros electos y la restitución del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
El comunicado respondió a la resolución del Conicet de que sólo el 17 por ciento de los profesionales que se presentaron a la Carrera de Investigador (CIC) habían ingresado en todo el país. Rosario no escapó a la tendencia y sólo supera esa media por dos puntos. El 80 por ciento de los rechazados tiene una experiencia de al menos 7 años, becas doctorales y una investigación en marcha. Por eso, mientras celebraban el Día del Investigador, hicieron una jornada de protesta con una olla popular y una radio abierta en el Centro Científico Tecnológico Rosario (Ocampo y Esmeralda).
En Rosario sólo 13 de 67 postulantes ingresaron al sistema este año. Forman parte de los 450 en todo el país que ingresaron sobre 2.595 postulantes. Del total de ingresantes, 150 trabajarán en universidades con menos de 112 investigadores, un límite que excluye a las grandes casas de estudios como la Universidad Nacional de Rosario, que emplea a más de 100 investigadores de Conicet.
Los 450 ingresantes representaban la mitad de investigadores que entró en 2018. El ex director del CCT, Roberto Rivarola había explicado que desde la creación en 2007 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva ingresaron al Conicet un promedio de 600 investigadores por año. En 2015 de forma excepcional fueron más de 900. Con la asunción de Cambiemos las vacantes volvieron a 600 y el recorte para el 2019 anticipaba que quedarían sólo 300.