Paloma Giordano tiene 16 años y está considerada como la mejor atleta argentina en esquí náutico. El deporte que la apasiona, sin embargo, fue el escenario para un hecho dramático que ahora denuncia: un integrante del seleccionado argentino de su disciplina la abusó, dijo, cuando participaban de una clínica en los Estados Unidos. Fue el año pasado, y lo que siguió no fue mejor: estaba a días del campeonato mundial, en España, lejos de su casa y de sus padres. Cuando regresó a la Argentina, la segunda psicóloga a la que había acudido en busca de ayuda le dijo que lo que le había pasado era su culpa. Algunos de sus compañeros, agrega, la juzgaron de la misma manera. Lo que rescata es el apoyo de sus padres, que la acompañan en el proceso de hacer público lo que pasó.
Paloma vive en La Plata. En las notas periodísticas que dio para visibilizar el episodio no identifica a quien acusa como su agresor sexual por consejo, aclara, de su abogado. Sí menciona que lo consideraba casi un hermano, que eran compañeros del equipo argentino de esquí, que la conoce desde que nació y que la dobla en edad.
El abuso ocurrió el 14 de julio de 2018 en Santa Rosa Beach, al norte del estado de Florida. En un lago de Cory Pickos Ski School, donde participaban de una clínica que la Federación de Esquí Náutico y Wakeboard que se realiza dos veces al año. Paloma, en es momento, se preparaba para el Campeonato Mundial Junior IWWF, que estaba programado para principios de agosto de ese año en España.
En un momento, recuerda en su relato, quedó sola con su compañero. A sus primeras insinuaciones verbales las confundió con bromas, porque la relación que tenían le impedía sospechar otra cosa. Pero su agresor, repite en las notas, pasó de las palabras a los hechos. Ejerció violencia y no supo cómo reaccionar.
Paloma contextualiza: estaba lejos de su casa, con 15 años, en un periplo que la tenía que llevar al campeonato mundial en España para el cual se estaba –además de participar en la clínica– entrenando y en el que era favorita para quedarse con el podio en su categoría.
Los días siguientes fueron, describe, un calvario. «Me tiraba al agua y me largaba a llorar. No podía ni entrenar. Igual fui al Mundial pero me fue muy mal. Con mi nivel yo podía hacer podio tranquilamente y ni pasé a la final. No entraba en mí lo que me estaba pasando. Tenía lo del abuso, los nervios de la competencia, la edad, que había sido esa persona, que estaba tan lejos, que quería estar en mi casa», cuenta.
Paloma no presentó la denuncia en la Justicia de Estados Unidos, y en la Argentina no la puede cursar por «incompetencia en razón del territorio».
Repercusiones hubo: la Federación Argentina de Esquí Náutico y Wakeboard se enteró del abuso por parte del entrenador del equipo nacional, quien se unió a los deportistas un día después del hecho. Habló con Paloma y los otros deportistas, y acordó que ella se enfocara en la preparación para el Mundial Juvenil.
Cuando, el 8 de agosto de 2018, finalizó el campeonato, presentó un informe en Buenos Aires. La Federación convocó a los padres de Giordano a una reunión de Comisión Directiva para que hicieran la denuncia. Hecho eso, y después de ofrecerle al acusado el derecho a descargo, lo suspendió provisionalmente con la máxima pena impuesta por el estatuto, que establece seis meses por «conducta antideportiva». Es poco, pero los dirigentes consideran que es un «hecho confuso» al no haber una denuncia judicial.
Paloma no está ahora en la selección. No consiguió revalidar las marcas para ello, en medio de la situación que estaba pasando.
Sus padres la apoyaron en la etapa de superación de la violencia sufrida. Otras personas no, reprocha. Comenzó terapia con una psicóloga, pero debió cambiar cuando la profesional quedó embarazada. «Con la nueva me fue muy mal. Me decía que yo me creía especial y que seduje a la otra persona. Todo lo que había trabajado hasta ese momento se cayó, porque volví a sentirme responsable», explicó la adolescente.
Paloma tiene, al margen del deporte, una actividad intensa en las redes. Su cuenta de Instagram suma más de 52 mil seguidores. También hizo modelaje. Varias firmas le proponen hacerse fotos para promocionar sus productos. «Cuando era más chica empecé con las pasarelas, pero me llevaba mucho tiempo. Ahora prefiero estar en el lago concentrada en el entrenamiento, antes que en un desfile», señala. Su popularidad en las redes sociales es un arma de doble filo, agrega: recibe apoyo por lo que le sucedió, pero también, de nuevo, el acoso.
Sus objetivos son ahora, insiste, enfocarse de nuevo en el deporte. Participó de los Juegos de Lima 2019, pero le falta retomar su nivel. A los 10 años lideró el ranking mundial juvenil de esquí acuático. Tuvo una fuerte lesión cuanto intentaba una complicada figura durante un entrenamiento. Se fracturó el fémur, pero se recuperó enseguida y al poco tiempo estaba de nuevo en actividad. Hoy, pretende a la par superar el nuevo golpe y dar a conocer lo que sufrió para que no vuelva a pasar.